Laura
Sabía que estaba siendo débil, sabía que esto no era lo que James quería para mi. Pero ni siquiera puedo estar con Ross. Siento asco de mi misma.
Amaba a James, sé que lo hice, pero jamás logré demostrárselo como se lo merecía. Me sentía una mierda.
— James... Soy yo, por décima vez en el día... Por favor, si escuchas este mensaje... Llámame. Necesito saber que estás bien, que aún no estás muerto... Por favor, despiértame de esta pesadilla. — ruego, sollozando y rompo a llorar mientras tiro mi celular lejos de mi.
Ya no soportaba esta situación. Abby estaba cuidando de Maddie, incluso se la ha llevado a Disney para distraerla de toda esta situación de mierda.
La puerta de mi casa suena y me toma cada gramo de voluntad secarme las lágrimas y levantarme para abrir. En cuanto lo hago, desearía no haberlo hecho.
Mary está con una nota en su mano y llorando desconsoladamente, se la veía angustiada y furiosa.
— Has jodido mi vida desde el primer momento en el que llegué al instituto. Estoy cansada de tu mierda. Jamás has podido tolerar la idea de que Ross estuviera con alguien más. Lo amaba, realmente lo hacía... ¡Y tú te has entrometido! Esa noche me eligió a mi, pero, ¿sabes lo odioso que era que gimiera tu nombre cada vez que me hacía el amor? ¿Que mirara fotos tuyas y sonriera? Jamás he podido deshacerme de ti en nuestra relación y eso me ha llevado a ser alguien peor que tú. Me has convertido en la perra de la historia, cuando yo solo era una adolescente virgen que llegaba a la ciudad tras la muerte de su madre. Me has arruinado, y espero que tú y Ross jamás sean felices. — me dice, enojada.
— Mary... ¿Qué diablos te sucede? No veo a Ross hace tres semanas.
— ¡Deja de mentirme! Sé que está en camino hacia aquí, sé que esta vez está decidido a quedarse contigo. No lo permitiré.
Mary está fuera de si, incluso llega a dar miedo.
— Mary... Cálmate... No he hablado con él, yo estoy llorando a alguien y no tengo ganas de estar con Ross en estos momentos. No después de todo el daño que hemos hecho. Lo siento, Mary... Por haberte convertido en esto. Eras realmente dulce y buena, y yo te arruiné. Lo siento. — respondo, calmadamente.
— Vete a la jodida mierda, Laura. — dice, antes de marcharse. Pero se detiene a medio camino y me mira. — ¿Sabes? Ross siempre ha sabido de Maddie. Vanessa vino a buscarlo un día, llorando, y le contó que estabas esperando su hijo. Él le dijo que no le interesaba, que le daría el dinero para que las lleve lejos y las borrara de su vida. Siempre lo supo, Laura, y nunca las quiso.
En ese momento, mi corazón se hace trizas. Mis ojos se llenan de lágrimas y me cuesta procesar esto.
— ¿Qué...? — susurro, con la voz rota.
Ella sonríe de lado y se sube a su auto para después marcharse y dejarme con el corazón destrozado.
Ross siempre supo de mi embarazo. Ross siempre supo de Maddie. Él nos rechazó y Vanessa lo ocultó, nos subió al primer vuelo que encontraron y nos mandaron lejos.
Estaba furiosa, pero sobre todo, destrozada. Me cuesta respirar y las lágrimas son incontrolables.
Ross jamás nos quiso, y era hora de entenderlo.
Tras la visita de Mary, mi humor no mejoró ni un poco y sea quien haya decidido llamarme ahora mismo, ha cometido un grave error.
— ¿Qué diablos quieres? — contesto y siento una risa familiar.
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Losing You
RandomRoss Lynch tenía todo lo que podía desear: personas que lo amaban, una increíble mujer a su lado y un trabajo soñado. Sentía que, después de tantos años, al fin las cosas se acomodaban para él y no se arrepentía de lo que había hecho. Incluso si hab...