2.- El hijo de Dios

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La sala del penthouse de Lucifer estaba llena, todos los jóvenes se habían reunido allí después de que él se los hubiese pedido

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La sala del penthouse de Lucifer estaba llena, todos los jóvenes se habían reunido allí después de que él se los hubiese pedido. La luz del sol iluminaba la estancia, pero el día estaba nublado, por lo tanto, el destello del astro rey no era un problema.

— ¿Hermano? —preguntaba Lissandra una vez se acomodaba en el sofá.

— No sé por qué no me sorprendo —dijo Malia—, los ángeles tienen tantos hermanos que mi cerebro ya me dice: no te sorprendas, ya es el pan de cada día.

— Prácticamente es así... —contestó Lucifer.

— ¿Cuantos ángeles se supone que hay? —preguntó Josh mientras recorría la sala.

— Es un número casi infinito, decir una cantidad exacta es imposible, el paraíso no tiene fin y cada día se crean nuevos ángeles... así que la cantidad exacta solo la conoce Dios —respondió el sujeto que apenas habían conocido.

Sky no le quitaba la vista de encima.
— ¿Vienes del cielo? —preguntó.

Lydia se cruzó de piernas mientras observaba al supuesto hermano de Lucifer.

— Pienso que la pregunta correcta seria ¿Eres un ángel?

— Si y no, no realmente... —Respondió—, vengo de allí, al igual que Miguel y Lucifer.

— ¿Y qué haces aquí? —preguntó Rose.

El sujeto observó a Rose por unos segundos antes de sonreírle.
— Estoy aquí con el mismo propósito que ustedes tienen, enfrentar al Apocalipsis.

Iván arqueó las cejas.
— Entonces que ¿Ya no vamos a intentar detenerlo?

— Se supone ese era el objetivo —comentó Teresa.

— El apocalipsis desde el inicio fue inevitable, además cuatro de los siete sellos ya fueron destruidos, los tres restantes son Verrier, el alma oscura... y el anticristo. Estos dos últimos deben ser destruidos y quedando un solo sello, la tela que separa la paz del apocalipsis es diminuta.

— ¿Dices que aunque un sello se mantenga intacto el apocalipsis llegará de todas formas? —preguntó Verrier.

— Básicamente.

Lydia bufó.
— Genial, ahora resulta que todo fue en vano.

— No todo. Destruyeron a un grupo que para muchos era inmortal, eso los hace importantes dentro de este conflicto.

Alex bufó.
— ¿Importantes? —dijo antes de reírse falsamente—. Estoy seguro que lo más quieren ahora mismo es aniquilarnos.

— Es verdad, puede que tampoco tengan una sola pizca de respeto.

Collin soltó una risa algo triste mientras arqueaba una ceja.

— Apreciamos tu sinceridad.

— Sin embargo a lo que me refería era a su presencia dentro de este conflicto, su importancia partió de nula a algo más notorio —aclaró el sujeto.

Danfield Ville 5: Apocalipsis ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora