City of the living Dead

Capítulo 24

Capítulo 24: Todo tiene un principio y un final, el punto de partida de la carrera, la cual había comenzado hacía meses atrás, pero ésta estaba sembrada de desgracias, muerte, sangre, destrucción, familias enteras que fueron arrancadas de los brazos, unos y otros, viviendo en carne propia la desgracia de haber sufrido toda esa pesadilla. No parecía ser un sueño, de lo contrario ya estarían despiertos y todo estaría de vuelta a la normalidad, pero, ¿dónde estaba la fuente original de todo ese comienzo?.

- La base militar "General Douglas McArthur", aquí es donde comenzó todo. Señaló Aiden, quien vio la entrada a la misma instalación, en donde se había visto que el sitio sufrió todo un ataque conjunto por los zombies.

- ¿Seguro que desea entrar? Preguntó Takashi.

- Iré, el Mundo debe saber la verdad, no puedo permitir que esta desgracia quede en el olvido. Razonó el Irlandés, mientras que iba ingresando en el sitio, portando su AK-47, en caso de ataque, pero los chicos decidieron acompañarlo.

El interior a la base militar estaba totalmente destruido, los cuerpos de los militares que la defendieron, junto con los civiles que habían buscado refugio y seguridad, yacían sin vida, como marionetas sin su portador, todos ensangrentados, muchos habían optado por la última vía: El suicidio.

¿Acaso era mejor terminar en transformarse en un muerto viviente y ser parte de sus filas de aquellas tropas infernales?. No, la respuesta era no, muchos optaron por quitarse la vida, antes de caer en manos de aquellos monstruos. También era mejor escaparse de las personas que ejercían malas influencias, que llenaban las mentes de aquellas personas inocentes para ser sus fieles esclavos, terrible desgracia para aquellos que se pasaban a las filas como por ejemplo la del Profesor Shido, pero como decía el refrán, "a cada uno le llega la hora de pagar, ya sea en la primera vida, ya sea en la segunda". Ese hombre había cometido el pecado mortal de creerse Dios, de jugar y a hacer lo que quisiera con sus seguidores, los cuales, algunos a oponerse, eran arrojados a las fieras, a los muertos, por no seguir sus instrucciones.

Fueron cruzando la zona de ingreso, las rejas estaban derribadas y el humo de los incendios se elevaban como torres en la Oscuridad de la Noche.

- Es aquí, las computadoras están en la parte del Cuartel General. Señaló Hirano, quien seguía el camino con los demás.

- Mucho cuidado, no sabemos lo que nos pueda tocar. Pidió Takashi, ya que aunque el sitio pareciera abandonado, no caían dudas de que los zombies estarían planeando algún ataque o emboscada.

- Aquí dijeron que se habían producido los incidentes con respecto a las supuestas armas biológicas que se estaban probando. Recordó Rei, tristemente en esos momentos, cuando estaban la Escuela Fujumi, donde su novio Hisashi había muerto, víctima de los muertos vivientes, al salvarle la vida de uno de ellos, recibiendo la letal mordida infectada.

- No cabían dudas de que esos "Halcones Negros" que habíamos visto en la azotea del colegio, veían para solucionar este desastre que ellos mismos nos hicieron. Refutó Takashi, mirando con odio todo el pasado ocurrido.

- Por desgracia, pero con la información que consiga de los servidores del Cuartel, podremos llevarle la verdad al Mundo. Dijo Aiden, mientras que se disponía a cumplir su misión.

- Pero qué pasará con usted. Cuando todo vuelva a la normalidad, vendrán por usted, se metió en los secretos más oscuros de la OTAN, ellos lo perseguirán como a un animal. Le mencionó Saya, era cierto, todo al resolverse, llevarían al Justiciero a las persecuciones que le harían, no solo los de Blume, sino también las esferas más altas del poder nacional.

- No me importa, ¿ellos acaso sintieron remordimiento por lo que pasó en el Mundo? No, corrieron, se ocultaron como los viles que son y siempre fueron. Nunca hay que dejarse vencer por nadie y tú lo has dicho, Saya, hay que hacerle frente al enemigo, con la frente en alto y sin miedo. Respondió con decisión y firmeza, el Irlandés, mientras que Saeko veía en él la esperanza, no solo en el Justiciero, sino en todo el grupo.