cuarenta y siete: ʀᴜɪɴᴇᴅ

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Arruinado

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Arruinado. Así es como se sentía Taehyung. Su vida se había tornado en un total y absoluto desastre en menos de un año. Cada día se sentía con menos ganas de seguir adelante, temía que más adelante las cosas empeoraran. Estaba cansado, psíquica y físicamente. Su cuerpo estaba rendido, su mente ya no podía pensar con claridad, su corazón seguía latiendo por obligación y por su autonomía porque si fuera por Taehyung, habría dejado de latir hacía tiempo.

Él no había conocido la realidad de aquel crucial dolor hasta que se miró en el espejo con lágrimas cayendo por su rostro, viendo su cuerpo marcado de aquella forma mientras se suplicaba ser más fuerte. Aquel alegre y risueño chico que una vez poseía ese cuerpo se desvaneció. Ya no quedaba ningún rastro de él, ya no se veía de la misma forma, ya no veía sus ojos brillar ni su sonrisa parecía la misma. Se había perdido a él mismo... ya no se conocía.

Ya era costumbre llorar y no se dio cuenta de ello hasta ese fin de semana. Había pasado dos días en la cama, llorando y lamentándose. Era lunes, no había ido a la Universidad, no tenía fuerzas de levantarse y no estaba claro si no las tenía por la tristeza o por la falta de nutrientes al estar esos dos días sin tomar bocado. Jungkook había estado junto a él durante todo ese tiempo, le había echo la comida pero fue en vano, ni siquiera la miraba cuando posaba la bandeja sobre la mesilla.

Jungkook estaba más que preocupado, no sólo por aquella depresión en la que Taehyung había caído, sino también por su estado físico. Había adelgazado, demasiado para estar solo un par de días sin comer. Incluso llegó a pensar en si hubo más días en los que no comió. Taehyung se negaba a hablar, la única manera que tenía el azabache de saber que seguía despierto era escuchando sus sollozos. Y sus desgarradores lloros provocaban lágrimas a Jungkook, quien no sabía cómo ayudarlo.

—Tae... Te he traído tortitas de fresa y plátano... tus preferidas...

Jungkook entró en la habitación con suma lentitud y se acercó a la cama con el plato en la mano. La poca luz que se filtraba por las persianas iluminaba la cama y pudo ver como Taehyung se dedicaba a observar por unos segundos el plato antes de cerrar los ojos. El azabache suspiró dejando el plato en la mesilla y se sentó junto a él en la cama mirándolo, entonces Taehyung abrió los ojos haciendo contacto visual con el mayor y sus ojos se llenaron de lágrimas al instante.

¡Daddy! i want to play // kooktae +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora