Ross
Me despierto antes del amanecer y sonrío al ver que Maddie se ha pasado con nosotros en algún momento de la noche. Acaricio su rostro con suavidad y ella sonríe dormida mientras se acurruca más en mi.
Me levanto, con cuidado de no despertar a mis chicas, y salgo al balcón del hotel tras ir al baño. Suelto un suspiro y observo la vista de París.
Jamás pensé que sería tan feliz como ahora. Pensaba que mi vida estaría completa con el éxito de mis negocios. Joder, que equivocado estaba. Siento unas manos rodearme por detrás y beso el anillo de compromiso que descansaba en el dedo anular de Laura.
Esto era la verdadera felicidad. Ahora mi vida estaba completa.
— Te has despertado temprano hoy... — murmura, besando mi mejilla.
Sonrío y la guío hacia mi regazo, ella no tarda en acomodarse allí y abrazarme por el cuello.
— París es hermosa... — susurra.
— ¿Recuerdas cuando te dije que quería comparar todas las bellezas del mundo contigo, que para mi ninguna te igualaba?
— ¿Retiras lo dicho? — pregunta sonriendo de lado.
Acaricio su mejilla y la atraigo hacia mi para besarla.
— Ahora lo puedo decir con total seguridad. — afirmo, y ella sonríe sobre mi boca.
— Espero que opines lo mismo en unos meses... — responde, y lleva mi mano a su vientre.
La miro boquiabierto. — ¿Estás...?
— Estoy de dos meses. — anuncia, y yo acaricio su vientre con lágrimas en los ojos. — Ross...
— Me haces tan feliz... No lo merezco... — murmuro, emocionado. — Te amo tanto...
Laura sonríe y me besa con ternura, le correspondo el beso mientras ella acaricia mi mejilla, borrando el rastro de cualquier lágrima que se me haya escapado.
— Te mereces ser feliz, Ross... Deja el pasado atrás, y vive conmigo... — susurra.
Asiento y le sonrío. — Siempre. — le prometo, antes de besarla nuevamente.
Ella se acurruca más en mi mientras vemos el amanecer, con su cabeza sobre mi pecho, y yo reparto suaves caricias por su cuerpo, especialmente su vientre. No podía creer que ahí se estuviera formando una nueva vida, que Laura y yo habíamos creado con nuestro amor y esperábamos con felicidad.
— ¿Puedes creer que hoy seremos marido y mujer? — me pregunta, en voz baja.
— No... — admito, y ella me mira. — Pensé que te perdería, que te marcharías de mi lado y contigo te llevarías cualquier posibilidad de ser feliz y amar de verdad... Porque créeme que contigo he conocido la felicidad absoluta y jamás he amado a alguien del mismo modo en el que te amo a ti. Eres única para mi.
— Jamás me perderás, Ross... — me promete. — Hoy nos casaremos y seremos felices juntos, tendremos un matrimonio lleno de felicidad, pasión, confianza y amor. Les daremos a nuestros hijos la familia que nosotros jamás pudimos tener. Lo quiero todo contigo.
Sonrío ampliamente y la abrazo, antes de besarla. — Te amo...
— Yo también te amo. — responde, sonriendo ampliamente.
— ¡Adivinen quién se casa hoy! — exclama Maddie, con una amplia sonrisa, saliendo al balcón.
Suelto una carcajada y Laura la toma en brazos para sentarla en su regazo. Las abrazo con fuerza mientras las acurruco en mi.
— Hoy mami será una Lynch. — dice, entusiasmada.
— Ella siempre ha sido la futura señora Lynch... — murmuro, sonriendo, mientras acaricio la mejilla de mi prometida.
Laura me sonríe y me besa con ternura, antes de abrazar a Maddie y disfrutar de la hermosa vista que nos ofrecía París.
Algunos sueños tardan más en llegar que otros, pero sin dudas había valido la pena esperar por este, para tener al amor de mi vida en mis brazos y una familia a su lado.
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Losing You
RandomRoss Lynch tenía todo lo que podía desear: personas que lo amaban, una increíble mujer a su lado y un trabajo soñado. Sentía que, después de tantos años, al fin las cosas se acomodaban para él y no se arrepentía de lo que había hecho. Incluso si hab...