[Cap 9] La calma antes de la tormenta

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— 4/15/17 - Viernes —

Al momento en el que Ann llegó a su casa, sus extremidades se sintieron como concreto sólido. La caminata misma no era el problema, si no el peso de su estrés emocional. Incluso cenar no sonaba apetitoso. Quizás se saltaría el baño para irse directo a la cama, aunque eso sonara repulsivo para ella. Introdujo la llave en la puerta, y entró a su penthouse.

—¡Ann! —No pasó ni un segundo antes de que acabara enrollada en los brazos de Baba. Su sorpresa rápidamente se intercambió por la desesperación de ser sostenida en un par de brazos. Su determinación colapsó casi inmediatamente al alcanzar la seguridad de su casa. —¡Cariño, escuché todo de los padres de Shiho! Lo siento tanto... ¿cómo ocurrió esto?

No le sorprendía que la noticia volara hasta los pies de su casa; tanto sus padres como los de Shiho eran amigos muy cercanos. Se tragó un sollozo mientras Baba la arrullaba. La rubia no podía imaginarse lo que pudieran estar sintiendo en estos momentos, mientras que Shiho no se encontraba consciente de ello. En un coma con la incertidumbre de recuperarse. ¿Acaso Shiho podrá sentir dolor en su condición? ¿Podía pensar? ¿Soñar?

—La ví en el tejado el día de hoy durante la clase. Y... e-ella... saltó... —Era todo lo que podía musitar antes de que sus ligeros sollozos se escaparan. Baba simplemente la sostuvo, dejando que su angustia saliera de su cuerpo. Parte de Ann estaba luchando por la incapacidad de decir la verdad. ¿Qué podía decir? Nadie le creería que Kamoshida era el responsable. Shiho ciertamente no podía testificar, y las únicas cuatro personas dispuestas a ayudarla, eran tres chicos cuya expulsión estaba pendiente, y un gato. Sin ninguna prueba, Kamoshida era intocable.

Ann y Baba se conservaron en los brazos de otra lo mejor que pudieron, la rubia manteniendo sus lágrimas bajo control antes de irse a su cama. Terminó rechazando las ofertas de su nana de prepararle su platillo favorito. No había duda de que sus padres tratarían de llamarla en cuanto pudieran para ofrecerle sus condolencias. Esperó que pudieran ayudar una vez lograran hacer a Kamoshida confesar. Pero sería una larga espera hasta entonces. La rubia colapsó en su cama, desahogándose silenciosamente en su almohada, esperando que el cansancio se hiciera cargo del resto. Pero a pesar de que su cuerpo se sintiera cansadamente pesado, no podía alcanzar el sueño. Estaba demasiado cansada hasta para dormir. Qué cruel ironía.

Ann se deshizo de sus botas y rodó hasta el borde de su cama. Deshizo sus coletas, rubios hilos de pelo cayendo por sus mejillas. No tenía a nadie. Todas las personas que conocía no sabían de nada, o estaban fuera de alcance, en el caso de Shiho. Menos uno.

Ren.

Empezó a buscarlo en sus contactos, comenzando a escribir en el teclado virtual con el pulgar. ¿Pero qué podría decirle? A pesar de ser compañeros de clase, y ahora compañeros de equipo, todavía no lo conocía del todo. Era una buena persona. Bastante confiable, pero su amistad era demasiado nueva. Apenas explorada. No quería verse demasiado arrogante, pero su corazón dolía de soledad. Y él se veía demasiado accesible.

Sólo no seas demasiado demandante, ella pensó para si misma antes de tomar la fuerza necesaria para escribir.

[Ann]: Hey... gracias por lo de hoy

Un sencillo inicio de conversación. Y una expresión de gratitud. Ren realmente había hecho mucho por ella el día de hoy, incluso más que otras personas que conocía. Ryuji y Morgana definitivamente también fueron de ayuda, y se hizo la nota mental de agradecerle a Ryuji después. Pero por ahora, estaba concentrada en Ren.

Phantom Stardust | ShuAnnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora