Dégel corrío varias cuadras desde el hospital hasta llegara la casa de su adorado griego, toco la puerta rogado porque Kardia se encontrara dentro sino lo esperaría hasta que llegara. La puerta se abrió dejando ver a ese hombre de cabellos azules que tanto amaba.
- Dégel, ¿Que haces aquí? Es tarde.- Miro un reloj que tenia en la pared, eran cerca de las 10 de la noche.
- Kardia te necesito más que nunca.
Su tono de voz no le gusto, se notaba angustiado como si algo le hubieran hecho, la sola idea le dio rabia si alguien se atrevio a ponerle un solo dedo encima o lo lastimo de alguna forma, se las vería con él y no seria nada bonito, nadie tocaba a su niño. Lo dejo pasar imaginándose un montón de posibilidades, pero no la correcta. Cuando le contó lo que había pasado en verdad, se alegro y mucho de no que no haya sido nada parecido a lo que se imagino.
- Al fin hasta que se deja ver...
Habló sin pensar y tarde se dio cuenta de que Dégel lo miraba entre enojado y sorprendido.
- ¿Lo sabias?
- ¿Ah?... Déggie, escucha...
- ¡No me salgas con mentiras, Katsaros! ¿Lo sabias?
Mejor le contaba la verdad era mejor que darle una excusa barata.
- Si, lo sabia.
- ¿¡Por qué no me dijiste nada!?
Las lagrimas bajaron por sus mejillas, la persona en que más confiaba le había escondido el secreto más le gustaria escuchar, le había ocultado que su papá se encontraba con vida quien sabe hace cuanto tiempo. Una fuerte cachetada resono en las paredes de la casa, Kardia no hizo nada por evitarla, mejor que se desquitara con él aquí y ahora que afuera y que corriera riesgo de que cualquier cosa le pasara.
- ¿Por qué, Kardia. Por qué no me lo dijiste antes?- le dolio en lo más profundo de su corazón verlo así.
Lo tomo suavemente de sus manos, acercándose poco a poco. Cuando ya lo tuvo entre sus brazos lo sostuvo con fuerza para que no se le escapara, escuchando como los pequeños sollozos se hacian más fuerte. Había traicionado su confianza y seria difícil que lo perdonara.
- No te dije nada porque él me lo pidio, dijo que tenia que arreglar asuntos legales y las deudas del hospital antes de dejarse ver, no quería que ustedes cargaran con eso.- beso su frente cuando sintió los delgados brazos rodearle.- Lo siento, debí decirte antes ¿No? Ya no llores, Déggie.
Se separo de él solo para secar las lagrimas traviesas que se le escapan a su adorado niño. Dégel apoyo su rostro en la mano de Kardia, mientras este acariciaba su mejilla con toda la ternura que podía. El menor comenzó a acercarse de a poco hasta que unió sus labios con los griegos, de puntintas para poder llegar mejor a ellos. Kardia lo levanto de la cintura y lo sostuvo en el aire, sus delicadas manos fueron a parar a su rostro recorriendo cada centímetro de este, llegando a sus cabellos azules, tirandolos con fuerza. Dejando en claro que necesitaba de más.
Se separaron con la respiración agitada, pero el frances apenas volvio a tener aire en sus pulmones volvió a robarle un beso al mayor, más apasionado que el anterior.
- Kardia, te necesito aquí y ahora.
Su voz termino de encender por completo su lívido, olvidándose hasta de la diferencia de edad llevo a ese bello jovencito a su habitacion, con cuidado lo bajo en la cama.
- Si en algún punto quieres parar me dices, no te quedes callado, que quiero hacerte de todo menos lastimarte.
Se sonrojo como nunca en su vida, sabia que Kardia al ser mayor que él tendría muchas más experiencia ¡Mucha más!, sabría que hacer y que no. Asintió, estaba seguro que no lo lastimaría.
Los labios de su pareja comenzaron a recorrer su cuello, dejando un camino de saliva por el mismo, llego a su oído besando detrás de este logrando que le dieran escalofríos. Rió contra su cuello su aliento caliente golpeaba en este haciendo estremecer a Dégel. La ropa comenzó a estorbar, batallo un poco para dejar el blanco torso desnudo. Sus labios hicieron un camino de besos hasta su ombligo, jugueteo con el un rato mientras sus manos hacían lo propio con los pesones.
Dégel tiraba los cabellos azules entre sus dedos, de su boca no dejaban de salir suspiros y gemiditos que trataba de sofocar mordiéndose los labios, a tirones pudo sacar la polera de su pareja, mirado encantado su cuerpo trabajado. Se relamio sin darse cuenta, imaginando un monton de cosas que le gustaría hacerle. Llevo su mano a su abdomen acariciandolo conociendo cada parte de él, llego a los pantalones donde se podía ver claramente una enorme erección. Si mano fue tomada por una morena.
- Aún no paciencia.
Kardia comenzó a desvestirlo por completo mientras volvía a apoderarse de sus labios, esta vez con un beso más necesitado, intenso y profundo. Dejo a Dégel sin nada de ropa puesta, feliz miraba su obra nunca pensó que tendría a su adoración francesa así tan pronto, sonrojado, jadeante solo con besos y caricias, con una evidente erección entre sus piernas, sus manos comenzaron a delinear su figura, paseando por todo su cuerpo.
Tomo una de sus piernas, besando cada rincon de ella, hasta llegar al limite, hizo lo mismo con la otra para disfrute del menor. Dégel había cerrado los ojos al sentir los labios de su pareja posarse sobre su miembro la sensación era unica, se sentía saboreado. Hubo un momento que no pudo más sentía llegar el ansiado orgasmo, tiro con fuerza los cabellos de Kardia avisando de lo que venia, pero este no se detuvo, no lo hizo hasta que sintio a su niño correrse en su boca.
Miro su obra, no podía creer que tuviera semejante belleza para él solo. Sus dedos aun tenían algo de semen y su propio miembro pedía atención. Se desvistio lo más rapido que pudo.
"- ¡Usen protección!"
A buena hora se le vino a cruzar la voz de Seraphina gritando eso cuando la conoció. Casi rompe el condon al colocarselo por la rapidez. Dégel lo miraba esperando que haría, imaginando que se sentiria tenerlo dentro.
Dos de sus dedos habían entrado en él, dilatando su interior preparándolo para lo que pronto vendría. Solo sus dedos y ya era un desastre de gemidos. Las lagrimas ya se le acumulaban en los ojos.
- Si te duele demasiado me avisas.
Volvió a besarlo a la vez que entraba él, despacio para no lastimarlo viendo cada una de sus reacciones.
- Ahh, espera...- gimoteo, el griego se detuvo.
- ¿Estas bien?- le acaricio el rostro para que se relajará- tranquilo pronto pasara.
El sueve movimiento de caderas que tuvo fue la luz verde para seguir. Las primeras embestidas fueron gentiles, y conforme los gemidos subían de intensidad de misma forma las estocadas a ese bello ser.
- ¿Como se siente, Dégel?.
- ¡Bien, demasiado bien!, ¡si te detienes te pateo!
Rió con ganas, aumentando la fuerza, soñando con algun día hacerlo sin el odioso preservativo y dejar con pancita a su niño. Lo tomo de la cintura levantandolo un poco, su cuello muy cerca de su boca aprovecho para lamerlo y dejar nuevas marcas en él. Dégel apretaba su brazos y sus cabellos, arqueado la espalda y gimiendo en su oído sabia que le gustaba escucharlo.
- Más ¡Ahhh!... Dioses, Kardia. No te detengas...
Sentía un nuevo orgasmo llegando, y no tardo nada en aparecer, manchando el vientre moreno y el suyo. Kardia dio las ultimas embestidas con verdadera fuerza logrando que su pareja gritara de placer hasta que se detuvo. Lo dejo con cuidado en la cama viéndolo con amor y ternura.
- Algún día lo haremos sin esta cosa del demonio.
Tiro lejos el preservativo, ahora solo le importaba descansar al lado de ese bello francés, y fantasear con la enorme familia que quería tener con él.
🔹🔹🔹
Dioses...
¡Hace mucho que no escribía un lemon así! 😄
Una cosa, ¡Hay que proteger a Kardia de la ONU! Él con 28 y Dégel con ¡15! 😱
Ejem! Algún día lo va a dejar con pancita😉 cuando termine todo ese enredo. Ya quiere tener muchos cubitos y bichitos junior corriendo por ahí xD
ScorpioNoMilo.💕
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Testigo.
FanfictionUn terrible crimen y un único testigo, la pareja de la victima, un joven ciego.