Cap. 19

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Antes de darles los resultados finales, les habían dado la tarde libre por tanto todos estaban dispersos por todo lo ancho, largo y alto de los complejos de Osadía. Ella había optado por irse con Uriah, Marlene, Lynn y otros Osados que ni siquiera conocía.

Habían subido al techo, el cual estaba casi vacío a excepción de pequeños grupos que se formaban, unos muy separados de otros. Mientras el grupo con el que ella estaba hablaban animadamente, casi a gritos, vio a Zeke subir también, él iba con otros osados, tenían botellas en sus manos y reían fuertemente.

Zeke le agradaba. Marlene también. Incluso Lynn era agradable. Pero Uriah... a él le tenía cierta confianza especial y sentía que sólo a él le podía contar sus cosas. Y eso era justo lo que haría, no por ser del tipo chismosa, sino porque sentía la necesidad de hacerlo.

Jamás tuvo un amigo real y ahora que lo tenía se sentía bien. Ahora que lo tenía, sabía que podía depositar toda su confianza en él.

Una parte de ella sintió que tal vez estaba invadiendo en la vida privada de Cuatro al decirle a Uriah lo que había pasado pero lo descartó casi de inmediato. Si no se lo decía, eventualmente lo notaría.

Lo tomó del brazo, alejándolo del grupo. Le contó primero sobre el suero de Erudición, y que debía ser cuidadoso. Luego soltó la bomba.

Habló bajito, sólo para ellos dos, resumió toda su historia en tres simples palabras que hicieron a Uriah sobresaltar: "Él me besó".

—¡¿Qué?! ¿Y tu te dejaste?—, dijo como si se tratara de algo terrible. Rió al ver la cara sonrojada de su amiga—. Oh, por Dios. Voy a explotar. ¡Zeke!

No se dio cuenta de que Uriah había literalmente gritado a su hermano para que se acercara, hasta que lo vio hacerle señales con los brazos.

—¡No!—, gritó esta vez ella, alarmada. Cubriendo la boca de Uriah y bajando sus brazos.

Para su suerte Zeke estaba muy distraído riendo con sus amigos.

—¿Qué?—, volvió a hablar en un tono normal el moreno.

—No quiero que sea información pública—, murmuró en reprimenda, casi como una madre a sus hijos—. Además, Zeke es amigo de Cuatro.

—Oh... Mierda. Es verdad. Son casi como hermanos...—, Uriah se quedó callado unos segundos, entonces una sonrisa creció en su rostro—. Hola, cuñada—, codeó a su amiga, riendo escandalosamente. Ganándose un golpe en el hombro.

—¡¿Qué quieres, pequeño bastardo?!—, gritó Zeke desde su posición, mirando en su dirección—. ¡¿Y qué no quieres tu, iniciada?!

—Tan dulce como siempre—, murmuró Uriah.

—¡Nada!—, respondieron al unísono.

( . . . )

Les darían los resultados y todos hablaban de ello. Hablaban de los puestos que querían. Unos decían que querían trabajar en liderazgo, otros murmuraban muy decepcionados que si tenían suerte podrían cuidar la valla.

Ella ni siquiera sabía qué haría.

—Sus posiciones—, dijo finalmente Max, después de un largo y agotador discurso, al cual por supuesto no estuvo atenta.

Vio la tabla. Estaba en el primer lugar. Era la primera.

Maldita sea.

—Me lleva el diablo—, murmuró sin creerlo aún—. Ese es mi nombre. Soy yo. Soy la primera.

—Sí, Pecas, lo sé. Deja de echarme en cara que quedé de tercero.

—O sea que... ¡Te gané!—, rió llena de alegría.

De alivio. No la habían descubierto. Estaba a salvo.

—Cállate, enana—, Uriah cubrió su rostro utilizando sus brazos en toda su extensión. Parecía que le daba un abrazo a su cabeza.

—Una niña te ganó—, cantó burlona aún envuelta en los brazos de su amigo, su voz sonaba distorsionada pues parte del brazo de su mejor amigo cubría su boca.

Marlene y Lynn siguieron bromeando al respecto. Causando varias carcajadas de parte de todos, menos de Uriah. Incluso hicieron una especie de canto, para molestar al chico.

La primera de mi clase. Pensó orgullosa.

( . . . )

—Escuchen, esto es un dispositivo de rastreo. No hagan preguntas, es sólo una precaución. Hagan cuatro líneas y se los implantaremos—, Eric habló imponente, jugando con una jeringa en su mano.

El suero. ¿En dónde demonios te metiste, Cuatro?

—¿Ves a Cuatro?—, murmuró, parándose en las puntas de sus pies para intentar ver sobre las cabezas de todos. Christina que estaba frente a ella murmuró una respuesta negativa.

Miró a Uriah que estaba detrás de ella, esperando alguna respuesta, él seguía mirando a su alrededor. Buscando al ya mencionado.

—Deberías ponerle un localizador, es una sabandija escurridiza—, se burló su amigo aún buscando.

—Ten cuidado—, dijo ella antes de salir de la línea, pues su turno se aproximaba y aún no encontraba a Cuatro. Uriah sabía a qué se refería y asintió levemente, murmurando un "siempre" como respuesta.

Caminó entre las filas, miraba a sus costados, pero no lo veía. Se topó con Eric de frente, él tenía una sonrisa socarrona en su cara.

—Felicidades—, dijo Eric aún con esa sonrisa sarcástica de siempre, mantuvo sus ojos fijos en los de ella, pretendiendo intimidarla pero claramente no funcionaría—. Deberías ser la primera pero... te lo haré más fácil.

Entonces sintió su cuello arder en demasía. Alguien le había inyectado el suero desde atrás. Y maldita sea, cómo dolía. Pensó.

—Ya eres una de nosotros—, su sonrisa se ensanchó y luego desapareció. Eric se alejó de ella, caminando con sus manos cruzadas detrás de su espalda.

Se sintió entumecida de repente. Caminó lejos de todos, adentrándose en los pasillos nuevamente. Luego tendría tiempo de ir con Uriah, por ahora buscaría a Cuatro.

Y lo único que se paseaba por su mente eran las pobres personas de Abnegación que sufrirían tal ataque, sin siquiera saber el por qué. Peor aún, el desconcierto al ver a los Osados atacarlos. A sus protectores.

Maldita sea, esto se va a poner feo. Pensó, girando en una esquina.

A lo lejos vio a Peter, Drew y Molly hablar. Se acariciaban el cuello con muecas de dolor así que dedujo que ya les habían inyectado el suero.

Vio a Peter querer acercarse a ella. Intimidante como siempre. Drew lo siguió y por última Molly. Iban en su dirección.

—Todo mal—, trastabilló caminando en reversa y giró hacia otro pasillo. Escapando de ellos tan rápido como pudo.

-V

Bad Guy || Tobias Eaton (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora