Melody
¿Podemos hablar?
Ese era el quinto mensaje que recibía de Nathaniel en la semana. Luego de la última noche que hable con él, decidí tomar distancia por un tiempo. Saber las cosas que podía llegar a sentir, me aterraban.
Pero, durante este tiempo, me di cuenta que Nathaniel no tena la culpa y que si me llegaba a enamorar sería mi problema, no de él, él ya tenía a su novia.
Así que decidí mandarle un mensaje, invitándole un helado.
Era sábado y Ethan se encontraba encerrado en su casa, estudiando y llenando su cabeza de información que se tenía que aprender para un examen. Con todo lo que me había contado de la universidad, y todas las cosas que tenía que hacer, era más un infierno que otra cosa.
Antes de encontrarme con Nathaniel, tenía que ver a Kiara, para un trabajo de biología. Así que le avise que nos encontraríamos a las 7pm en la heladería "Ice blue".
Me subí a mi bicicleta y me fui hacia la casa de Kiara, aunque quedaba a solo cinco cuadras de la mía, me gustaba estar en bicicleta.
Al llegar a su casa, toque la puerta. La verdad que no era ese tipo de amiga con la que tienes tanta confianza y entra a tu casa sin tocar la puerta.
Me abrió la puerta Matthew, el hermano mayor de Kiara, aunque solo se llevaban 1 año. Tenía que confesar que estuve enamorada de ese chico castaño, con rulos, ojos celestes y un muy buen físico. Aunque solo fueron dos años, ya que entendí que no tendría ninguna oportunidad con él.
- Melody- dijo él.
- Matthew- dije yo.
- ¿Qué haces por aquí?- pregunto- Hace mucho que no te veo, pasa.- dijo, haciéndose a un lado.
- Vine por un trabajo que tenemos con Kiara- entre en la casa, aunque no me adentre mucho- Ya sabes, el instituto.
- Te entiendo, el instituto, tu peor pesadilla- sonrió, como en los viejos tiempos- ¿Cómo estás?
- Bien, bueno, maso menos- dije- Mi mama consiguió un novio, es como si se hubiese olvidado de mi padre por completo.
- Ey!, sabes que ella no se olvidaría de tu padre, a la persona que amo y siempre va a amar es el, pero a veces, hay que seguir adelante- dijo, mirándome con ternura- Ella merece ser feliz.
- Ay dios, me siento tan egoísta- me tape la cara con las manos.
- Ven aquí- se acercó a mí y me saco las manos de la cara- No eres una persona egoísta.
Antes de poder o decir nada, se escucharon pasos desde la escalera, alguien estaba bajando.
Nos separamos los dos rápidamente, pero ya era tarde, Kiara nos había visto.
- Cuanto amor- comento, viéndonos a los dos.
- Kiara, no es lo que- Kiara me interrumpió.
- No es lo que pienso, ya lo sé, escuche toda la conversación- respire aliviada- Solo tenia que interrumpir antes de que se dieran un beso.
- No nos íbamos a dar un beso- se adelantó Matthew – Además, no me van las rubias, lo siento Melody.
- No pasa nada- con razón no le guste antes, tal vez si me teñía de morocha...- A mí no me van los de rulos.
- Así que es una tregua- dijo.
- Es una tregua.
Matthew se acercó a la mesada y tomo las llaves de un auto.
- Me voy- dijo- Voy a tomar el auto de mama, avísale.
- ¿No crees que eres muy grande ya para tener tu propio auto?- dijo Kiara.
- ¿No crees que eres muy grande ya para dejarte de meterte en los asuntos de los demás?- y así, sin más, Matthew se fue.
Estuvimos un rato largo haciendo el trabajo con Kiara, hasta que en un momento me tomo de las manos, sorprendiéndome.
- Tengo que confesarte algo- dijo- Creo que me enamore.
- Espera, ¿Kiara enamorada?- dije, mirando para todos lados- ¿Dónde están las cámaras?
- No es una broma, es verdad- confeso- Lo conocí el otro día en la fiesta, es hermoso.
- Necesito que me cuentes todo, pero será otro día- mire la hora en mi celular- Me tengo que ir
- Okey, prometo contarte todo- dijo- Pero esto es un secreto, ¿ok?, no se lo cuentes a nadie más.
- Prometido- dije.
.....................
Entre a la heladería, buscando a Nathaniel. Estaba sentado en una mesa, viendo su celular. Apenas me vio, se levantó y vino hacia mí, pero al estar lo suficientemente cerca, se quedó callado.
- Lo siento- hable yo- Me aleje y te ignore por una semana, aunque tú no tuvieras la culpa y...
- ¿Pero ahora estamos bien, no?- me interrumpió Nathaniel- Y eso es lo único que quiero, así que...¿amigos?
- Claro- sonreí- Amigos.
Luego de unos minutos de silencio, Nathaniel hablo.
- No sabes el infierno que fue no tener a quien molestar en toda la semana- confeso, acercándose a la mesa y sentándose.
- Y tú no sabes el infierno que fue no poder contradecir a nadie- dije, riéndome.
- Bueno, parece que no podemos vivir el uno sin el otro
- Eso es lo que nos hace especial- dije, antes de que llegara la mesera.
- Buenos días, ¿qué van a pedir?- dijo, amablemente.
- Yo quiero un helado, de chocolate blanco- dijo Nathaniel.
- Y yo uno de vainilla- dije.
La mesera asintió y se fue, dejándonos solos.
- ¿helado de vainilla?- hablo Nathaniel- Que básica eres.
- ¿y tú? Que eliges el helado de chocolate blanco, sabiendo que existe el negro, que llama atención eres.
Justo vino la mesera, poso los dos helados delante de nosotros y se fue.
- Es que no me gusta lo amargo- dijo, para luego pasarse la cuchara con helado por sus suaves y rosas labios.
- ¿Sabes?, me di cuenta de que nos conocemos, pero no del todo- dije- Cuéntame algo tuyo.
Nathaniel me miro sonriente, como si recordara todas sus historias y estaba preparado para contármelas.
- No puedo creer que te pasara eso- comente, riéndome a carcajadas por la historia que me había contado Nathaniel- Aunque fue una buena historia- dije.
- Gracias, muchas gracias- dijo- Y ahora cuéntame tu historia.
- No tengo nada para contar- agache mi cabeza.
- Tal vez...- hizo una pausa- La historia de tu padre.
Levante mi cabeza y lo mire, lo mire a los ojos, algo en ellos me gritaba hazlo, y otro me decía no confíes. Pero me adentre más a esos ojos marrones, y algo me dio confianza. Algo me hizo confiar.
- Okey, pero aquí no- dije. Lo tome de la mano y salimos del local, como no encontraba lugar, Nathaniel me llevo hacia su auto y nos quedamos ahí.
- Bueno, la historia empieza en que.....
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Perfecto problema
RomanceMelody tiene 17 años, tiene una vida normal, una madre que la quiere, amigas, y una promesa que le juro a su padre antes de morir ¿ Que mas se podría pedir ?, pero todo esto se derrumba cuando conoce a Nathaniel, un chico mujeriego, que vive de fies...