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EROS

Luego de que Mariam aceptara ser mi novia, decidimos regresar a la mansión escuchando música y hablando de cosas no tan importantes; por una parte me sentía muchísimo más calmado, ahora que era mi chica oficialmente, nadie se le acercaría, y por otra parte, me sentía inmensamente feliz.

—Despierta...— susurré en su oído.

Se había quedado dormida en un dos por tres.

—Déjame dormir— se quejó unida al asiento del copiloto.

—Ya llegamos, vamos, arriba

—Eres un hombre lobo, fuerte, mi mate y ahora mi novio. Cargame hasta tu habitación— ordenó con los ojos cerrados.

—Como ordene la princesa— dije con una sonrisa.

Reí cargando la y llevándola al interior de la mansión, era algo tarde por lo que supuse estarían durmiendo. Camine a la habitación, ella tenía su rostro hundido en mi cuello y su leve respiración era suficiente para ponerme nervioso; abrí la puerta con una sola mano y entramos, la acosté en la cama y ella comenzó a desvestirse.

Tal y como en la mañana la vi con ropa interior, y por la Diosa Luna es hermosa, de un tamaño normal, ojos entre verdes y marrones claros, cabello castaño oscuro, piel trigueña...

—Quítate eso y ven a acostarte conmigo— dijo levantándose de la cama.

Se deshizo de la chaqueta, sus manos bajaron por mi pecho dispuesta a quitarme la camisa, sentí sus dedos rozar con el borde del pantalón robándome el aliento, saco la camisa y quedé descubierto de la cadera para arriba.

Sonrió satisfecha, se dio la vuelta y quitándose el brasier se puso mi camisa. Se montó en la cama, y se acomodó seductora y palmeó el sitio a su lado.

Quite lo que me quedaba de ropa y me acerque dispuesto a terminar el día cómo se merece

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Quite lo que me quedaba de ropa y me acerque dispuesto a terminar el día cómo se merece.

•••

Desperté con Mariam en brazos, no había nada mejor que verla en paños menores, con mi ropa y dormida en donde siempre perteneció, mis brazos, acaricie su mejilla, seguía dormida y parecía un ángel, mí ángel.

«NUESTRO ÁNGEL» dijo Lee.

«Si, si, nuestro...» respondí perdido en ella.

«Se ve tan sexy...» comento sintiendo como tomaba el control de mi cuerpo.

«Lee...» le llame advirtiéndole.

«Ya se, ya se» se sentó como si hubiese sido regañado, lo entendía, desde el día en que la vio por primera vez quise hacerla mía, sacudí mi cabeza alejando esos pensamientos.

Ella se movió en mis brazos, sus pechos rozaron el mío, trague saliva fuertemente, ¿cómo soportaría la luna llena? No podría, sería demasiado.

ALPHA EROS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora