Capítulo 12>>Bienvenido, Boruto

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Naruto se volvió a meter entre las sábanas después de acabarse un vaso con agua. Eran las cuatro de la madrugada, aún faltaban un par de horas para levantarse, así que se acurrucó junto a su esposa nuevamente, abrazándola por la espalda.

Le estaba resultando difícil conciliar otra vez el sueño, y sus pensamientos lo llevaron a rememorar los cambios que había sufrido su vida en los últimos cuatro meses.

Él y Hinata habían comenzado a dormir en la misma habitación. Aún recordaba el asombro de ella cuando hizo que trasladaran sus cosas a su habitación. Esa acción era una recomendación de Honoka: "Las embarazadas necesitan mucho cuidado todo el tiempo", le había dicho, y él siguió la instrucción al pie de la letra. No podía negar que se alegraba de haber tomado esa decisión, así como no podía negar que le gustaba dormir abrazado a ella. Más cuando colocaba sus manos en su creciente vientre, así como en esa ocasión.

Fue entonces cuando sintió el ligero movimiento bajo sus palmas, y abrió los ojos de golpe. Hinata aún dormida se puso boca arriba, y Naruto se incorporó para poner sus manos otra vez en el vientre ajeno. Se movió de nuevo. Naruto soltó una exclamación de felicidad que hizo que Hinata entreabriera los ojos tratando de enfocarlo.

—¡Ahí hay un bebé! — Gritó Naruto sonriente.

—Ah, sí. Ahí lo puse. — Murmuró su esposa más dormida que despierta, y se volvió a colocar de lado mientras cerraba los ojos.

—¡Ahí hay un bebé! — Repitió emocionado. Era la primera vez que sentía el movimiento, pues las demás veces por más que corría no había llegado a tiempo. Hinata reaccionó a los pocos segundos, y luego sonrió.

—¿Ya lo sentiste?

—Hace un momento.

—Honoka dice que ya comenzará a moverse más seguido, así que tendrás más oportunidades.

Volvieron a acomodarse en la cama, ambos cerraron los ojos pero el rubio los abrió nuevamente en menos de un minuto, se había emocionado y ya no podía conciliar el sueño.

La joven se durmió nuevamente, y él pasó las siguientes horas pensando un nombre para el bebé, que según había informado su abuela Tsunade, sería niño.

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Tres meses y medio después...

Hinata estaba sentada en el enorme sofá de la sala de la televisión, con las piernas cruzadas todo lo que le permitía su vientre abultado, en donde apoyaba una caja de donas azucaradas y de chocolate, a un lado tenía una caja de pizza a medio acabar y sobre la mesilla frente a ella, descansaba una malteada de fresa. Cuando su hermana Hanabi llegó, Hinata iba por la cuarta dona.

—¡Cielo santo, mujer! Te pondrás enorme. — La riñó la menor.

—No puedo evitarlo. — Contestó Hinata mientras tomaba de la malteada.

Hanabi comenzó a reír en el momento que Neji llegaba con un bote lleno de papas fritas, el cual dejó entre las manos de la embarazada.

—¿Qué? — Dijeron Neji y Hinata al unísono cuando vieron que Hanabi les quedaba mirando incrédula.

—¿Entonces eres tú el que le trajo todo eso? — Cuestionó la adolescente.

—Es mi trabajo como hermano mayor seguir engordándola. — Respondió el joven.

»A pesar de todo me volvería a casar contigo«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora