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Ella no había respetado las condiciones. Naruto se pasó las manos por el cabello revuelto, revolviéndolo aún más, y luego se dirigió a Sai.
—Búscala. — Le ordenó.
Sai no replicó una palabra, con la agilidad que tiene un ninja despareció, dejando sólo al rubio en su oficina. Enojado.
Hinata se había ido a quién sabe dónde y quién sabe desde qué tiempo. Él ni siquiera se había dado cuenta, hasta que una empleada le preguntó dónde estaba la señora, porque tenía que saber sobre el color de edredón que quería en su cama y no la encontraba en ninguna parte de la mansión, otro la había visto salir completamente sola hacia la aldea. Y lo peor es que era la tercera vez que sucedía.
Naruto odiaba que le desobedecieran. No se podía esperar otra cosa de alguien que creció siendo el consentido nieto de la Quinta Hokage, la mujer le había dado todo lo que estaba a su alcance para que no echara en falta a unos padres. Si pedía la luna, tenían que encontrar un modo de bajársela, o se enfrentarían a la ira de Lady Tsunade. No es que se convirtiera en una persona egoísta, pero si creía que estaba haciendo lo correcto, hacía que los demás lo apoyaran. Así había logrado salvar al mundo Shinobi.
Pero Hinata... Ella lo sacaba de sus casillas. La primera vez que salió sin avisar se excusó diciendo que había olvidado por completo llevar un guardián porque no estaba acostumbrada, ahí se le cayó la mentira, porque Naruto sabía perfectamente que en Konoha ella tenía uno, aún así lo dejó pasar, una no es ninguna, ¿no?. Pero que dijera lo mismo una segunda vez era el colmo. Estaba comenzado a preguntarse dónde estaba la chica buena y bondadosa que le había descrito Shikamaru, y la tímida muchacha que él había visto en la oficina de su abuela.
Pasó al rededor de una hora para que Sai volviera a la oficina, con Hinata a su lado. La hizo entrar y se fue cerrando la puerta tras de sí. Naruto dejó los papeles que estaba revisando y alzó la vista.
—¿Qué excusa pondrás hoy?— Le preguntó.
Ella no lo miró, se dedicó a observar las pinturas de las paredes como si fueran lo más interesante del mundo.
—No tengo excusa hoy. — Su respuesta lo irritó aún más.
—Mi paciencia tiene un límite, Hinata. No juegues con ella. — Le advirtió con voz dura.
Ella seguía sin verlo a la cara, y por su ceño fruncido Naruto supo que estaba molesta.
—Deja de enviar a tu guardaespaldas por mí, es vergonzoso.
—No tendría que hacerlo si tu llevaras uno y avisaras a dónde vas. ¿Dónde estabas? No ibas con Karin.
—Estaba en el hospital con Honoka. Después de revisar el menú de la semana no tengo nada más que hacer aquí, Lord Ashina dice que no tengo que preocuparme de nada, así que me aburro en la mansión. — Explicó la chica con los brazos cruzados. Él Suspiró.
—Hay miles de cosas que puedes hacer aquí.
—Estaba acostumbrada a las misiones y a viajar, quizá ese sea el problema.
El rubio se masajeó la sien, no podía creer que alguna vez pensó que mantener a Hinata en la mansión sería fácil, pero debía tenerle un poco más de paciencia, o iban a pasar toda la vida peleando.
—Entonces te agradará la noticia. — Inquirió mirando el montón de papeles en el escritorio. — Mañana viajaremos a Sunagakure, tenemos un compromiso allá.
Hinata curvo los labios en una sonrisa que Naruto no vió.
—¿Cuál es el motivo? — Preguntó tratando de ocultar el entusiasmo.
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»A pesar de todo me volvería a casar contigo«
RomanceNaruto Uzumaki, heredero y futuro líder del clan Uzumaki, debe encontrar una esposa. Su tío abuelo Ashina le ha dado dos opciones: Escoger la mujer que quiera en dos semanas, o casarse con la que el consejo le elija a finales del mes. El tiempo apre...