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Último capítulo antes del epílogo. Gracias por llegar hasta aquí.

Su relación fue en picado desde el día en el que le confesó toda su historia.

Nerea había renunciado al trabajo en el Indigo's y si alguna vez la veía era por casualidad, porque la rubia no quería ver a nadie.

Las pocas veces que la había visto seguía con el olor a tabaco y a alcohol y con signos de no dormir. Apenas era capaz de conseguir que se quedara con ella un rato.

Intentaba abrazarla pero Nerea huía del roce de Aitana como si su piel fuera ácido. Intentaba hablar con ella pero siempre acababan discutiendo poque no estaba bien. Intentaba convencerla de que nunca había tenido la culpa de nada que lo que le había ocurrido a pesar de que nunca la escuchaba y Nerea empezaba a herirse a ella misma verbalmente.

Con la llegada de febrero se preguntó cada día si era el cumpleaños de Nerea sin poder resolver la cuestión. Hasta se había planteado la posibilidad de levantarse a pedirle un deseo al amanecer por si acaso se cumplía.

Bajó las escaleras un día de su casa rumbo a la puerta.

—¿Dónde vas?— preguntó Cosme que estaba con Belén sentado en el sofá.

—A casa de Mimi— respondió sin pararse—. Me llamó antes para que fuera a verla. Adiós— abrió la puerta.

—No tan rápido, señorita.

Que la llamaran así hizo que se parara de inmediato y se girara para ver a sus padres.

—¿Qué pasa?

—Acércate que tu padre y yo queremos decirte algo.

Bufó de camino al sofá, donde se sentó en una esquina. Los adultos no paraban de mirarse entre sí sin saber muy bien cómo preguntar eso.

—¿Vais a decirme qué pasa?— no podía más con tantas miradas silenciosas.

—A ver— carraspeó Belén—. Esto de dar charlitas es nuevo para nosotros, además de un tema como este.

—¿Qué tema?— Aitana alzó una ceja.

Miró de nuevo a su marido antes de relamerse los labios.

—Bueno, tu padre y yo tenemos una duda desde hace tiempo. Que es solo una duda, ¿eh? No te lo vayas a tom-

—Hija— interrumpió Cosme—, ¿tú y Nerea qué sois?

Se quedó completamente muda con la pregunta. ¿Tanto se notaba? No podía llevar tanto tiempo ocultándolo y teniendo cuidado como para que lo hayan descubierto de igual manera.

Un escalofrío le recorrió la espalda al acordarse de los padres de Nerea.

—Tu padre siempre tan bruto— le dio un manotazo suave en la pierna—. Simplemente hemos visto cómo os comportáis y cómo os miráis cuando estáis juntas. Lo mismo sois solo amigas y nos hemos venido arriba.

—Queremos que sepas— Cosme agarró la mano izquierda de Aitana con ternura al igual que hizo Belén con la otra mano segundo después— que nos da igual qué seas con ella porque eres nuestra hija y lo serás siempre. La persona por la que lata tu corazón no nos hará dejar de quererte.

El nudo de la garganta se le deshizo de inmediato. Miró a sus manos entrelazados y pensó en la respuesta que iba a dar. Cuando lo tuvo claro les miró a los ojos con una sonrisilla de lado. De todos modos, una mentirijilla nunca había matado a nadie y no era tan mentirijilla cuando llevaban meses como si sí lo fueran.

Señorita | ifridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora