Capítulo 20

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Capítulo 20: Silencio, eso lo único que podía sentirse en aquellas calles desiertas y sin gente a la vista, todo estaba literalmente muerto, bajo un halo de sombras que marcaban que todo lo que antes era conocido y vivido había pasado a la historia. Literalmente era una pesadilla que no se podía despertar, cualquiera que lo estuviera viviendo, respirando o en el mejor de los casos, huyendo, sabía que ahora había una ley para un Mundo lleno de zombies y era sobrevivir, esa era la única regla de oro: La supervivencia.

- Nada. Dijo Takashi al ver con los binoculares un supuesto refugio, que ahora estaba convertido a cenizas y fuego.

- No debemos seguir en las calles mucho tiempo, también hay que descansar. Dijo Rei por su parte, ya que estaban desde hace más de 24 horas por las calles del Oeste de Tokonoso, buscando una salida, la única que habían localizado, la cual los llevaría hacia el Norte, era una que estaba a 50 kilómetros hacia el Noreste y luego para el Norte sin detenerse.

- Tiene razón Rei, Takashi, debemos movernos y buscar alguna casa para dormir. Añadió Hirano.

- Está bien, buscaremos una que sea segura, luego partiremos a la mañana, aún nos queda bastante camino por recorrer. Mencionó el joven y de ahí se pusieron en marcha en busca de algún domicilio para pasar la noche.

Estuvieron por las calles hasta que llegó el Atardecer, hasta que finalmente hallaron una casa de dos pisos para pasar la noche.

- Andando. Dijo Takashi y lo siguieron hacia el interior del inmueble, al abrir la puerta, se toparon con una desagradable "bienvenida", los cuerpos de una familia que se habían suicidado impregnaban el sitio con su sangre y la materia gris de sus cerebros el suelo y las paredes.

Pusieron un pie, mientras que sacaban de allí los cuerpos del matrimonio.

- Revisaré arriba. Dijo Aiden, quien tomó una escopeta Remington y subió las escaleras hasta llegar a las habitaciones de los hijos, al abrir la puerta, se topó con que también ellos habían cometido suicidio, pero no se habían disparado a la cabeza, sino todo lo contrario, habían tomado pastillas de cianuro para no ser víctimas de los zombies.

El Justiciero de Chicago se mantuvo frío, pero al ver a aquellos niños, le hizo temer por el destino de su sobrino Jackson y de su hermana Nicky, ya había perdido en el 2012 a Lena por culpa de aquel robo fallido que había hecho con Damien Brenks al "Hotel Merlaut" y luego cuando todo había salido a la luz, la muerte de Clara Lile, a manos de los sicarios de Lucky Quinn.

Justo en ese momento, subió Takashi por la escalera.

- ¿Algo, Señor Pearce? Preguntó el joven pero ya el Justiciero bajó las escaleras, dirigiéndose con los cuerpos de los dos niños que se habían suicidado, para que los enterraran afuera con sus padres.

El castaño vio unas lágrimas cayeron de los ojos de Aiden y mojaron el suelo alfombrado.

- "Después de lo que le tocó vivir con la muerte de su sobrina Pearce Lena, es obvio que ver una escena así donde mueren niños inocentes y sus familias, es tan desgarrador para todos nosotros" Se dijo así mismo el chico, mientras que aseguraba con Rei la planta alta.

Una vez asegurada la zona y de haber enterrado los cuerpos, Aiden se quedó afuera un rato, mirando las tumbas que habían hecho en los jardines en donde estaban descansando en paz aquellas personas, víctimas de los zombies.

- "No había llorado desde la muerte de Lena, en su funeral fue como si todo el Mundo se hubiera caído y yo estaba a merced de aquel derrumbe. Cuando cerré todas estas heridas, me prometí nunca más volver a llorar, pero con ver esto: ¿Qué clase de malditos le hacen algo así a la población civil? Sé que el propio gobierno de EEUU está metido en todo este asunto y juro que les haré pagar" Dio su palabra Aiden de acabar con la desgracia que azotaba a la mitad del Planeta de una vez y para siempre.

Sintió como unas manos suaves se apoyaban en su espalda y alguien le miraba a los ojos.

- Has visto y sobrevivido muchas veces a la propia Muerte, Aiden, pero no puedes seguir en tu Pasado. Ya como tú mismo lo has dicho, "ya quedó allí guardado", debes olvidarte de eso. Le dijo Saeko, haciéndole recordar esa frase.

- Lo haré, en cuanto vea a este gobierno asesino, mentiroso y traidor tras las rejas -Se dirigió a Saeko- Pero también tienes razón, debemos sobrevivir. Nosotros no somos los juguetes de ellos ni son nuestros dueños, no nos van a ver morir aquí a merced de lo que ellos crearon: Como dijo Takashi, vamos a escapar de allí. Respondió firme, mientras que Saeko podía sentir esa energía de esperanza.

Luego de eso, ingresaron en la casa de dos pisos, ahora era momento para tomarse un descanso, mañana iba a ser otro día largo.

A la mañana siguiente, luego de haber descansado y de aprovisionarse con comida, el grupo puso marcha hacia el Norte, rumbo hacia Vladivostok, en donde allí habría Seguridad y alejados de los muertos vivientes.

- Bueno, en marcha. Ordenó Takashi y antes que el Sol saliera, se pusieron en marcha con el Humvee hacia el Norte.

- ¿Crees que haya algún puente intacto? Preguntó Rei.

- Eso espero, de lo contrario iremos por otro camino, tal vez hacia el Oeste o el Sur. Mostró las otras alternativas, mientras que ponían en marcha el coche y salían de allí.

Estuvieron un buen rato conduciendo por las calles de Tokonoso, dirigiéndose en dirección hacia el Norte, donde esperarían encontrar la salida de todo ese horror e Infierno.

- "Todo lo que he vivido desde hace años atrás, evitando la muerte y la captura por parte de Blume y sus aliados, me convirtieron en un lobo solitario, alguien que no se deja atrapar y que se defiende en un momento de agresión. Pero en este Mundo Nuevo, donde los muertos vivientes deambulan por las calles, solo hay una regla para este sitio: La única regla, la ley de oro en este Mundo sin orden y anarquía, es matar o morir. Así se sobrevive en un Mundo de zombies" Pensó Aiden, mientras que iban dejando atrás Tokonoso, finalmente habían llegado a una autopista que no había sido alcanzada por los bombardeos de los aviones militares y el cartel verde indicaba el camino hacia el Norte, para los puertos que daban para el Oeste, hacia el Extremo Oriente Ruso: Vladivostk estaba allí, donde tal vez sus seres queridos habrían sobrevivido, pero el Justiciero de Chicago se preguntaba por su familia y sus amigos, al llegar allí, esperaría poder establecer contacto con Chicago y rogaba a Dios de que ellos estuvieran vivos.

Pronto iban a dejar esa pesadilla atrás, pero todavía no habían llegado a los puertos del Norte de Japón, por lo cual, Takashi decidió acelerar por la autopista, poniendo rumbo al destino final suyo: El escape.

City of the living DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora