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Nerea ya salía de Indigo's colocándose su fiel chaqueta de cuero. No importaba el calor que hiciese en aquella ciudad, ella debía llevarla.

Ese día se había terminado su merienda en Indigo's más rápido de lo usual, porque la señorita no había aparecido. La pobre Mimi estaba que no daba a basto y su humor estaba peor de lo normal.

Se sacó el pelo de la chaqueta y se lo colocó más o menos, pues ahora se despeinaría igual cuando empezase a circular con la moto. Sacó las llaves y se acercó poco a poco a ella. Justo cuando se iba a montar oyó una voz que la llamaba.

-¡Nerea! ¡Nerea, espera! -exclamaba Mimi corriendo desde la puerta con la mano alzada. En ella llevaba un papel.

Nerea le extrañó. Puso su pierna de nuevo en el suelo pero no dejó de sujetar la moto.

-¿Qué pasa?- preguntó la menor.

-Verás, esta noche hay una fiesta en un pub que está en la playa. Se llama Icarus- explicó la camarera-. Te he puesto aquí la dirección y cómo se llega desde aquí. Por si quieres ir.

A Nerea todo esto le extrañaba. ¿Qué hacía esa rubia invitándola a una fiesta si no la conocía de nada? Aun así, tomó el papel.

-Es a las 9 y media. No faltes- fue lo último que dijo antes de entrar al restaurante.

Nerea se guardó el papel en el bosillo y se montó en la moto. Quizás una fiesta no era del todo una mala idea.

Mimi se recolocó el pañuelo al entrar dentro. Si conseguía que Nerea fuese, su plan saldría adelante.

···

La fiesta del Icarus habría comenzado haría una hora. La noche se cernía sobre el pub y la arena se colaba en las tablas que formaban el suelo. Era uno de los pocos inconvenientes que había de estar situado justo en la playa.

En la fiesta estaban los jóvenes habituales, bailando toda clase de música. Incluso había un grupo que tocaban instrumentos por ahí atrás. Era increíble estar en una fiesta bajo el firmamento. Más increíble era la Luna llena que había esa noche.

Pegadas a la pared, había un grupo de cinco chicas muy animadas. Todas con sus cócteles en la mano, se estaban tomando un rato para descansar, ya que no habían parado de bailar en todo el tiempo que duró la fiesta.

Mimi, que estaba en aquel grupo, no paraba de buscar a Aitana. Se había ido hace un rato al baño y no había regresado.

-¿No creéis que este año está haciendo demasiado calor?- comentó Saydi abanicándose con la mano. Las chicas estaban completamente sudadas, no solo por el calor y la humedad de Miami, también por el lote de baile que se habían metido desde que empezó la fiesta.

-¿Te estás poniendo a hablar del tiempo en una fiesta?- preguntó incrédula Claudia.

-Es un tema candente- bromeó Laura. Todas sus amigas la miraron atónitas por el chiste tan malo que acababa de hacer.

Mimi se mordió el labio negando. Qué amigas tenía. Sin embargo, no podía evitar seguir preocupada por el paradero de Aitana.

-No saques tu sentido de madre sobreprotectora- le dijo Monica al oído a Mimi. Colocó su mano libre en el hombro para tranquilizarla-. Seguro que solo se le ha acabado el papel.

Mimi quiso replicar, pero antes de que pasase, su prima apareció de la parte de atrás del Icarus luciendo su precioso vestido azul marino con brillantes.

Señorita | ifridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora