La isla donde nadie quiere estar

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Hipo
Mire a Frithjov dormido sobre la silla de Chimuelo y suspiré, habíamos tenido suerte de encontrarlo, podríamos seguir volando sin rumbo de no ser por ese pequeño dragón tan leal como cualquiera que haya visto antes.

-Hey Hipo-me llamo Patapez sosteniendo uno de los guantes de Dalla, ¿de dónde lo sacó?- Frithjov traía esto consigo, Dalla debe estar a salvó, se lo dió para que lo supiéramos.

Tal vez no era la gran cosa, pero era un alivio saber que estaba bien "iremos por tí y volveremos a Berk" susurre pasando el trozo de tela de una mano a otra una y otra vez como si fuera a darme un plan de rescate.

-Pronto va a anochecer-dijo Steit después de revisar por última vez el mapa y comprobar que estaba erróneo y nos habría llevado muy lejos del camino-, si Frithjov pudo entrar y salir de esa isla Dalla también podra y la ayudaremos para que lo logré; llevaremos a Frithjov para que nos guíe, prepárense para salir en cuando se oculte el sol.

Su voz estaba cargada de autoridad, tanta que me hacía dudar de las ideas de mi padre de que sería jefe algún día, sacudí mi cabeza un poco y me asegure de que chimuelo estuviera listo para cada contingencia que pudiéramos encontrar, el horizonte parecía aterrador por primera vez, la idea de que algo saliera mal y no pudieron rescatarla o que algo más nos pasará hacia que fuera más y más aterrador cada vez que lo pensaba de una forma diferente.

-Tranquilo Hipo-Steit puso su mano en mi hombro y fue un regalo de los dioses que lo hiciera, fue un calmante instantáneo-vamos a rescatarla.

Sonreí a su confianza y me uni a los demás sentándose junto a Astrid para comer, seguí los consejos que Dalla me había dado antes de que todo esto pasará y ahora sí creía que tuviéramos una oportunidad, o eso parecía cada vez que nuestras manos se rozarán.

Steit
Ví a hipo sentarse junto a Astrid y sonreí, Dalla tenía razón en que ellos serían una gran pareja algún día.

Oh Dalla, mi querida hermanita, no pude protegerte y lo lamento tanto, de verdad lo siento mucho.

El apetito me había abandonado hace horas y solo comía por la necesidad, si iba a pelear por mi hermanita debía tener la fuerza para hacerlo; al terminar de comer mire hacia el horizonte donde los últimos rayos del sol empezaban a desaparecer, era el momento de volar.

-Tengan cuidado-dije extendiendo mis alas mirando al precipicio, iría al frente y llevaba a Frithjov en mis hombros guiandome-vuelen alto, en silencio y sin llamar la atención, entraremos, buscaremos y saldremos, si no es necesario pelear no nos arriesgaremos.

Di una última y profunda bocanada de aire antes de saltar en vuelo a la dirección que el dragoncito me decía, era interesante la situación, pero si esto nos llevaba a ella no importaba si era una oveja vieja o un jak flaco.

Volamos por un tiempo hasta que divisamos unas luces en una isla y lo que parecían ser torres de vigilancia alrededor de ella, Frithjov comenzaba a inquietarse y querer bajar a tierra, pero era peligroso a pesar de la oscuridad.

Nos acercamos lo más posible y descansamos en una montaña que parecía no tener vigilancia.

-¿Esta es la isla?-Brutilda parecía no darle mucha importancia a lo que pasaba, claro que eso no era nuevo en ella-no parece la gran cosa, hasta tienen una fiesta.

Mire abajo y efectivamente había una especie de celebración en el salón principal del pueblo, se veían las luces y la muchedumbre bailando y comiendo como si el mundo fuera perfecto.

-La veo-susurro Astrid mirando por el telescopio que le había arrebatado a Hipo-oh no...ella es el centro de la fiesta.

Al escucharla sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo como un rayo de Thor lo haría, le arrebate el telescopio y miré hacia el centro del salón y ahí la ví...Dalla bailando con un hombre raquidea, o más bien siendo arrastrada por él en algo parecido a un baile, la veía dar pasos casi sin fuerzas y morder su labio por el dolor reflejado en su rostro cada que él jalaba la cadena que unía sus alas. Sufrí su dolor al verla así, pude sentir su desesperación al verse atrapada, enfundada en un vestido de novia y "bailando" con el cretino que la obligan a desposar. Pero juro que no lo permitiré, aunque deje la vida en ello, mi hermanita no sé casara con alguien a quien no ama.

-Esperaremos a que beban y se cansen, después atacaremos los establos por allá-la furia hacia temblar mis manos mientras señalaba hacia un lugar algo alejado del salón y las cabañas-los gemelos, Astrid y patapez harán la distracción mientras Hipo y yo vamos por Dalla.

-¿Y yo que haré?

-Tu Patán, te quedarás aquí y nos cubriras las espaldas, peleas contra los raquideas que no vallan hacia las distracciones o si nos descubren tendrás que hacer la mayor distracción de tu vida, ¿cuento contigo?

Esperaba alguna queja de su parte, pero fue grato verlo asentir suavemente, Dalla había tenido un efecto positivo en él.

Ahora que el plan estaba hecho solo quedaba esperar, las horas parecían eternas y agonizantes cada vez que volteaba a ver el gran salón y veía a Dalla con ese idiota, rodeándola por la cintura, presumiendo la a otros hombres y obligándola a besarlo; me revolvía el estómago.

Me levanté dispuesto a vomitar cuando Hipo me llamó de nuevo.

-Se la esta llevando, se alejan del gran salón y van a las cabañas-gire hacia ellos y los ví, era nuestro momento-ahora o nunca.

-Ahora-dije subiendo a la roca y señalando el establo de la distracción.

Los gemelos se alejaron en un vuelo silencioso mientras veía como mi hermanita desaparecía en una cabaña con ese raquidea, era el momento de la acción.

Media sangre de dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora