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-A ver, intenta brincar.
Kotomi reaccionó a la orden de Hinata de inmediato, y sentada sobre la maleta, comenzó a impulsarse hacia arriba y hacia abajo.
-Solo un poco más... - Decía la de cabello azabache mientras luchaba por cerrarla.
-Creo que necesito más peso. - Habló la guardaespaldas.
Hinata paseó los ojos por la habitación pero no divisó nada que le pudiera servir poniendo sobre las piernas de Kotomi, entonces subió a la cama y ella misma se sentó en la chica, quien tomó zipper de la maleta y logró cerrarla por completo.
-¡Listo! - Exclamó triunfante Kotomi, y Hinata bajó al suelo.
-Sí que nos ha costado.
Estuvieron al rededor de quince minutos intentando cerrarla, Nagato les había dicho "Viajen ligeros" y Hinata metió todo el equipaje en una sola maleta.
La Jōnin bajó de la cama la maleta y la arrastró afuera de la habitación, Hinata se colgó al hombro la pañalera de Boruto y se volteó hacia el niño.
-Cariño, vamos. - Le tendió una mano a su hijo que estaba sobre un gracioso caballo de madera. - Papá está esperando abajo.
Boruto bajó del juguete con prisa y corrió con sus cortas piernas a tomar la mano de su madre. Cuando llegaron al piso inferior, encontraron a Naruto hablando con Nagato, le estaba dando instrucciones sobre todo lo que haría en la aldea mientras él se tomaba unas cortas vacaciones en Konoha con su esposa e hijo.
-¿Ya está todo listo? - Preguntó la pelinegra al llegar a ellos, Boruto hizo una especie de balbuceo mientras intentaba empujar la maleta que llevaba Kotomi.
-Sí, ya hay que partir. - Contestó su esposo.
Naruto sonrió y tomó en sus brazos al pequeño, mientras que Sai, quien los acompañaría, se hacía cargo de llevar la no tan pequeña maleta y Kotomi le quitaba a Hinata la pañalera para llevarla ella.
Salieron de la mansión Uzumaki, y Hinata estaba feliz, pues Naruto había accedido a tomarse un descanso del trabajo, y estarían con su familia en el país del Fuego. Hacía ya tiempo que no visitaban ese país, prácticamente el país dónde crecieron ambos.
Una vez fuera de la mansión, Naruto sacó un kunai de tres picos, los demás se apresuraron a poner una mano sobre él y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaban en las puertas de Konaha.
Izumo y Kotetsu, los guardias de la entrada, se levantaron rápidamente con una sonrisa en sus rostros.
-¡Cuanto tiempo! - Saludó Kotetsu alegremente.
-¡Hola! Es bueno verlos. - Respondió el ninja rubio, y Hinata les sonrió cálidamente, respirando el aire de su aldea natal.
No había cambiado mucho desde su partida, seguían estando los mismos edificios y algunos que otros nuevos, cuando pasaron por el puesto de ramen Ichiraku, el local estaba mejorado, y varias mesas yacían al aire libre, el viejo Teuchi estaba limpiándolas.
-Naruto, Hinata, Sai, me alegro tanto que estén aquí. - Les habló.
-Has extendido el local, ¿eh? - Dijo Naruto al tiempo que le daba la mano.
-Todo es gracias a ti, chico. Desde que se enteraron que el héroe de la cuarta guerra ninja solía pasar sus días aquí, todo mundo viene, incluso de otras aldeas.
-Que bueno que le esté yendo bien, señor Teuchi. - Felicitó Hinata.
-Ya sé donde vamos a cenar hoy - Anunció el Uzumaki dándole un gesto de saludo con la mano a Ayame que atendía unos clientes.
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»A pesar de todo me volvería a casar contigo«
RomanceNaruto Uzumaki, heredero y futuro líder del clan Uzumaki, debe encontrar una esposa. Su tío abuelo Ashina le ha dado dos opciones: Escoger la mujer que quiera en dos semanas, o casarse con la que el consejo le elija a finales del mes. El tiempo apre...