Escape casi perfecto

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Dalla

Esdir me saco a rastras del baile y me llevo hasta la cabaña en el risco, me empujó dentro y cerró la puerta detrás de él.

-Luces muy hermosa hoy-sus palabras aceleraban mi corazón y podía sentir el pánico en mis venas correr a toda velocidad y zumbar en mis oídos-y has sido tan buena que te premiare está noche.

Mire la habitación rápidamente buscando algo con que defenderme, pero no había nada en ningún lugar. Esdir caminaba hacia mi lentamente como un pesadilla monstruosa asechando a su presa, yo era la presa.

Mis pasos asustados me llevaron a topar con la cama mientras el tomaba mi cintura y mis muñecas por mi espalda, estaba perdida...sus manos apretaban mi cuerpo contra el suyo y su boca besaba mi cuello causándole repulsión, intenté pelear, golpearlo y morderlo, pero era imposible hacer que me soltará.

-TODOS RÁPIDO, LAS CABAÑAS SE QUEMAN.

De la nada los gritos de una multitud a lo lejos lo hicieron soltarme y dejarme caer sobre la cama. "Quédate aquí" escuché entre mis lágrimas y sollozos contenidos viendo a mi principal captor salir corriendo de la cabaña y cerrar la puerta de golpe.

-¿Dalla?-una voz me saco del trance de autocompasión en el que estaba, podría jurar que era Steit-quedate dónde estás.

Pero no podía ni moverme, no sabía si era un sueño o una realidad lo que escuchaba y las sombras que veía en el suelo, no podía siquiera levantar mi cabeza y mirar hacia la ventana o la puerta. Abracé mi cuerpo y trate de mover mis adoloridas alas cuando me pareció escuchar un quejido de madera, similar a los que escuché cuando golpeaba la madera en mis intentos de escapar. Fue entonces que lo ví, la puerta cayó al suelo y al otro lado estaban Hipo, chimuelo y Steit mirándome preocupados como nunca antes los había visto, fue como si la vida volviera a mi y me impulsará a levantarme y caminar a abrazarlos.

-Ya hermanita, ya estamos aquí-Steit me abrazaba contra su protector cuerpo mientras las lágrimas inundaban mis mejillas, no podía dejar de llorar ni alejarme un centímetro de él-sube a Chimuelo, tenemos que irnos ya.

Obedeciendolo me senté de tras de Hipo y lo abrace sin dejar de sollozar, no se que habría pasado conmigo si no hubieran llegado, posiblemente mañana por la mañana me lanzaría al precipicio.

-Espera un segundo-llamo mi hermano justo antes de emprender vuelo, se acercó a mí y quitó las esposas en mis alas, el alivio fue instantáneo-dejemos un pequeño mensaje.

No entendía a que se refería, pero el ensordecedor tintineo del metal al caer al suelo retumbó en mis oídos como si fuera una gigantesca campana.

Bajo el abrigo de la oscuridad, chimuelo volaba con nosotros en su lomo mientras Steit iba detrás, las llamas del pueblo iluminaban como el infierno que había vivido en carne propia y me hacía sonreír verlo cada vez mas lejos de nosotros. No pasó mucho antes de que los demás jinetes se unieran a nuestro escape hasta una isla alejada, Frithjov estaba ahí y al verme voló hasta mis brazos y lamió mis muñecas amoretonadas.

-Descansaremos aquí esta noche y mañana volaremos a Berk a primera hora-Steit preparaba una cama para mí, pero yo solo me cubrí con una gran manta y me recargue sobre chimuelo, así me sentía más segura.

Esdir

Un incendio en los establos era muy extraño, las ovejas ni los jabalíes podían prender fuego y ningún raquidea sería tan estúpido como para hacerlo, esto parecía muy sospechoso.

Lo que más me molestó de este inconveniente es que interrumpió un grato momento entre mi futura esposa y yo, podía saborear su piel y oler su cabello, aunque ella estaría para siempre a mi lado, ese momento fue glorioso.

Tras sofocar el incendio y reubicar a los animales en otros corrales volví a la cabaña, una sonrisa se dibujó en mi rostro al imaginar lo que encontraría al llegar, ¿estaría dormida? Solo llegando podría averiguarlo, pero mi sonrisa se borró al instante en que ví la puerta tirada en el suelo y los grilletes junto a pisadas, alguien la había ayudado a escapar y...había un dragón con ellos, Berkianos, debí asesinarlos cuando tuve la oportunidad.

-¿Pasa algo, capitán?-uno de los chicos bajo mis órdenes, que vivía a unas cabañas de dónde estaba, se detuvo al verme ahí.

-Si...reúne las tropas, iremos de casería.

Recogí los grilletes del suelo y los lance dentro de la cabaña, corrí a la herrería y tome lo que pudiera necesitar, flechas, dagas y un hacha.

Después de mandar a reparar y reforzar la cabaña emprendí vuelo con varios grupos, con sus alas así no podrían ir muy lejos, además de todo el vino que la hice beber, la traeríamos de vuelta esta noche y nos casaríamos, la marcaría como mía y no habría forma de que escapara de nuevo.

Te encontraré preciosa, soy tu destino y nadie escapa del destino.

Media sangre de dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora