Laura
Ross me regala una de sus malditas sonrisas quitabragas y yo no puedo dejar de mirarlo. Estoy pensando en mandarlo a la mierda, insultarlo, lo que sea, pero nada sale de mi.
— ¿No me vas a invitar a pasar? No ha sido un viaje precisamente corto. — me dice.
— ¿Qué haces aquí? — le pregunto.
— Necesitamos hablar sobre Maddison.
— Eso fue lo que dijiste la última vez y me terminaste ofreciendo dinero para que nos marcháramos. Nos vamos, ¿y ahora te apareces en mi departamento?
— Me gustaría darle mi apellido a Maddie.
Suelto una carcajada sin una pizca de diversión y sé que ya lo estoy irritando. Bien. Amo hacerlo.
— Maddie jamás llevará tu apellido. — le digo, fulminándolo con la mirada.
— Déjame ser parte de la vida de mi hija, déjame arreglar las cosas y ser el padre que ella se merece. No la prives de tener un papá, sabes que me necesitará en el futuro.
— No, no te necesitará. Necesita un padre, y tú jamás podrás serlo, no el que ella se merece.
— Laura... Estás cometiendo un error.
— ¡Vete de mi departamento, Ross! — le grito, furiosa. — Tú no eres nadie para juzgar mis decisiones, no cuando la rechazaste y me insultaste en frente de todo el mundo. Tenemos nuestras vidas acá y tú no perteneces. ¡Vete!
¿Quién se creía para presentarse aquí?
— Laura...
— Ross, te juro que si no te vas ahora mismo... — comienzo a decir pero una voz infantil me interrumpe.
— ¿Papi? — pregunta Maddie, con Abby detrás de ella.
Suelto un bufido. Perfecto.
— Hola, hija. Papá y mamá están hablando ahora mismo, ve a tu cuarto... Prometo que luego iré un rato a hablar contigo y si quieres te leo un cuento. — le afirma. Lo miro indignada. Jodido imbécil.
— ¡Me encantaría! — exclama, emocionada, y se va corriendo a su cuarto.
— Lo siento... Intenté detenerla pero... — murmura Abby, mirándome con culpabilidad.
— Está bien, no pasa nada. — respondo y vuelvo a mirar a Ross. — No puedes prometerle cosas así a mi hija cuando luego desaparecerás de su vida.
— No voy a desaparecer de su vida, Laura. Por favor, tomemos un café y hablemos. Intentemos solucionar esto. Tenías razón, me iba a terminar arrepintiendo... Y espero que no sea demasiado tarde para pedirles una segunda oportunidad. — dice y parece realmente sincero.
Me debato entre si aceptar su oferta o cerrarle la puerta en la cara. Si fuera por mi, ni siquiera lo dudaría antes de mandarlo a la mierda nuevamente. Pero él no me estaba pidiendo una oportunidad para estar conmigo, me la estaba pidiendo para hacer las cosas bien con Maddie y yo sabía la ilusión que le hacía a ella tener a Ross en su vida, tener a ese increíble papá que yo le dije que Ross era.
— Lamento la demora, un imbécil me ha averiado la llanta de mi auto cuando me detuve a unas cuadras de aquí para comprarle algo a Maddie y... — murmura Matt y se detiene al ver a Ross. — Déjame adivinar. Fuiste tú.
— ¿Qué? Me ofende que pienses eso de mi, Matt. Ni siquiera sabía que estabas con Laura, ¿arriesgándote a un corazón roto otra vez? — le pregunta sonriendo de lado. — Deberíamos juntarnos a recordar viejos momentos...
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Losing You
RandomRoss Lynch tenía todo lo que podía desear: personas que lo amaban, una increíble mujer a su lado y un trabajo soñado. Sentía que, después de tantos años, al fin las cosas se acomodaban para él y no se arrepentía de lo que había hecho. Incluso si hab...