[Cap 6] Una pequeña gota de esperanza en la desesperación

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— 4/14/17 - Jueves —

No pudo haber día más estresante para Ann. Después de confrontar a Ren y a Ryuji, tuvo extremo cuidado de evitar encontrarse con ambos alrededor del día. Tuvo que negarse a las peticiones de Ren para hablar durante la clase un par de veces, y debía de admitir que era insistente, pero que sin embargo sabía cuando retroceder. Era demasiado incómodo tratar de continuar su vida como si nada hubiera pasado. Aún así, hubiera preferido encararse a esa incomodidad, que arrancarse el pelo preocupándose por Shiho. La capacitación para las nacionales la habían dejado muy maltratada, pero nunca había llegado a niveles tan severos como los de ahora.

Su mejor amiga ahora tenía un enorme moretón en su ojo izquierdo. No era razonable creer que era por mala puntería, un mero accidente, aunque Shiho insistiera que así fue, aunque lo dijera temblando. La chica se veía realmente demacrada, e incluso si no hubiera visto a Mishima ser golpeado en la cara ayer, no se podía negar que Kamoshida había pasado la línea. Incluso peor era la luz que le faltaban en los ojos, como si Kamoshida estuviera aplastando su espíritu cada día, y la manera en la que ella describía sus prácticas parecía como una prisión para la rubia.

Pero ella se rehusó a hablar mucho acerca de eso. Sólo que practicar era la cosa más importante para ella en su vida. Todo estaba bien. Tenía que estarlo.

Todo estaba bien.

Las cosas no podrían empeorar para la joven rubia. Pero ella fue rápida en sentir la sal cayendo en sus heridas frescas cuando su celular vibró con un nuevo contacto en la pantalla. A pesar de sus mejores esfuerzos de mantenerse alejada, él había logrado obtener su número. El cómo estaba más allá de su comprensión. Pero lo más probable es que lo obtuvo de Shiho, lo que hacía que su piel temblara incluso más.

La joven rubia se adentró a la estación central por si misma, queriendo solamente irse a casa y dormir. El estrés que había acumulado mató por completo su apetito, y no había duda que Baba se preguntaría porqué. Ann empezó a formular una excusa con antelación; bien fuera un parasito estomacal, exámenes, un día pesado en su trabajo a medio tiempo, cualquier cosa para no indicarle que algo estaba mal. Involucrar a los adultos sólo empeoraría las cosas. Especialmente porque el director Kobayakawa haría lo que fuera para proteger su trasero, y proteger a la brillante estrella de Shujin. Eso la hacía enfermar.

Ann se sobresaltó cuando sintió su bolsa vibrar. Era fastidiosamente persistente. La tercera vez que le había llamado, ignorando cualquier excusa que le daba. El número hizo que sus ojos temblaran mientras lo observaba en la pantalla de su celular.

—¿Hola? —ella preguntó débilmente, haciendo lo mejor que podía para reprimir lo molesta que se sentía. No lo necesitaba molesto hacía ella.

—Heeeeeeeey~ —ronroneó. Ann reprimió un suspiro que amenazaba en deslizarse entre sus dientes los cuales apretaba con fuerza. Ella podía imaginarse la sonrisa de mierda en la cara de Kamoshida. —¿Cómo está mi estudiante favorita?

—He estado mejor... —Ann dijo, frunciendo los labios mientras miraba su teléfono. Su voz sórdida le hacía sentir un desesperante sentimiento de bañarse. —¿Qué quieres?

—Oh, vamos. Sabes exactamente lo que quiero... —Jugar como la que no sabía nada era la única forma en la que no sintiera ganas de vomitar. —Recibidte mis mensajes, ¿o no? —Ann los había eliminado inmediatamente de su pantalla. Él vivía bastante lejos de la ciudad, definitivamente mucho para caminar. No había duda que trataría de convencerla para pasar la noche, fingiendo preocupación acerca de los peligros de ir sola en la noche. Ella gruñó molesta a través de su nariz al mero pensamiento.

Phantom Stardust | ShuAnnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora