Capítulo 13

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Por un momento pensó que Siwon saltaría de repente de detrás del sillón. . . No fue a sí.

Miró a la barra de la cocina y allí estaba la gran rosa roja y una nota:

Lo siento tuve que atender una llamada rápida del trabajo.
Te veo más tarde.

Siwon.

Siempre era lo mismo, él no había cambiado en nada. Café. Necesitaba café con urgencia.

El goteo del líquido al pasar por filtro tuvo en ella un efecto de hipnosis, regresandola a
aquel tiempo en donde las cosas comenzaron a ir mal.

A solo unos meses de haberse casado, Siwon había entrado a una gran firma de abogados y Estella entendía perfectamente que él comenzará a abrirse paso en ese gran y prestigiosa firma, codeándose con grandes personajes y rodeándose de mujeres hermosas.
Era imposible contar la cantidad de veces que se había quedado sola en casa, esperándolo.

Estaba llorando. Lloraba de nuevo al recordar cuantas veces lo había llamado al móvil y no había tenido respuesta, cuántas veces se había quedado dormida en la sala de estar por esperarlo, cuántas veces había faltado a una cena con ella y en respuesta solo había recibido un mensaje de "Estoy en una reunión importante."

Él no reconocía su culpa en este asunto o ¿si? Hasta el momento solo había escuchado acusaciones hacia ella y no era justo.

Recordó cuando se fue de su lado, él ni siquiera había ido por ella, ¿como podría si nunca se había tomado la molestia de conocer a sus amigos? ¡Tuvo que contratar a un investigador!
Había llorado muchas veces frente a Anna, su amiga, mientras le contaba lo mucho que lo extrañaba y lo dolida que estaba por esa situación.

Limpió sus lágrimas con enojo, nunca debió dejar que Siwon volviera a interrumpir en su vida y en su cuerpo. Hizo un esfuerzo por no pensar en él. Hacia un año que había tomado la decisión de dejarlo y nada había cambiado. Sería mejor vivir sola por el resto de sus días. No quería transformarse en una víctima, en una mujer de esas que perdían su dignidad por hombre, en una de esas que dedicaban toda su vida y tiempo a un hombre y aguantan cualquier cosa en nombre del amor. Tenía vida propia y estaba bien. Recargo la cabeza en el brazo del sillón y cerró los ojos por un segundo.

El sonido del interfón, una y otra vez. . . Se escuchaban tan lejanos. Minutos después golpes en la puerta, la voz de Siwon llamándola tan desesperadamente. Voces. . .

--¿Está segura de que no ha salido?
--Si, señor. La señora Estella está allí, no ha salido.

La voz de Siwon de nuevo, llamándola a gritos... ¡Estella! Seguido de golpes en la puerta.

Abrió los ojos. No estaba soñando. No supo en que momento se había quedado dormida, miró hacia el balcón y había oscurecido.
Se levantó del sillón y fue hacia la puerta, tenía el cuello dolorido debido a la mala posición en la que había dormido.
Desbloqueo la puerta mientras con la mano libre se masajeaba la parte dolorida.

--¡Estella! ¿Te encuentras bien?— Siwon se veía alterado y su casera estaba con él.

Estella no entendía de que se trataba todo ese alboroto.
--¡Claro que estoy bien! ¿Por que no habría de estarlo?
--Te he estado llamando toda la tarde sin obtener respuesta y vine aquí y tampoco atendias el interfón.
—Señora Xing, siento mucho esta confusión.
--No te preocupes linda, su esposo estaba muy preocupado...
—El no es mi esposo —la interrumpió.
—Lo siento, él dijo que lo era.
--Lo era.— Se apuro a responder.
—Ese joven doctor, Jaebum, también vino a verla, dejó esto para usted— la mujer busco una pequeña nota en el bolsillo de su chaqueta y se la dió.
--Gracias.
—Ahora que hemos visto que está bien la dejo.

La anciana mujer dio medía vuelta y se fue no sin antes despedirse de Siwon. En cuanto su casera desapareció le increpó:
--¿Que estás haciendo aquí?
—Bueno. . . Quería disculparme por haberme ido esta mañana.
--Eso no es raro. Siempre lo haces.— respondió y fue hacia la cocina, prepararía algo de comer.

Siempre lo hago.

Esa frase retumbó en la cabeza de Siwon.

—¿Quieres hablar? —Siwon se recargo contra la barra de la cocina mientras la veía sacar víveres de la heladera.

—¿Hablar? —Estella buscaba un tazón para los vegetales.— ¿Creo que eso ya no sirve de nada?— comenzó a picar un pimiento rojo.

Desesperado, Siwon rodeó la pequeña barra, le quitó el cuchillo y la tomó por las muñecas.
—Si tienes algo que decir, es el momento de que lo hagas.

Estella lo miró a los ojos con enfado.
—No tiene caso. Vamos a divorciarnos.
—Basta ya de decir eso. Mejor dime, ¿Por que deseas tanto separarte de mi? ¡Habla!
—¡Bien! ¿Quieres que hable? Bien,— se soltó de su agarre y salió de la cocina,— por que hasta ahora lo único que he escuchado son reproches y reclamos sobre mi comportamiento, ¿Pero qué tal el tuyo? Sólo notaste que faltaba por que estirabas la mano y ya no estaba allí.
—¿Qué?
—Y me sustituiste inmediatamente, ¿No es así? Tus reuniones de trabajo, tus fiestas con los otros abogados de la firma, siempre asistías del brazo de una hermosa y joven mujer.— Siwon la miraba sin perder detalle— y cuando yo te llamaba, tu teléfono siempre me mandaba a buzón, cuando me prometías cenar conmigo yo. . . — ¡Diablos! No quiero llorar— dejaba todo para poder estar contigo, y ¿que hacías? Me mandabas un mensaje diciendo "estoy en una reunión." ¿Sabes? Eres un hipócrita.

—Ella. . .

—Te apareces en mi vida a reclamarme cuando tú no te diste cuenta de que no estaba hasta que estiraste la mano y ya no estaba allí, cuando para remediar la soledad en la que me sentía comencé a ejercer mi profesión, entonces te enteraste de que no estaba más a tu disposición y ¿que hiciste? Buscabas a otras para sustituirme.

—Ella... Yo... Nunca te fui infiel. Tu eres la única mujer para mi, ellas eran clientas, algunas veces mi asistente, con las que no tuve nada que ver. Pero me doy cuenta que para ti soy un sujeto de lo peor. Y tienes razón, pero al menos yo me he dado cuenta de mis errores en este tiempo alejados, ¿Tu lo has hecho? —Estella no contestó— me doy cuenta de tu resentimiento y ahora entiendo que no importa nada de lo que haga. Tu eres feliz.

Siwon sonrió con tristeza, le soltó los brazos y camino a la salida.

Siwon sonrió con tristeza, le soltó los brazos y camino a la salida

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