Charlando

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Dalla

Anoche Steit me abrazo de costado, en nuestro pueblo es un puesto de protección, estaba reclamado ser mi protector, pero los demás no entendían.

Pasamos la noche hablando del tiempo que pasamos separados, después de un rato le pregunte lo que paso en la aldea, por que estaba quemada y...por que nuestros padres estaban muertos entre los escombros.

-Recuerdas esa historia de los raquiras malos-pregunto Steit-la que te contaba el abuelo para asustarte.

-Claro que la recuerdo-respondi-Aren decía que si me portaba mal me llevarían con ellos.

Steit sonrió con tristeza, admiraba que llamara a nuestro padre por su nombre, pero sabía el significado de que lo hiciera.

-Rechazas llamarlo padre-dijo.

-Si-respondi-me marcaron con la espada de doble punta, me encerraron por mucho tiempo e incluso me golpearon, todos los castigos los recibí de sus manos, recuerdas. Pero desde ese día...son Aren y Kaysa para mi.

Mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, Steit me abrazo y me sentó en sus piernas, como si yo fuera una bebe muy grande, para el era divertido, siendo 3 años mayor que yo, siempre me había tratado como bebe, aunque tuviera 13 o 14 años seguía cargándome en brazos, ser un fuerte guerrero le daba la oportunidad de hacerlo.

-No llores, mi pequeña Dalla-susurro o mas bien canto-aqui esta tu hermano y tu abuelo, aunque no los veas están siempre hay protegiendote con sus vidas.

-Te extrañe tanto-dije limpiando mis lágrimas-necesitaba que me cargaras como antes.

El solo río y siguio tarareando la canción favorita del abuelo...y la mia, pase un rato sintiéndome como una pequeña de no mas de 8 años, arrullada en los brazos de su hermano mayor mientras le cantaban una canción.

-Quien era ese tal Hipo-dijo después de un rato-me agrado, y creo que le agradas.

Eso ultimo lo dijo de forma picara, pero también molesto, nunca le gusto que tuviera pretendientes, el quería que siempre fuera su hermanita pequeña, y aunque estuviera casada lo seria; me levante y me senté a su lado para hablarle sobre Hipo.

-Es el líder de la academia de dragones-dije-fue el primero en confiar en mi y...es mi hermano de alma.

Steit sonrió como nunca, le alegro que hubiera encontrado a mi hermano del alama, tal vez no tuviera aun a mi alma gemela, pero un hermano seria una buena compañía.

-Creo que me agrada aun mas ese tal Hipo-dijo, luego me abrazo y volvió a sentarme en sus piernas y arrullarme-ven aca, mi bebé.

-No soy un bebé-refunfuñe, pero me estaba quedando dormida-ya puedo comprometerme, recuerdas.

-Como olvidarlo-hizo una mueca-y sobre tu primera pregunta...te contare mañana, es hora de dormir.

Media sangre de dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora