24.

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Ya estaba harto y desesperado, Milo lo habia llamado para informarle de la peticion de Hyoga, por culpa de esa llamada su plan había cambiado un poco, ahora no podían llegar y entrar a esa casa aunque estuvieran prácticamente en frente, debia esperar que el ruso saliera a buscar ese dinero, pero ya se estaba demorando demasiado, Isaac iba de un lado a otro estaba igual que él apunto de volverse loco por tener que esperar.

Miraba desde su escondite en dirección de la casa, quería entrar de una vez, sacar de ese lugar a Dégel y a Dariela, ya estaba a un pelo de desobedecer su propio plan pero la voz de Krest lo detuvo.

- Kardia, no actúes sin pensar.

- Tío, mis buenas ideas ya se fueron hace mucho, quiero entrar ahí de una buena vez, ya han pasado dos días, ¡Dos, quién sabe qué les pudo haber hecho!- apretaba sus puños con fuerza, se supone que él debía evitar estas cosas, pero había hecho muy mal su trabajo por su culpa su amado niño y su primita corrían peligro.

Sintió las manos de su tío sobre sus hombros, dandole apoyo de alguna forma, el que sabia necesita después de tantos meses con ese trabajo sobre sus hombros.

- No te desesperes más, trata de calmarte aunque cueste. Sé que lo que te pido en este momento es difícil, tu pareja y tu prima estan ahí adentro y por el amor que tienes por ellos, por favor piensa con la cabeza fría

Asintió tratando de calmarse, esto aún no acaba y él no podía desesperarse. Debían esperar unos minutos más y podrían por fin actuar. Su celular sonó avisando que la señal que rastreaba se había perdido, al mismo tiempo que se escuchaban una seria de gritos salir del interior de esa casa. A la mierda su calma, no se iba a quedar escondido escuhando esos gritos.

- ¡Espera Kardia!

No le hizo caso a nadie, lo único que le importaba en ese momento era derribar esa puerta de una vez por todas y terminar con todo. Cuando por fin tiro ese pedazo de madera les dio una orden a los demas.

- ¿¡Que esperan!? ¡¡Muevanse de una maldita vez!!

~•~

Camus habia sido dado alta en la mañana, ambos salieron del hospital rumbo a su casa, pero ninguno de los dos hablaba. Se imaginó saliendo de ese lugar con su bebita en brazos no perdida quien sabe donde. Milo noto lo distraído que estaba, espero hasta llegar a su casa y una vez en ella, lo abrazo con fuerza y cariño, dandole todo su amor en ese abrazo.

- Ya los traerán con nosotros, tranquilo. Te prometo que ambos van a estar bien.

- ¿No tienes que reunirte con Hyoga?

- No, llame a Kardia, él ya tiene un plan. Solo hay que esperar.

Camus tenia un pequeño mal presentimiento, como que algo había salido mal, algo no planeado pero a la vez una extraña sensación de alivio, estaba seguro que ese día se terminaría todo, solo rogaba a los Dioses que nadie más resultara herido.

- Solo nos queda esperar ¿Verdad? - recorría con sus dedos el rostro en Milo, el griego tomo su mano para besar con cariño su palma.

- Por el momento no hay nada que tu o yo podamos hacer solo confiar en mi primo.

~•~

Sintio el terror recorrer cada rincón de su cuerpo, tuvo la mala suerte que su madre descubrió donde escondia su celular. No sabia que hacer, como escapar o defenderse solo pedía internamente que alguien viniera por él y su prima. La única alegria que tenia era que el rubio no lastimaría a la niña al pensar que es Mystoria, pero tan poco estaba tranquilo del todo.

Testigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora