No esperaba volver a verlo, luego de que meses antes él le pidiera separarse.
Nunca pidió una explicación, pero era obvio que él tenía una aventura. Ahora se encontraba luchando a muerte por no volver a enamorarse de él.
Siwon había decidido demost...
Frunció el entrecejo. Estaba molesta por tener que admitir cuanto lo necesitaba. Para lo único que habia reaparecido en su vida era para echar abajo todo lo que ella había construido. Recordó sus primeros años de casada. ¡Fueron maravillosos! Era feliz porque un hombre como Siwon, sofisticado, apuesto, rico, se hubiera fijado en ella y no solo eso, sino que también se había enamorado de ella con locura (según él) y había sido tan gentil, tan tierno y amable con ella. . . Se habían atraído desde que se conocieron. No necesitaban a nadie más para pasarla bien juntos y de hecho era un sacrificio compartir el tiempo cuando salían con los amigos. Habían vivido una relación tan intensa que la perturbaba.
¿Que hubiese sido mejor decirle? ¿Que lamentaba lo que había hecho? No. Si él hubiese hablado claro desde un principio no estarían en esa situación. ¡También fue su culpa!
Le dolía pensar que todo había terminado.
Los siguientes días de esa semana pasaron lentos y tediosos para Estella, aún que agitados por el trabajo, su trabajo le daba seguridad y alegría. La culpa la atormentaba y se desahogaba con JB quien la escuchaba con paciencia. —Sabes creo que ya odio a ese sujeto. —le había dicho. La amabilidad de Im Jaebum era extrema. Cuando vio que estaba apunto de llorar se acercó a ella— Vamos Estella ningún hombre merece que llores por él. Estoy seguro que más de uno haría lo que fuera por tener una mujer como tu— le rodeó los hombros con su brazo atrayéndola hacia él para consolarla— No le des la satisfacción de que esta situación te afecta. —Lo intentaré. —Esa es mi Estella. —Lo siento, ¿Estoy interrumpiendo algo?— la voz de Siwon a su espalda.
JB y Estella volvieron la cara al mismo tiempo al escucharlo. JB quito su brazo de sus hombros y dijo relajadamente: —Hablaremos más tarde Estella, ¿de acuerdo? —Claro. —Respondió tratando que su voz sonará normal.
Siwon no despegó los ojos de Estella mientras JB pasaba a su lado, cuando esté le dió la espalda se dirigió a ella. —Siento mucho haberte puesto en una situación incómoda. —¿Que te trae por aquí tan temprano?— dijo en automático. ¿Que estará pensando al verlos así? La mirada que Siwon tenía podía cortar el acero si lo quisiera. —Tengo que hablar contigo.
Nerviosa Estella se echó a andar, su turno se había terminado y le tocaba descansar esa noche.
—Parece que tu amigo no me soporta. —dijo siguiéndola. —Creo que eso, no tiene por qué preocuparte. —Si, si me preocupa cuando lo veo a abrazando a mi mujer.
Estella casi se le cae la quijada cuando lo escucho. No tenía porque darle explicaciones. —JB es mi amigo y mi jefe. —y, ¿Por eso te tiene que abrazar?— desesperado y acalorado por los celos Siwon de desabotonó los primeros botones de su camisa.
Era obvio que ese jóven médico no veía a Estella solo como a una amiga, lo había visto besarla en otra ocasión.
Siwon no era consciente de que todo él irradiaba un poder sexual casi animal que enviaba un mensaje electrónico a cada terminación nerviosa del cuerpo de Estella.
—Mi infórmate me dijo que entraste a este hospital por medio de él.
El hecho de que le recordaré que tenía a alguien espiandola, la hizo enojar.
—Lo conocí en una convención médica a la que asistí hace tiempo. Cuando busque cambiarme de hospital traje mi currículum aquí, el me reconoció. Eso es todo. —su tono era impersonal. —. . . Y se aseguró de que estuvieras bajo su mando.
Estella estaba indignada. —Èl creyó en mi. —Lo que tengo entendido es que no solo creé en ti. —Puedes pensar lo que quieras.— Estella estaba comenzando a enfurecerse y aparentemente Siwon se dió cuenta por que su tono de voz cambio. —Entonces, ¿No hay nada entre Im Jaebum y tu? Trato de serenarse y contestó mirándolo a los ojos. —No, no hay nada. Fuera de nuestra relación laboral, solo hay amistad.— Estella se irguió y cruzo los brazos sobre su pecho. —Y, tu ¿Ya tienes un reemplazo para tu joven secretaria? —Si. —¿De verdad? —Una ahjuma de cincuenta años que dejó de trabajar por un tiempo debido a que cuidaba a su esposo enfermo durante tres años. Trabajaba con una barra de abogados contraria y luego de que ella quisiera volver le dijeron que ya era demasiado mayor. Es abuela pero es más eficiente que cualquier chica de veinte o treinta años.
Estella sonrió para sus adentros, le sonaba ridículo, pero le pareció fantástico que no hubiera una jovencita pasando con el más de ocho horas diarias. Lo miró y preguntó: —¿Me crees lo de Im Jaebum y yo? —Por supuesto.
Le creyó tan fácilmente que se sintió ofendida, de todos modos, no quería verlo celoso ¿O, si? —A todo esto, ¿Que estás haciendo aquí?
No pensó volver a verlo luego de la manera en que acabaron las cosas la última vez.
—Vine para llevarte a desayunar.
—Siwon . . . No estoy en estado de ir a ninguno de los restaurantes a los que acostumbras a ir. Necesito un baño, quiero dormir. . .
—Traje el restaurante hasta ti— dijo levantando un par de bolsas con el logotipo de un restaurante italiano famoso.— te llevaré a casa. —Tal parece que lo que yo quiera no significa nada para ti. —No. Hemos hecho las cosas a tu modo los últimos meses y no hemos conseguido nada. Bueno, si confusión.
Estella lo pensó un segundo y dijo: —Esta bien, pero iremos a mi casa, en caso contrario puedes comerte eso con tu nueva secretaria.
Minutos más tarde estaban subiendo las escaleras hacia su piso, abrió la puerta: —Entra —le dijo reacia, lo vio deshacerse de su calzado e ingresar a su pequeño estudio. —Este lugar está muy bien —comento mirando al rededor. —A mí me gusta.
Estella fue a abrir las ventanas y Siwon ponían las bolsas sobre la encimera de la cocina.
—¿Pusiste demasiado esfuerzo en el? —Bastante.
A Estella le resultaba extraño que Siwon estuviese allí. La hacía sentir torpe como una adolescente cuando el chico que trae locas a todas las chicas de la secundaria está en su casa para pretenderla. Dejó de mirarlo. De verdad necesitaba un baño.
—Me daré una regaderazo rápido, enseguida estoy contigo. —decía mientras caminaba por la habitación buscando algo de ropa cómoda para cambiarse.— te quedas en tu casa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.