Cap. 10

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Ya todos habían subido al tren y sabía que se estaba quedando atrás. Temía no poder subir. Hacía tan solo unos segundos había visto a Uriah subir, junto a Lynn y Marlene, así que no tenía a quién pedirle ayuda.

Eric les había dado pistolas, una caja de bolas de pintura para llenarlas, y un chaleco bastante pesado; su arma colgaba en un hombro y golpeaba su espalda al correr, la caja pesaba en uno de los bolsillos de su chaqueta, casi parecía que esta iba a caer, y el chaleco presionaba su pecho, asfixiándola.

Tomó una fuerte inspiración, decidida a subir al tren de una vez. Para su suerte Cuatro había asomado parte de su cuerpo fuera del vagón. Corrió ignorando en dolor en su tobillo y abdomen, se acercó al tren dispuesta a subir, fue entonces que Cuatro estiró una de sus manos para ayudarla, ella la tomó sin dudar y subió con facilidad; obviamente gracias a la fuerza de Cuatro, pues si él no la hubiera ayudado, seguiría corriendo sin poder subir.

Al estar dentro no pudo ni siquiera ponerse en pie, su tobillo dolía bastante y una punzada de dolor que había atravesado su pecho la había dejado sin aire. Ni siquiera tuvo la oportunidad de recostarse en una de las paredes del vagón, se recargó en el cuerpo de Cuatro, que la miraba extrañado; pero no hacía nada para apartarla.

—Eso no lo hizo Peter—, susurró Cuatro sólo para ellos dos.

—No—, apretó los ojos y respiró profundo una vez más levantando su cabeza del pecho de Cuatro, esta vez recostándose en una pared del vagón.

Él suspiró molesto y caminó a la pared frente a ella. Quedaban mirándose el uno al otro.

—¿Quién te dejó salir?—, Eric se acercó. 

Recordó haberlo visto en la enfermería. Cuando Uriah la había llevado para que se quedara allí pues estaba realmente mal después de su pelea con el hombre ebrio; Eric también estaba allí, llevando a uno de los iniciados, seguramente acababa de salir de alguna pelea.

Recordó sentir la mirada de Eric sobre ella, para finalmente verlo salir de la enfermería. Y luego salir ella, escuchando a Uriah quejarse a sus espaldas.

Umm... yo lo hice—, susurró altanera.

—¿Tu lo hiciste?—, alzó su perfilada y perforada ceja y la miró serio, con superioridad. Luego soltó con simpleza, aún manteniéndose serio: —Okay.

Miró a Cuatro, quien tenía una pequeña sonrisa en los labios. Seguramente los había escuchado.

Eric se fue con su usual mueca de superioridad. 

Desde que había subido al tren todas las miradas de los iniciados en el vagón, yacían sobre ella, una que otra mirada caía en Cuatro y luego nuevamente en ella. Ella fingía no notarlas. Ella fingía no escucharlos especular sobre alguna relación secreta entre ellos dos.

Ojalá. Pensó con gracia.

Christina, Al, Will y Tris se acercaron a ella casi corriendo. A pesar de mantener su vista en el suelo, notó su presencia pues las botas de ellos aparecieron en su campo de visión.

—Demonios, te ves fatal—, Will saltó.

—Gracias, Will, a las chicas les encanta que les digan eso—, susurró sarcástica, haciéndolos reír.

—Es la verdad—, Christina rió—. ¿Cómo te hiciste eso? ¿Acaso saltaste del Abismo?

—No... sólo fue... una estúpida pelea.

—Peter no te hizo eso—, susurró Tris.

—Eso mismo dijo Cuatro—, dijo con una sonrisa altanera en su cara. Pero incluso sonreír le dolía, así que esta se desvaneció tan pronto como apareció—. Aunque la pregunta también va para Tris. Quién demonios la dejó salir de la enfermería, escuché que se veía fatal.

Bad Guy || Tobias Eaton (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora