Capítulo 10

516 38 8
                                    

En la memoria de Siwon se revelaron muchas ocasiones en las que no había contado con Ella, las muchas veces que se había quedado plantado en algún restaurante o que había tenido que cancelar sus planes. Sólo le respondió:

—Será mejor que te des un baño.

La verdad era que había disfrutado mucho de la tina de baño, aún que. . . ¿Por que no la había llevado a su habitación matrimonial? ¿Por que no se había aprovechado de su situación?. .  Se habría dormido a su lado esa noche.

Era evidente que no quería que compartiera su cama de nuevo.

Salió envuelta en un albornoz y en la cabeza uso una toalla pequeña a modo de turbante.
Siwon estaba sentado a la orilla de la cama.

—¿Tienes mi uniforme?— le dijo deteniéndose a unos pasos alejada de él.
—No. Pero ya te he dicho que toda tu ropa está donde la dejaste.

Estar de nuevo en esa habitación fue como ver una vieja película. Camino hacia el vestidor. Todo estaba tal y como lo había dejado, aún podía percibir su antiguo perfume. Trago saliva y busco entre las perchas, eligió unos pantalones y una blusa de manga larga y cuello de tortuga, tomo un abrigo que hacía juego y unas botas de tacón bajo y estético. De los cajones extrajo unas pantis de encaje color melón y un sostén a juego. Aún quería ir a trabajar, aun que no pensaba decírselo a Siwon.

Salió del armario y cerró las puertas tras ella.
—Gracias —le dijo al hombre que la esperaba pacientemente.— Me pondré la ropa y bajaré enseguida.
—¿Que sientes Ella? —al ver la cara de extrañeza que está puso continuó— Me refiero a estar aquí de nuevo.
—Que quieres que te diga, es una habitación muy bonita.
—No es eso lo que te estoy preguntando.
—¿Como crees que me siento? Un poco triste supongo.
—¿Un poco triste como si te hubieran arrancado las entrañas? O ¿un poco triste como cuando ves esas películas con las que lloras?
—Siwon. . . Yo no te pedí que me trajeras aquí.
—Estella, hasta ahora hemos hecho todo a tu manera, quiero saber por una vez en que diablos estás pensando, ¡Maldita sea! Desde que nos casamos, desde que nos conocimos, nunca he sabido que piensas. Estoy harto de eso.

Estella le respondió con furia.
—Si estás tan harto de mi, ¿no sería mejor para ambos que fuera ahora mismo?

Sujetándola por los hombros le dijo exasperado:
—Como siempre, no me escuchas. Estoy harto de la falta de comunicación entre nosotros, no de ti. Es como si hubiera una pared invisible alrededor de ti y aún que suba y suba jamás puedo llegar a ti, tú jamás me has dejado entrar en ti vida, ¿verdad?
—¿Y por eso buscabas a otras?— lo acusó con amargura— ¿por que no caí a tus pies, adorándote y dejando de lado mi vida y mis sueños por ti?
—Estas equivocada, yo jamás quise que fueras un apéndice mío y que vivieras a mi sombra, esto es muy distinto, y además, ¿otras? ¿cuáles otras? Desde el momento en que te conocí jamás he mirado a ninguna otra mujer. Tu eres más que suficiente para mí Estella.
—No te creo.— respondió.
—No. ¿Y sabes por qué? Por que es más fácil echarle la culpa a otros. Das por hecho algo que no es cierto. Por que tienes miedo de la verdad.
—Estas loco.
—Si, lo estoy, por aguantar toda esta basura. Por que me haces sentir culpable, por que no aceptas tu parte de la culpa. Un matrimonio es de dos Estella y yo me sentía solo aún estando contigo.

Estella sentía que su corazón se rompía.
—Es. . . Es odioso lo que dices.
—Pero soy yo quien lo dice, quien a caído tan bajo, por que para variar tú jamás dices nunca lo que piensas, lo que sientes.
—Me estás lastimando. . .— sin darse cuenta Siwon la sujetaba con más fuerza de la necesaria.
—¡Maldita sea Estella! —dijo soltándola.

Siwon se apartó unos pasos, se cubrió el rostro con las manos por un instante, luego las bajo y las dejo el su cintura como si temiera volver a sujetarla.
—¿Aún que crees, sin lugar a dudas,  que soy el único culpable de nuestra separación Estella?

¿Lo creía todavía? No. Pero no iba a dar su brazo a torcer

—Yo esperaba —prosiguió él— que cuando tuvieras tiempo de pensar en todo esto, empezarías, al menos a cuestionarte. Pero no hubo más que silencio, ningún contacto, ni una llamada, ni siquiera leíste mi mail. Así que me dije que sería paciente, que esperaría. Nos amabamos y eso era más que suficiente. . . Pero me equivoqué. En lugar de eso recibí una petición de divorcio.

Estella lo miró un momento y se le hizo un hueco en el estómago.
—Creí que eso era lo que querías.
—Tu podrías tirar por la borda todo lo que hay entre nosotros sin luchar por ello. ¿Por que Estella?
—Siwon, yo. . .
—Si hubiera sabido que no serias capaz de razonar, habría hecho esto hace meses.

Estella nunca aceptaría ante él lo que hasta hace poco fue capaz de comprender: sus razones para pedirle la separación.

—Olvídalo.
Estella levantó la vista al escucharlo.
—¿Olvídalo?
—Ve a vestirte Estella.

Siwon se hizo aún lado. Estella intento acercarse a él pero la manera en que la miraba la detuvo. Se le hizo un nudo en la garganta. Se había terminado todo, su mirada se lo había dicho.

Las lágrimas se abrieron paso por sus ojos en cuanto estuvo a solas. Siwon estaba harto de ella y ya no la quería a su lado. Ha ese grado había echado a perder todo.
Había conocido a Siwon por medio de una de sus compañeras en la escuela de enfermería, su novio y él eran amigos, ese día las habían invitado a tomar un trago en Hongdae. En cuento lo vio, olió el peligro, conocía a los hombres como él, alto, moreno, delgado y varonil, eran siempre unos mujeriegos y no había más que ver cómo sus otras compañeras lo miraban y babeaban por él. Pero a Siwon le gustó desde el primer momento en que la vió y se dedicó a ella toda esa noche.

Espero a recomponerse un poco y llamó a un taxi. Se vistió y se peinó, cinco minutos después bajaba las escaleras de piedra. La ahjuma fue a despedirla y le entrego su uniforme. No vió a Siwon por ningún lado.

Siwon la vio subirse al auto, reprimió las ganas de ir tras ella. No tendría caso. Mientras Estella no fuera consciente de sus errores, regresarían a lo mismo.

Al momento de subir al auto de alquiler, no dirigió la mirada atrás, pero secretamente esperaba que él saliera de la casa gritando su nombre o que de repente tocara a la ventanilla del auto y la hiciera salir, obviamente nada de eso sucedió.
Le indico al chófer la dirección del hospital, no quería estar sola y el ambiente laboral la haría olvidar por un momento.

Le indico al chófer la dirección del hospital, no quería estar sola y el ambiente laboral la haría olvidar por un momento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El DivorcioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora