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Dejo esta nota aquí para decir que este capítulo es realmente parte del anterior, pero es que me quedó un final tan bonito que no quería alargarlo más (soy penquísima i know).

-¿Quieres dejar de ser así de crítica con cada pastel que pruebas?

-Mimimimi.

-¿Y tú eres la mayor de las dos?

Nerea puso los ojos en blanco antes de llevar otro trozo de tarta de queso a su boca.

-Solo digo que la del Indigo's es mucho mejor- volvió a saborear otro pedacito.

-Eso es porque yo trabajo ahí.

-Hombre, suma puntos- se le escapó una pequeña risita.

Aitana no pudo evitar reír y morder su labio. Mereció la pena el haber conseguido arrastrar a Nerea a una cafetería del pueblo más cercano solo por arrancarle esa pequeña risita.

Ya volvía a ser la Nerea de siempre. Su Nerea, la que había conocido y de la que se estaba enamorando. Nada tenía que ver con la temblorosa chica de la playa. Pero apreciaba que se lo hubiera contado.

Quería conocer más, saber todo acerca de Nerea Ocean. Sin embargo, había batallado tanto para contar apenas la puntita del iceberg de su historia que no sabía si saberla entera merecía que sufriese tanto.

-Realmente deberías hacerme caso en el tema respostero, señorita, porque tengo mucha experiencia- la del flequillo alzó una ceja-. Trabajaba en una pastelería en Arcadia.

Si estuviera comiendo algo lo hubiera escupido sin dudarlo. La rubia arrugó el ceño, extrañada, pero lo dejó estar.

-Se está haciendo un poco tarde, ¿no?- comentó Aitana apoyando la cabeza en el cristal de la ventana viendo cómo el cielo empezaba a atardecer.

-Ya nos vamos- aseguró mientras pedía la cuenta.

Pero la cuenta tardó en llegar más de lo que debería, al estar la cafetería llena de gente. Fuera, la noche casi les había pillado.

-¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos?- preguntó aferrándose al cuerpo de Nerea a punto de arrancar.

-Conozco un motel no muy lejos de aquí- informó la conductora-. Simplemente nos despertamos temprano y te dejo en casa de Mimi.

Asintió y se pusieron en marcha. La morena, que se sentía bastante cohibida por la carretera oscura no se despegó un milímetro del cuerpo de Nerea, que pese a ser tener cada vez menos luz conducía tan bien como siempre. En unos quince minutos consiguieron llegar al motel en cuestión.

Era uno de estos típicos moteles de carretera que se venen las películas. Aparcó la moto en uno de los aparcamientos antes de dirigirse hacia la recepción con Aitana agarrada por la cintura.

Aitana estaba algo inquieta mientras Nerea hablaba con el recepcionista. Aumentó al ver que Nerea ponía un nombre falso en el regristro.

-¿Qué haces?- susurró una vez el recepcionista se fue.

-No pasa nada. Es un motelucho de carretera, solo me han pedido el nombre porque les da igual quién sea con tal de que pague- le respondió en el mismo tono hasta que llegó el recepcionista con las llaves en la mano-. Mira, hermanita, ya podemos irnos a dormir.

Menos mal que Nerea se llevó a Aitana antes de que el señor viese su cara, pues era un cuadro digno de ver. Anduvieron por el aparcamiento antes de llegar a la 104. Nerea soltó a la morena para abrir la puerta, que salió casi corriendo a sentarse en el lado derecho de la cama.

Señorita | ifridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora