Capítulo 4

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Su estudio estaba en el último piso de una casa de tres plantas y era su paraíso personal, alejado del estrés y de la adrenalina que le provocaba su trabajo.  Estella lo había lavado  y limpiado durante días y luego lo había decorado, pintando las paredes en tonos pastel y puesto cortinas en el gran ventanal que daba a la calle.  La sala y la cocina estaban separadas del dormitorio por una barra, tenía un pequeño cuarto de baño con regadera y lavabo, un pequeño armario disimulado a lado de la puerta de entrada y en la cocina solo cabía un pequeño refrigerador. Había un pequeño balcón donde cabía una silla y unas cuantas plantas, solía pasar allí la mayor parte de su tiempo libre, leyendo o dormitando. Era su espacio, su refugio del mundo exterior y ahora estaba invadido por él.

Siwon se quedó mirando la habitación llena de la luz del sol y de la fragancia de Ella.

Estella se preguntó que pensaba Siwon de su estudio, que podría ser del tamaño del cuarto de baño de su hermosa casa. Bien pues no le importaba, que pensara lo que quisiera.

—¿Qué estás haciendo aquí? No tengo ninguna intención de cenar contigo Siwon.— le advirtió

Él sonrió. Su sonrisa era devastadoramente manipuladora.
—¿A qué le temes? —preguntó de manera seductora—. Solo te estoy pidiendo que cenemos juntos, no que nos acostamos.

Estella se sobresalto al recordar lo que era estar en la cama con un hombre como él. Ser amada, absoluta y completamente por él. Ser consumida hasta no conservar ningún pensamiento racional. Pero, no había sido amor, al menos eso pensaba ella, el amor y el matrimonio significaban compromiso, fidelidad y lealtad.

—No te tengo miedo, no seas ridículo— respondió cruzando los brazos sobre el pecho.
—Entonces ven a cenar conmigo Ella, como dos seres civilizados.— la miró fijamente, quemándola con la mirada.

Estella parpadeo para romper el hechizo en el que Choi Siwon la estaba metiendo y dijo:
—¿Qué hay de la chica con la que te accidéntaste? ¿No te importa?
—¿Minha? —hizo una cara de no saber a que quería llegar al mencionarla— Minha Hong es hija de un cliente, me pidió que la empleará en la firma como mi secretaria mientras conseguía algo de experiencia.

Estella no le creía, pero sabía que la firma para la que trabaja Siwon era una de las más famosas del país y era muy difícil entrar en ella. Sin embargo desconfiaba.

—No me parece que una cena sea buena idea.

Siwon se acomodó en el sofá-cama frente a la pantalla led.
—A mí me parece una idea excelente.

Estella abrió el balcón para que entrase la fragancia de las flores de su pequeño jardín.

—Lo siento pero estoy tratando de decir que no de una manera educada.
—Entonces di que sí de una forma grosera.
—Siwon, no siempre ganarás.

Siwon era abogado y de los mejores en su ramo, era temido y respetado por que siempre ganaba, siempre.
—No siempre, claro —la miró directamente a los ojos con seriedad— pero estoy dispuesto montar guardia fuera del hospital, incluso podría tirar la puerta de esta casa abajo si no llegarás a abrirme.

Estella se quedó perpleja y sin habla.

No iría a cenar con él de ninguna manera.

Fue a la cocina, se preparó un café y se lo llevó al balcón. Suspiró.

Media hora más tarde se había duchado y miraba su ropa mientras pensaba que iría a cenar con él solo para que no le fuera hacer una escena y sabía que era capaz de hacerlo y también para decirle que ya nada podría haber entre los dos, obviamente luego de eso iría a trabajar.

Se puso unos pantalones blancos de vestir y una blusa de seda color verde manzana, era lo más nuevo que tenía y lo había utilizado para acompañar a Jaebum a un congreso médico.

Claro, no podía soportar que ella se hubiese ido de la casa y fuera ella quien lo dejara con un palmo de narices, a Choi Siwon ninguna mujer lo dejaba.

Se recogió el cabello en un chongo, como era su costumbre, y se maquillo un poco, no quería que se hiciera una idea equivocada, luego a las seis en punto escuchó el interfón.

—Bajaré en un segundo—. No quería que él volviera a invadir su espacio de nuevo.

Al bajar las escaleras que daban a la calle lo miró recargado en un costado de su auto. ¡Diablos! Qué era guapo. Intentó no mirar demasiado mientras bajaba las escaleras sosteniéndose del pasamanos por que Siwon no dejaba de verla, se puso tan nerviosa que todo su cuerpo comenzó a temblar, se sintió agitada de repente y su corazón latía como si hubiese corrido un maratón. Sin embargo, mantuvo la compostura y logró pisar el suelo con la cabeza en alto sintiendo que la mirada de él la quemaba.

—¿Nos vamos? —logró decir.
—Porsupuesto Ella.
Siwon abrió la puerta del copiloto flanqueándole el paso.

Estella se acomodó en el asiento y para entonces podía escuchar a su corazón latir dentro de ella.
Maldita sea...— murmuró por lo bajo mientras Siwon rodeaba el auto por el frente.

Lo que pasó a continuación no tuvo idea de por qué lo hizo, ¿costumbre?
El caso es que se vio abriendó la puerta del conductor desde adentro para él.
—Gracias cariño —Siwon sonrió complacido, acomodándose en el auto.

Estella carraspeó.
—Antes de que nos vayamos, quiero decirte que solo acepte salir contigo para dejarte bien en claro que ya nada puede pasar entre nosotros dos y que espero que tus abogados determinen pronto la sentencia de divorcio.

Siwon no dijo nada y encendió el vehículo para ponerlo en marcha, luego expreso:
—¿Estas tranquila ahora que has dicho eso?
—Solo quería que lo supieras.
—Muy bien Ella, me queda claro, sobre todo cuando no has dicho nada más.
—¿Qué caso tiene esta salida entonces?

No se había puesto en contacto con ella durante todo ese tiempo, entonces, ¿por qué lo hacía ahora?

—Por qué es hora de que lo hagamos.

Hacía frío y había muy poca gente en las calles.
—¿Adónde vamos? —pregunto cuando se alejó de la zona de bares y restaurantes y entró a la autopista.
—Es una sorpresa— respondió sin despegar la vista del asfalto.

Estella reparó en la mano que sostenía con firmeza el volante, llevaba su anillo de matrimonio. Ella en cambio se había quitado el suyo.

—No me gustan las sorpresas— respondió Estella luego de un corto silencio.
—Lo siento mucho.
—¿A dónde vamos? —pregunto de nuevo.

Siwon hizo girar el auto en un cruce y entonces supo la respuesta.
¡Se dirigían a la casa de Siwon! ¡A la casa donde habían vivido casados!


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