Capítulo 6

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—¡Ahjuma! La extrañe mucho —abrazo de nuevo a la mujer.

Siwon siempre había sabido donde se encontraba Estella y pasaba seguido con el auto por el hospital donde Estella trabajaba esperando verla al menos de lejos. Esa noche pudo verla a través del cristal de una cafetería que se encontraba a unos pasos de su casa, estaba con ese jóven médico, vió como éste se inclinaba sobre la mesa y besaba a Estella en los labios. Freno de improviso el auto, estaba furioso, ¿Cómo se atrevía a besar a su mujer?, Estaba a un paso de bajarse cuando el otro auto los embistió.

—Se que les da mucho gusto verse, pero me muero de hambre.

Siwon dirigió a Estella a la pequeña y acogedora sala frente a la chimenea y esperaron allí a que la cena estuviese lista, mientras tenían un aperitivo servido.
Cuando tomo asiento, su mirada se encontró con la de Siwon y se vió envuelta en su fuerza vital, su dinamismo, aquel al que había conocido tan íntimamente en la cama, esa fuerza que la hizo irse de esa casa justo cuando el no estaba, él podría haberla convencido con su energía, arrasando completamente su razón y sentido común.
Terminaron su copa en silencio.
Apartir de ese momento trato de no mirarlo por que a pesar de que estaban a una distancia prudente uno del otro la atmósfera era sensual, envolvente. Siwon tenía el poder de seducir a las personas con su sola presencia. Con pesar acepto que Siwon la atraía físicamente tanto o mucho más que antes.

La cena estaba deliciosa, acompañada de un magnífico vino y Siwon fue el acompañante perfecto.
Hablo de todo y nada, estuvo afable y servicial, siempre pendiente de lo que sea que ella necesitará, pero el siempre había sido así. Se dijo que no debía bajar la guardia con él.

Luego del postre se iría al hospital y terminaría con esa farsa.

Sin embargo, alentada por él, le contó una divertida anécdota graciosa que le había pasado en su trabajo, Siwon se había reído relajadamente.

¿Que estaba haciendo? ¿Acaso ya había olvidado la razón por la que estaban en esa situación?

—¿Sucede algo malo? —le preguntó notando su cambio de ánimo.
—No. . . No. Debo ir al trabajo.
—Parece que regresamos a donde estábamos. . . Desde antes de separarnos.

¿Qué? ¿A qué se refería con eso? ¿Tenía alguna maldita idea de lo atractivo que se veía en ese momento?

Por supuesto que lo sabía, Siwon había tenido que utilizar su atractivo físico y su magnetismo para poder hacer su fortuna sin la ayuda de su padre.
Fue el estudiante más destacado de la facultad de Derecho, a los veintidós había conseguido ganar su primer caso como abogado civil y solo fue el comienzo, una firma de renombre lo contrató al año de eso y los siguientes años siguió acumulando más fama y dinero.

—¿De que estás hablando? Se claro.
—Siempre haces lo mismo, aún cuando estás aquí parece que no lo estuvieras.

¿Que era lo que Siwon le acababa de decir exactamente?

—Tu querías que nos separaramos.— replicó molesta.
—Veo que sigues igual— respondió mirándola con enfado.
—Mira. . . —puso las manos en el reposa brazos de la silla para levantarse y salir de allí pero él la detuvo.
—No, mira tú, mi guapa y perversa esposa —Siwon se puso de pie con un solo y rápido movimiento y la tomó de las manos para que ella se pusiera de pie— Intento aclarar las cosas.

—No quiero hablar, no tengo nada más que decirte. . .

Siwon tiró de ella y fue a estrellarse contra su pecho sólido, quiso resistirse pero sabía que era una lucha inútil y su principal enemigo no era Siwon sino ella misma, puesto que en el mismo instante en que él rozo sus labios el deseo de apoderó de ella como la garra de un águila a su presa. El deseo que sentía por él la asustaba más que ninguna otra cosa. Siwon había roto su corazón y ahora había aparecido de nuevo en su vida como si tuviera todo el derecho de hacerlo.
No podía, no debía ceder ante él.

Su beso fue profundo y potente, su sabor y su aroma le aturdieron la mente mientras intentaba recuperar el control de si misma. Hacía tanto tiempo que no estaba entre sus brazos. . . El deseo se inflamó en su vientre y se expandió por todo su cuerpo.

Debía detenerlo.
Los labios de Siwon eran posesivos. Reunió toda su fuerza de voluntad para separar unos milímetros la cabeza y decirle:
—¡Suéltame! Me estás haciendo daño.

¿La estaba lastimando?
Siwon siguió besándola pero sopesó sus palabras por un segundo, tenso los labios y con un gruñido los apartó de ella. Respiraba agitado y su cuerpo temblaba un poco, hasta que recupero el control y sus manos aflojaron su agarre para soltarla por fin.

Estella sintió un terrible vacío y unas irreprimibles ganas de arrojarse en sus brazos.

—Como te atreves a maltratarme de ese modo.

¿Maltratarla? —pensó Siwon, carraspeó y enseguida dijo:
—¿Te gustaría tomar el café en el jardín?
—No —respondio tajante.— tengo que llegar al hospital.

Era verdad, debía ir a trabajar.

Bien. Te llevaré.
—No. Me sentiría más agusto si llamo a un servicio de taxis.
—Claro —Siwon espero un momento mientras la veía digitar un número y acto seguido daba las indicaciones para llegar hasta allí.
—. . . ¿En media hora? Bien. Gracias.
—Mientras esperas tomemos el café en el jardín, así podrás ver lo que he hecho con tus plantas.
—Esta bien.

La ahjuma llevó el servicio allí. Había también una salita de madera caoba y aún que hacia frio, el ambiente en esa estructura de vidrio era cálido y acogedor.

Siwon la invitó a sentarse en uno de los sillones en los que había mantas cálidas, Estella tomo una para ponérsela en las piernas, al verla Siwon la ayudó a colocársela, después se dirigió a la cafetera para servir el café. Mientras lo hacía le pregunto:

—Ese doctor. . . Jaebum ¿Es tu jefe?
—No precisamente —Siwon dejó de servir el café para escucharla— él está acargo del área de urgencias, es el médico responsable de turno, por otro lado yo soy  su jefa de enfermeras.
—Me alegró por ti Ella.
—¿En serio?
—En serio— respondió él volviendo a servir el café.
—Disculpame pero se me hace difícil creerte. Hasta donde recuerdo, odiabas mi profesión, incluso me pediste que dejara de hacerlo.
—Te disculpó y quiero que me perdones por eso. No me daba cuenta lo importante que era para ti tu profesión.
—Mi único error fue casarme contigo.

Siwon hizo como si no hubiese escuchado ese comentario y llevo el café a la mesita.
Escuchó una fuente muy cerca, había flores de todos los colores, helechos colgaban del techo y plantas parecidas a enredaderas colgaban de las macetas, el perfume que salía de ellas era precioso.

Siwon le preparo su café tal como a ella le gustaba, con leche y azúcar. Él siempre lo tomaba solo y sin azúcar, decía que perdía el sabor original, a ella eso no le importaba.

 Él siempre lo tomaba solo y sin azúcar, decía que perdía el sabor original, a ella eso no le importaba

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