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Un par de brazos la rodearon apretándola en un fuerte abrazo. Hinata miró sobre el hombro de la niñera de Hanabi y vió varios rostros sonriéndole. Le parecía tonto que para el clan Hyuga resultara una dicha que su heredera se fuera a casar.
Pues claro que están felices, te casarás con un Uzumaki. Le dijo una voz en su interior.
-Me alegro por usted, señorita Hinata. - Dijo la niñera de Hanabi separándose.
-Gracias, Natsu. - Hinata sonrió con amabilidad a la mujer.
Ya tenía las mejillas entumecidas. Desde que su padre había anunciado su compromiso al clan justo después de haber terminado de hablar con ella, la chica había estado sonriendo y recibiendo felicitaciones.
-Aguanta un poco más. - Le susurró su hermana al oído procurando que nadie más escuchara. La niña conocía de sobra a Hinata y sabía que todo eso le resultaba bochornoso.
El asentimiento de cabeza de Hinata fue apenas imperceptible, pero lo suficiente para su hermana menor. No cabía duda de que todos en la aldea ya lo sabrían al día siguiente, ella sólo quería olvidar todo y darse un baño, pues no había descansado de la misión.
Después de la euforia de los Hyuga, Hinata por fin pudo encerrarse en su habitación y tomar su tan ansiado baño. Con sólo pensar en que se convertiría en la esposa de aquél chico rubio, se le teñían de rojo las mejillas. Era realmente atractivo, y el sonido de su voz demasiado viril, aunque sólo la había escuchado una vez. Aún así, Hinata estaba enfadada, ¿Cómo se atrevía a sólo llegar y pedir su mano? Por supuesto no tenía ningún motivo para pensar que él gustaba de ella, es más, estaba segura de que la primera vez que él le prestó atención fue en la oficina de la Hokage la semana pasada.
Conveniencia.
Era lo único que se le ocurría y podía jurar que su idea no estaba errada. Era lo que más le molestaba.
Además, estaba el hecho de que la boda se celebraría en tres días, y no podía comprender porqué una fecha tan apresurada, su padre no le había comentado nada. Quizá pudiera preguntarle a Naruto directamente, aunque llegar y decirle: "Oye, ¿Que nos vamos a casar en tres días? ¿Porqué?", era estúpido y vergonzoso.
Después de darle mil vueltas al asunto, Hinata observó el atardecer desde su ventana, no sabía si podría hacer eso luego, pues según le había dicho su padre, cuando se convirtiera en la señora Uzumaki, se iría al país del Remolino.
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Naruto estaba seguro que ni siquiera los matrimonios arreglados de los hijos de los Daimyō eran tan forzosos como el suyo, pero había llegado el día de la boda, y debía cumplir con su deber.
No había vuelto a ver a Hinata, ni siquiera para los preparativos, pues de eso quiso encargarse su abuela Tsunade. A Naruto le sorprendió la rapidez con que la mujer arregló todo, aunque sería una boda más bien privada, pues los únicos invitados eran los miembros más importantes de los clanes Uzumaki y Hyuga, y los amigos más cercanos de éstos.
Naruto acomodó las solapas de su saco. Por supuesto sería una boda sencilla, pero debían vestir como la tradición lo pedía, él de traje y ella de blanco. Miró a Sasuke quien lo veía con el entrecejo fruncido desde un sillón en el rincón de la habitación.
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»A pesar de todo me volvería a casar contigo«
RomantikNaruto Uzumaki, heredero y futuro líder del clan Uzumaki, debe encontrar una esposa. Su tío abuelo Ashina le ha dado dos opciones: Escoger la mujer que quiera en dos semanas, o casarse con la que el consejo le elija a finales del mes. El tiempo apre...