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MARIAM

Sonrío y me acerco a él.

—Quiero esto. No te detengas, por favor— lo beso y él corresponde, acercándome a su pecho.

Quito su corbata, acaricio sus músculos por encima de la camisa blanca, separamos nuestros labios y lo miro a los ojos.

Toma mi mano y besa la palma de esta, muerdo mi labio algo nerviosa, él solo se concentra en mi pecho, comienza a bajar el tirante del vestido, dejando mi hombro izquierdo descubierto, hace lo mismo del otro lado y baja el cierre del vestido, logr...

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Toma mi mano y besa la palma de esta, muerdo mi labio algo nerviosa, él solo se concentra en mi pecho, comienza a bajar el tirante del vestido, dejando mi hombro izquierdo descubierto, hace lo mismo del otro lado y baja el cierre del vestido, logrando que todo mi pecho quede sin ropa alguna.

—Hermosa— sonríe y me besa, me recuesta en la cama y quita por completo el vestido.

Dejándome en bragas.

Me sonrojo, y lo jalo hacia mi para devorar sus labios mientras desabrocho los botones de su camisa y él acaricia mis senos de una manera erótica, enviando mucha tensión por todo mi cuerpo.

—Mhm— sus besos bajan por mi cuello, saco la camisa de su cuerpo y la lanzo lejos.

Acaricio sus hombros tensa, sus labios recorren mi clavícula tomando todo el tiempo del mundo, bajan pacientemente por mi pezón derecho y cuando alcanza meterlo dentro de su boca me arqueo hacia él, su mano atiende mi otro seno, dejándome con ganas de más.

Luego de saborear mis senos a gusto, regresa a mis labios, robándome el aliento, sus dedos se aferran a mi cadera y su erección roza mi piel expuesta, aumentando mi grado de excitación.

—No sabes cuánto te deseo. No tienes idea— suspiro y lo miro a los ojos, amarillos.

—Yo también te deseo— admito, sin apartar la mirada su mano se cuela en la tela de mis bragas.

Acaricia mi clítoris, y gimo deseando más de su tacto, toma mi boca sin dejar de acariciarme, gimo en su beso, rompe la tela y clavo las uñas en sus hombros asombrada.

Sonríe pícaro.

Se deshace de los restos de tela y abre mis piernas, suspiro, siento su mirada en todo mi cuerpo recorriendo cada parte de el y logrando tensarse muchísimo más.

—¿Vas a quedarte mirando?— pregunto mordiendo mi labio.

—¿Quieres que te haga algo?

Trague saliva, mierda.

—Sinceramente no lo sé. Haz lo que quieras— digo y su sonrisa se agranda.

—Yo tengo el control— susurra y se coloca entre mis piernas, devora mi boca.

Baja sus besos hacia el sur de mi cuerpo, y como hace unos minutos tomándose su tiempo hasta llegar a mi sexo.

—Diablos— en voz baja suspiro, al sentir su lengua en mi entrepierna.

ALPHA EROS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora