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MARIAM

Todo paso a alta velocidad, el auto contra mi cuerpo, la caída y bueno... ¿Qué más puedo decir? Ahora estoy en una camilla de un hospital, el mismo en donde se encuentran mi madre y mis tíos, Eros está delante de mí en una silla inquieto, soy un desastre de dos patas que se suma a problemas más importantes.

—¿Cuando me darán de alta?— pregunto impaciente.

No llevo ni un día aquí.

—Cuando el doctor diga— está preocupado, lo sé, y no ayudo para nada.

—Lo siento, no debí haber reaccionado así— digo mirando al suelo.

—No es tu culpa, de ninguno de los dos

Se arma un silencio, él revisa su teléfono, atacaron a Luna Real y en vez de estar allá, está aquí, por mi... Abro la boca dispuesta a decir varias cosas pero entra el doctor a la habitación.

—La señorita Acosta está "bien"— dice revisando sus papeles— Un golpe en su cabeza la dejo inconsciente por unos minutos, su hombro derecho está lesionado, al igual que la cadera y la rodilla de ese lado— pudo ser peor— Por lo que necesita reposo, mínimo dos semanas y eso sería todo. Tendrá que tomar estas pastillas y le daremos de alta— suspiro, dos semanas de reposo... Misión imposible.

Se retira de la habitación y se forma el silencio.

—Si tienes que ir a Luna Real, ve— digo seria.

«Aunque no me gustaría alejarme de él».

«¡Basta! Debe ir».

Mira a la nada confundido.

—No me voy a ir sin ti— lo miro sorprendida.

—Pero la manada...

—Leo ya está en camino, Beatrice se quedó aquí por Trevor y nosotros iremos para allá cuando el doctor lo indique— me explica.

—La manada importa más, yo estoy bien

—Se que estás bien, pero la manada nunca va a ser más importante que tú

Decidí dejar el tema, ninguno daría el brazo a torcer, una enfermera pidió que Eros firmara (ya que soy menor de edad) para salir de alta. Rápidamente vi a mis tíos y a mi mamá, asegurada de que estaban bien, me fui con Eros a la manada.

•••

—¿Todo bien?— pregunta Eros.

—Si, estoy aburrida. Es raro estar sola— me quejo.

Acaba de volver de revisar la manada, me dejó en "nuestra" habitación ya que tengo que reposar, aunque se le hará muy díficil mantenerme en una cama.

«Si se quedan con nosotras no me quejo», de nuevo esa voz.

«¿Quién mierda eres?».

«Soy Akira, tu loba».

«¿¡Qué!?».

—¿Estás bien?— pregunta mirándome preocupado.

—Si... Creo...

«¡Claro que si!».

«¿Cómo es que te oigo?».

—¿Segura? Por qué no parece

—¿Es normal que oiga a mi loba sin una transformación?— pregunto y me mira sorprendido.

Sus ojos se tornan amarillos, Lee tiene el control.

«¡Estamos hablando!» chilla.

«¿Qué?».

—Dice que después del golpe en tu cabeza puede comunicarse contigo— dice serio— ¿Eres una cachorra?— me pregunta.

—No lo sé, solo Joy y mi madre podrán responderlo— digo— Aunque tal vez nos quedemos con la duda, hace mucho que no veo a Joy— recuerdos agridulces en mi mente...

—¿Joy?

—Si, mi otra... madre— digo algo incómoda.

No dice nada, por ende todo queda en un silencio incómodo.

—¿Joyce era mujer?

—Si, y la mate de Abbey— digo, nadie se lo esperaba que Joyce y mi madre fueran pareja.

—No lo sabía

—En su momento fue una fuerte noticia, decidieron mantenerlo en secreto— hasta para su hija— Todos pensaron que Joyce era un hombre. Pero basta, no creo que sea una cachorra— cambio de tema.

—O tal vez si lo eres y tu transformación se "activo"— explica, suspiro y me hundo en la cama.

—O solo me volví loca...

¿Acaso no bastaba con el ataque? Mi vida nunca será normal, se acuesta a mi lado.

—¿Cómo está la manada?

—Bien, ya resolví todos los problemas— dice mirándome.

Nadie habla, pero no hay un silencio incómodo, solo nos miramos y acaricia mi cabello.

—¿Sabes algo sobre mi familia?

—Si, Beatrice llamo a Leo, dijo que todos estaban bien, pero tienen que ir a Luna Fuerte. Pero tú te quedaras aquí

Lo último no me sorprendía, y tampoco quería alejarme de él pero luego estaba mi madre, mis tíos y la manada... Ambos ahora son mi familia.

—¿Quieres ir con ellos?— pregunta acercándome a su pecho.

—No lo sé, no quiero dejarte

—Puedo acompañarte, además no puedes ir sola, sigues en reposo— voltee los ojos, bendito sea el reposo.

—No me mantendrás en cama por mucho

—¿Segura?

—Muy segura— me acuesta boca arriba y se coloca encima de mí.

—No deberías estar tan segura— besa mi cuello mientras habla.

—Sigo en reposo, ¿sabes?

—Que graciosa— me da un beso corto— Sino fuera por tu reposo algo se hubiese repetido, pero solo por eso te salvas— besa mi nariz y se levanta de la cama.

—Oh claro que sí

—Arreglate que ya es hora de dormir

—Si, papá

Me mira serio, con su cepillo de dientes en la boca, lo acepto mal chiste.

«A Lee le gustó».

«Creo que no me acostumbrare a esto».

Sonrío y él niega, se da la vuelta y regresa sin el cepillo, se acuesta a mi lado y voy al baño, luego de asearme me coloco a su lado para dormir, recostando me de mi hombro no adolorido, lo miro a los ojos, vaya día.

—Descansa— besa mi frente— Te quiero— dice abrazándome.

—Yo también te quiero— susurro  apegándome a él.

Me duermo, algo más relajada y tranquila, mañana será un día muy largo, lo presiento; pero basta por hoy, disfrutaré mi sueño en los brazos de Morfeo.

ALPHA EROS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora