8. Sorpresa

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Laura

En cinco días sería el cumpleaños de Maddie y estaba realmente atrasada con los preparativos. Afortunadamente, contaba con Abby para ayudarme porque sino estaría llorando y pensando que soy una madre terrible.

— ¿Mal día? — pregunta James, mi jefe, mientras ingresa a la oficina.

Dejo los papeles encima de su escritorio y suelto un suspiro.

— No te das una idea. — respondo.

Sus ojos azules me examinan y me sonríe levemente. — Toma asiento. Charlemos un rato.

Mi corazón se detiene al escuchar aquello. ¿Me iba a despedir? Obedezco, temerosa por sus siguientes palabras.

— Veo que estás demasiado estresada entre la empresa, tu hija y el padre de la niña. Déjame ayudarte, puedo darte menos horas de trabajo y pagarte como si cumplieras las habituales. Puedo quedarme con Maddie si así lo quieres o ayudarte con su fiesta de cumpleaños, no es molestia para mi.

— James, realmente lo agradezco... Pero ya me has ayudado demasiado durante estos tres años. Me has dado un trabajo cuando más lo necesitaba, y ni siquiera lo merecía. Era un completo desastre.

— Eres la mejor secretaria que he tenido, Laura. Te lo juro. Eres mi amiga y sabes que siempre estaré para ayudarte, veo que estás cargando demasiado sobre ti misma y solo quiero alivianar esa carga. Déjame al menos comprar lo que falta para la fiesta de cumpleaños de Maddie y la podemos llevar a cenar a ese restaurant que ella adora.

— ¿Estás seguro? No eres su padre, no nos debes nada.

— Me encantaría hacerlo. ¿Qué te parece esto? Mañana vamos a buscar a Maddie juntos, la dejamos con Abby y vamos a comprar las cosas que faltan para su cumpleaños. A la noche vamos a cenar. Dejaré libre la agenda para la tarde así puedo dedicarme a ustedes dos.

— De acuerdo... Gracias, James. Eres un gran amigo.

Él baja la mirada y sonríe levemente mientras asiente. Me levanto de mi asiento para seguir trabajando, más tranquila que esta mañana. Contaba con personas que me querían ayudar y amaban a Maddie. No tenía a Ross conmigo, pero al menos no estaba sola.

— Ese hombre está enamorado de ti. — dice Abby, mientras estamos cenando.

— ¿James? No. Es sólo mi amigo. — respondo.

— Laura, ¿realmente no te das cuenta? James se muere por ser tu esposo y el padre de Maddie.

— ¡Por supuesto que no! Abby, es mi jefe. Jamás permitiría que pasara algo entre nosotros.

— No es solo tu jefe. Ninguno de mis jefes ha pagado la fiesta de mi hija ni me invita a cenar.

— Somos amigos simplemente, Abby.

— No todos son como Ross, ¿lo sabes, verdad?

Bajo la vista a mi plato y suelto un suspiro. — No sé a qué te refieres... — murmuro.

— No me contaste toda la historia, solo sé que tú realmente lo amaste pero él te dejó por otra chica. Entiendo que puedas llegar a tener tus inseguridades, que te cueste confiar en los hombres luego de lo que ese imbécil te hizo pero no te puedes cerrar así.

— No me estoy cerrando. Me he reencontrado con un hombre en New York y me ha prometido venir este fin de semana, pero aún no me ha llamado. James un gran sujeto pero es mi jefe y no arriesgaré el futuro de Maddie por un hombre.

— ¿Has conocido a un hombre y no me lo has contado? ¡Zorra! — exclama y yo suelto una carcajada.

— Baja la voz. Maddie duerme. — le digo y en ese momento mi celular suena.

— Te ha salvado la campana pero creéme que no por mucho tiempo. — me advierte y yo ruedo los ojos riendo mientras atiendo la llamada.

— ¿Si?

— ¿Sabes? No recordaba que Inglaterra fuera tan hermosa de noche, ya tengo el sitio perfecto para llevarte a cenar. — dice una voz masculina y yo jadeo sorprendida.

— ¿Matt? — pregunto y Abby me mira boquiabierta.

— Lamento no haberte llamado antes. Mis socios están buscando mi cabeza por dejarlos plantados por una chica. Claramente no entienden que he estado loco por ella desde que era adolescente.

Sonrío enternecida. — ¿Quieres que te muestre la ciudad de noche? Realmente quiero verte.

— Me encantaría. Mándame la dirección y estaré ahí en seguida.

— De acuerdo. Nos vemos, Matt. — me despido y sonrío ampliamente. — Iré a prepararme. Saldré con Matt.

— ¡Jodida mierda! Ve a cambiarte y a preparte. Yo me quedo con Maddie. — ordena, emocionada.

Asiento y le mando a Matt mi dirección por mensaje para después ir corriendo a mi habitación. Mi teléfono suena anunciándome un mensaje nuevo.

Me lleva media hora alistarme por completo y agradezco internamente el bendito tráfico de Londres un viernes por la noche. Abby me está mirando con una amplia sonrisa.

— De acuerdo, te diré. Era el mejor amigo de Ross, nos acostamos dos o tres veces. Él se enamoró de mi pero yo no estaba interesada, aunque no me lo dijo. Ross se dio cuenta de que Matt se había acostado conmigo y se pelearon, en esa pelea, Ross me dijo que Matt estaba enamorado de mi y yo debía decidir con quién me quedaría. Joder, fue un momento de mierda. Matt ni siquiera lo negó. Elegí a Ross y él se cambió de instituto, no lo ví hasta hace unos días. — le comento.

— Oh, Dios... Pobre chico.

— Si, lo sé. Fui una mierda con él, no me lo merezco... Pero esta vez haré las cosas bien. Es realmente amable y dulce, y adora a Maddie.

— ¡Team Matt! — exclama.

Ruedo los ojos riendo y en ese momento suena el timbre de nuestro departamento.

— Debe ser Matt. Nos vemos, Abby. Si necesitas algo, llámame. Trataré de no volver muy tarde.

— Laura, no vuelvas. Pasa la noche con ese adonis.

Suelto una carcajada. — De acuerdo. Muchas gracias, en serio.

Tomo mi bolso y me doy un último vistazo en el espejo, satisfecha con mi imagen. Llevaba el cabello suelto y un vestido negro sencillo que me llegaba por encima de las rodillas.

Me dirijo hacia la puerta sin poder evitar mi sonrisa pero esta se borra cuando abro la puerta.

No era Matt quien me estaba esperando.

Era Ross Lynch.

Losing YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora