Justó en este precisó instante, Eduardo ya se encaminaba hacía su futuro y misterioso desenlace, no sabía lo que iba pasar; pero el tiempo pasaba y demasiado rápido. Y poco a poco el sol se veía mas apagado que nunca, como si le estuviesen robando toda brillantez con una aspiradora.Se encontraba inerte sin pensar nada innovador a lo que se iba a enfrentar, tan pronto como vió la casa , así tan pronto el coche del taxista se detiene en seco y comenta lo siguiente.
—¡Listo llegamos!— dijo con nerviosismo el individuo.
Eduardo volteó hacía la casa y no podía creer lo que estaba contemplando. La casa estaba putrefacta y llena de todo tipo de sácate mugrienta, lodo, y hojas podridas por todas partes en la casa. Empezando por la puerta principal. Parecía una escena de los libros de Lovecraft, completamente alucinante e imposible a la vez, pero bueno a Eduardo no le quedaba mucho tiempo pues el sol ya se estaba metiendo y por lo visto todavía no no llegaba el padre Carlos; así que no le quedaba opción.
Le dió el dinero que le exigió al taxista, salió del auto y recogió su arsenal; y sin pensarlo Eduardo en cuanto tomó sus cosas rápidamente el taxista pisó fondo el acelerador y este se alejó tan pronto como puedo de la zona completamente fantasma; y Eduardo logró verificar que como se tambaleaba la cajuela ya que esta no había cerrado adecuadamente.
Dejó las cosas en la banqueta de su casa y con mucha cautela empezó a incrustar la llave de la puerta principal. Y notó un olor nostálgico a putrefacción, como si estuviesen muchos cadaveres reunidos en una misma fosa de la segunda guerra mundial; o algo inclusive muchísimo peor, trató de abrir la puerta. (y digo al trató por que prácticamente batallaba para poder abrir la puerta). Y dió uno, dos, incluso el tercer golpe con su hombro derecho para poder abrir la puerta, y lo consiguió . Y al ver el interior notó que el olor era más fuerte.
—¡ohhh Dios mío! — dijo en voz baja con un tono de repugnancia.
Y si para nada bueno mis queridos lectores; no había nada solo un enorme y pintoresco color que muchas personas no la consideran color, y era oscuridad. Oscuridad completamente, como si hubiesen agarrado varios tablones y los pusieran en todas las ventanas, y entonces fue cuando dió el primer paso hacía la entrada a la boca del señor extraño de la gabardina. ( pero inmediatamente salio de la boca del lobo, para poder pensar en otro buen "plan").
Estaba completamente desértico, sin nadie; como si ya llegase el fin del mundo y solo quedara nuestro protagonista.
Miró su teléfono y ya soló quedaba poco tiempo para que iniciasen de nuevo las pesadillas, 3:33 nadie sabía el motivo ni el por qué de este numero, maldito. Según Eduardo tenía entendido que la leyenda era un simple cuento en el que si un niño se portase mal en navidad o antes de esta fecha, 3:33 sería el cargo suficiente del engendro mal portado; un demonio o un ser sobre natural se lo llevaría y nunca de los nunca sus padres lo volverían a ver.
Pero no tenía ningún sentido Eduardo ahí estaba en pleno resplandor de la noche seguía esperando en la acera con sus cosas y que no mejor más que esperar a su acompañante que mejor cargar el armamento que llevase consigo.
Eduardo tomó su Remington y le empezó a poner las balas; y exactamente soló entraron cuatro balas y a pesar de que Eduardo no sabía manejar un rifle de caza, este se las arreglo con su instinto de querer vivir, y pudo manejar el cerrojo sin ningún problema. Y escuchó un sonido acogedor y abrumador al mismo tiempo, dandole la satisfacción de que el rifle ya estaba completamente cargado, sacó las balas sobrantes de la caja y las puso en su bolsillo derecho dejó el rifle cargado en la misma acera y pasó con su presión levemente apresurada hacía su calibre veintidós, y le volvió a introducir las balas que le faltaban.
Cuando terminó de ponerles y al jalar el martillo estaba todo calibrado. Miró hacía el cielo y ya estaba la terrorifica justiciera e imparable luna con su resplandeciente luz negra, que oscurecía todo el lugar, perfecto par una escena como esta; perfecta para un protagonista como Eduardo, y también para cualquier persona que estuviese en sus zapatos. Y perfecta para la hora de las 3:33.
Eduardo nuevamente miró su teléfono celular y ya casi era la hora de la verdad, eran las tres veinticinco am, Eduardo impacientemente empezó a dar pequeños círculos por la acera con todo su arsenal listo para el desafortunado y misterioso desastre. ¿Qué pasara con el terrible hogar de Eduardo?. Sencillamente no se sabe.
Estaba completamente oscuro y no había ningún tipo de rayo amarillo justiciero que escuchara las plegarias mentales de Eduardo salvo su villano que es imposible de matarlo o ¿no tan imposible?. Bueno también se preguntaran que ¿cómo es que es posible que el tiempo pase tan rápido si Eduardo tenía muchísimo tiempo cuando salió de su trabajo?; bueno quizás el hombre extraño de la gabardina hiciese de las suyas (como siempre), e hiciera un choque con los dedos como si fuese thanos el villano mas poderoso hasta el momento de Marvel, y por arte de magia el tiempo corriera como un lamborgini. O como un Ferrari da igual.
El caso es de que de una forma u otra el tiempo se aceleró; Eduardo estaba cada vez mas nervioso no veía al padre Carlos y no sabía exactamente lo que iba a pasar si no llegase a tiempo, y no le quedaría de otra mas que entrar el soló y arreglar de una vez por todas las desgracias que ya están hechas. Y justo precisamente Eduardo tenía pensado en quemar la casa, pero antes que nada matar a esa monstruosidad.
Al no ver ninguna diferencia ante el abominable oscuridad de la noche, Eduardo se ve completamente obligado a entrar a saco contra la criatura. Cuando tomó esta decisión, ya no había vuelta atrás, pues no le quedaba de otra más que eso, soló eso.
Tomó todo su arsenal y se adentró con mucha precaución hacía la boca del hombre extraño de la gabardina. Su propia casa.
ESTÁS LEYENDO
3:33
TerrorEduardo y Sara estaban ahí. Con un matrimonio nuevo y un futuro por delante en su nueva casa en Valle Bravo. Sin embargo no tienen ni idea de lo que les espera; su nuevo futuro, lejos de las comodidades de su pasado. No sería tan lindo y lleno de co...