Capítulo 11

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Todos callan por mi razonamiento, pero a su vez, incluso cuando pasa un tiempo, nadie se atreve a abrir la boca, hasta que Dylan lo hace sin importarle la opinión de los demás.

—A mí me ha convencido, lo llevamos como rehén —le miro mal de reojo y el me guiña un ojo—. Será nuestro seguro para llegar al Capitolio con vida.

Todos siguen callados con cara pensativa, pero ya ninguno tiene cara de odio ni de asco hacia lo que he dicho, simplemente están analizando a ver si es un buen plan.

—Esta es la explicación que os doy, pero tanto si os gusta como si no, Alex se va a venir con nosotros.

—Vale, y como pretendes sacarle —pregunta Adrián para ver si es capaz de fastidia mi plan—. Porque el único que sabe abrir celdas sin que nadie se entere es él.

—Tu mismo lo has dicho, que las abra él desde dentro —digo con cara de pocos amigos.

Ambos nos quedamos mirándonos desafiantes, hasta que Lucas interviene para relajar un tanto el ambiente:

—Bueno, y si él no quiere podemos preguntar a Stephen, él está en la seguridad del distrito, seguro que puede fingir un fallo o algo.

Cuando giramos para ver qué dice Stephen, nos encontramos con que le hemos pillado de improvisto y está prácticamente blanco.

—¿Que...? Yo no...

—Vamos tío, seguro que sabes hacerlo —sigue insistiendo Lucas.

—Sí, sí, claro que puedo hacerlo... —se rasca la nuca y mira al suelo—. Pero que quede claro que no lo he hecho nunca y está será la única vez.

Nos encogemos de hombros y damos a entender que no teníamos intención de que lo hiciera más veces.

—Bueno, si no os importa, creo que yo me voy a ir... Voy a empezar a hacer algo.

Se dirige a la puerta y la abre para después marcharse.

Nos quedamos callados, pero al menos con un nuevo paso en el plan.

—Creo que no le ha hecho nada de gracia —apunta Megan—. Tendríamos que pensar alguna alternativa...

Si sugerencia se queda en el aire durante un breve momento.

—Torturamos a Alex para que lo vuelva a hacer... —Lynn ofrece sus ideas.

—¡O! Podríamos encargarnos nosotros de los guardias, o mí madre —la interrumpo lo antes posible para que no escuchen su propuesta, pero me sale mal.

—Él lo hizo para salvar a su madre, que lo haga para salvarse a él mismo.

Adrián lo ha oído y repite la idea con aires de superioridad, como si él mismo quisiera estar en la propia tortura para ver como sufre.

Vuelvo a fulminarle con la mirada por su comentario, y de nuevo vuelven a cortar la tensión.

—Creo que mejor yo también me voy.

Megan hace un gesto y algunos de los presentes deciden irse con ella, como James, Tobby, Jenna, Rue y Claire.

El reto se queda con nosotros, respirando la tensión que hay en el aire, pero esta vez soy yo la que no la quiere en mi habitación.

—Mañana hablaré con él, hasta entonces, no volveremos a hablar de Alex.

Entre ellos se miran y no parecen tener caras de satisfacción, pero eso me da igual, no voy  entrar en esta absurda pelea.

—Bueno, y ahora si no os importa, me apetece dormir, es tarde y mañana tenemos que hacer cosas.

Todos se marchan sin decirme nada, incluso Jeannine, que parece que al final ha decidido no quedarse a dormir conmigo.

LOS JUEGOS DEL HAMBRE: Cenizas [2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora