Capitulo 5

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Me desperté a eso de las 4:30 am, no podía dormirme de nuevo así que decidí ir al baño, al llegar al baño me vi en el espejo, tenía los ojos hinchados y rojos de tanto llorar y por debajo de los ojos se asomaban unas pequeñas ojeras.

Me lave la cara y me fui a mi cama para tratar de dormir, pero no podía, daba vueltas, cerraba los ojos, contaba hasta diez pero nada. Así que decidí agarrar mi libro de Romeo y Julieta y leerlo, mientras que leía me di cuenta de que algo se me  olvidaba, que algo se me había pasado y de repente me acorde, el informe de William Shakespeare.

Me levante de un salto y me dirigí hacia la computadora, entre la visita de Esteban a casa y que me quede dormida de tanto llorar, se me había olvidado.

Tan solo me quedaban 2 horas para terminarlo, así que abrí word y empeze a buscar información de Google y de algunas biografías que tenía de William Shakespeare, como el profesor había dicho que podíamos poner cualquier cosa en el informe para que quede completo, decidí poner algunas frases del libro de Romeo y Julieta.

Luego de una hora y media, había terminado el informe, tan solo tenía que imprimirlo en el colegio y listo. Como quedaba poco para ir al instituto decidí bañarme y cambiarme. La verdad que estaba nerviosa por lo de las audiciones de porristas, pero trataba de no pensar en ello.

Baje a desayunar y me encontré a mi madre sentada en la mesa desayunando cereales.

- Buenos días- dije

- Buenos días- respondió mi madre, la veía enfadada.

- Todo bien?- pregunte

- Bien? Como quieres que esté bien con todo lo que le dijiste a Esteban a noche?- respondió levantando la voz- Esteban se fue súper mal, realmente el se preocupa por ti.

- Preocupado por mi? si nos conocimos apenas ayer madre, no exageres.

- No estoy exagerando, Esteban te quería conocer, quería saber más de ti, sus intenciones nunca fueron ponerte así.- dijo mamá

- Pues Bueno, ya quedó todo así, no podemos hacer nada- dije.

- Si que vamos a hacer algo- dijo mi madre- La otra semana va a venir Estaban a casa y te vas a disculpar.

- La otra semana? Va a venir la otra semana?, mamá no puedes. - dije.

- Si que puedo Melody y tu te vas a disculpar- dijo mi madre.

Mamá- La llame- tengo miedo sabes?, tengo miedo de que te olvides de papá, de que te olvides de su rostro, sus caricias, la alegría que nos daba cada día, pienso que con Estaban puedas olvidarte de todo eso- dije llorando.

- Cariño, nunca me podría olvidar de tu padre- dijo mi madre acercándose a mi y rodeándome con sus brazos- Siempre estará aquí, en mi corazón, todos los recuerdos están aquí- dijo señalando su corazón- Todos.

- Te quiero mamá- dije

- y yo a ti cariño- me beso en la cabeza- ahora vete para el instituto que llegas tarde.

- Adiós mamá- dije tomando mi mochila

- Cuídate cariño.

Al llegar al instituto, en la puerta me encontré con Rebecca que venía vestida con su uniforme de porrista.

- Nerviosa eh? - me pregunto.

- No estoy nerviosa- dije- solo trato de llegar a clase para no ir tarde.

- Bueno, te deseo toda la suerte del mundo- Dijo Rebecca- Besitos.
Y se fue del pasillo

Durante las 2 horas de matemática, no dice otra cosa que pensar en la charla con mi madre, hacia mucho que no llorábamos juntas por mi padre, supongo que estaría bien darle una oportunidad a Esteban, pero no me terminaba de convencer ese hombre.

Llegó la hora del recreo y estaba todo igual que ayer, solo que la mesa que decía "Audiciones porristas" ya no estaba más. Se encontraban algunos chicos audicionando para el equipo de básquet por un lado y por el otro el lado de las porristas.

- Llegas tarde Melody- me dijo Rebecca- Una porrista nunca llega tarde.

- Oh vamos, tan solo fueron 2 minutos de retrasos- dije.

- Bueno empecemos con las audiciones- dijo Rebecca y de repente se giró hacia mi- Oh Melody casi me olvido, te tengo malas noticias.

- Malas noticias? De qué hablas?- dije, ¿Que tendría que decirme Rebecca?

- Lamentablemente debido a tu físico y tu peso actual, no podrás estar en el equipo de porristas- dijo con un tono de pena, aunque actuar no era lo suyo.

- Mi peso? Que tiene que ver mi peso?- respondí con ganas de llorar, oh no, no quería llorar al frente de Rebecca y darle el gusto.

- Si, tu peso- respondió como si fuera una pregunta estupida- Las porristas, la mayoría de veces levantamos a una para hacer trucos y piruetas, y no quiero que unas de mis mejores porristas se rompan un hueso.

Y se escucharon risas. Y mi mundo se callo. Y yo no valía nada, ya no sentía absolutamente nada.

Salí corriendo de ahí mientras que me sentía con ganas de vomitar y mareada, traté de hacer lo mejor para mantenerme en pie, pero de repente un fuerte golpe en la parte de atrás de la cabeza me dejo viendo todo lo negro, y ese fue el límite para que terminara en el suelo.

Perfecto problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora