Capitulo 16: ¡Piensa!¡Piensa! ¡Piensa! (Por segunda vez).

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En lo que el padre Carlos estaba en medió de todo un vecindario sin nadie que le apoyase, Sara  triunfó en su misión, de la nada desaparece como un fantasma y ahí esta toda la escena, un accidente pero no.

Me explicó en cuánto encontrasen el cadáver del padre Carlos todo el mundo sospecharía que fuese un accidente obvió un choque con el carro soltando gasolina sin parar como si fuese una torre de petróleo. Sin duda sería un accidente sobre todo por qué este había explotado una hora después de que ese ser misterioso se desapareciera por completo; y una ola enorme de humo y de llamas cubrían por todos lados al coche. Vidrios, cofre, motor, llantas, absolutamente por todos lados; y así como tan rápidamente el coche prendió fuego así tan rápido se reunió un grupo de personas, para saber con un demonio que era lo que estaba pasando, e inmediatamente llamaron al novecientos once y pidieron ayuda a los bomberos.

Estos tardaron un buen rato en llegar, cuando llegaron apagaron el fuego del Nissan lo mas pronto que pudieron y lo único que encontraron fue el cadáver del padre Carlos completamente calcinado, y el corazón  también completamente quemado, no les quedo de otra; tanto para las personas reunidas en el lugar, cómo para los bomberos, y por ultimo para las autoridades. Y no había nada mas, soló faltaba nuestro protagonista que se encontraba ya adentrado en su casa para poder acabar de una vez por todas, lo que el mismo inició con mucha credibilidad, desde la misma renta de la casa e ignorar las advertencias del padre y que no quedaba nada mas por hacer.

Había perdido a su esposa por completo, ahora le pertenecía al hombre extraño de la gabardina, y por supuesto la muerte del padre pero sin que este lo supiera.

Pero bueno ustedes no están aquí leyendo esta obra por lo que le pasó al padre Carlos en el capitulo anterior, ¿verdad?. En fin, Eduardo estaba completamente petrificado sin saber que hacer hasta que escuchó un leve ruido de una pisada, muerta, y este hace caso a sus sentidos y volteó hacía el lado derecho, pero no encontró absolutamente nada, mas que el comedor y las sillas, donde justamente fue el asesinato de Sara, pero ahora estaba en completa oscuridad inclusive mas oscura antes de que Eduardo entrase por la puerta principal.

Después se escuchó un rechinado demasiado ruidoso para los oídos de Eduardo, que provenían directamente desde las escaleras al segundo piso; y entonces encontró una veladora flotante en medio de la oscuridad, con una llamarada pequeña pero que alumbraba un poco en la zona donde se encontraba, arriba. Era evidente que esa cosa quería jugar un Buen rato en la noche con Eduardo. Pero este evidentemente no quería mas rodeos, ni más juegos, a lo que realmente entró es asesinar a esa cosa.

—Sal maldito infeliz!!!— Dijo Eduardo.

Se repetía varias veces en su mente mientras daba una pisada tras otra rumbo hacía el segundo piso, con muchísima precaución y cautela como si fuese un gato  pero este estaba armado con su calibre veintidós lista para lanzar olas y olas de estallidos, imposibles de esquivar en caso de.....

Pero era demasiado tarde Sara había hecho su presencia a espaldas de Eduardo y esta con delicadeza y dulzura le acarició el cuello y le susurró al oido.

—¿Te acuerdas cuando me hacías el amor en nuestra luna de miel?— Dijo con muchísima alevosía y sarcasmo absoluto al oído de Eduardo.

—<<¡Maldito perro¡>> — finalizó Eduardo.

Eduardo sabía perfectamente que esa no era Sara, soló era una ilusión una imitación que provenía de la ficción y de la mente humana, soló que esta era muy real,  tan real que el mismo podía experimentar durante estas horas de la noche, en plena y resplandeciente luna justiciera e implacable con sus olas de luz oscuras y tranquilas.

3:33Donde viven las historias. Descúbrelo ahora