Cada día a las cinco salía a dar una vuelta por los alrededores del Hospital, al parque que había justo delante. Y recuerdo que me costaba andar, pues la medicación me machacaba pero a la vez me curaba. Las escenas siguientes las tengo un poco borrosas. Sólo recuerdo cuando íbamos a la cafetería porque a la calle hacía frío, mucho. Por aquellos tiempos jugábamos a cartas. Las primeras veces se me caía la cabeza y me quedaba casi dormida en la mesa. Y, si íbamos a la calle, tenía una necesidad muy fuerte de estirarme. Como aquel que no ha comido en días y necesita urgentemente comer porque sino se muere de hambre, pues la misma necesidad.
Fueron días duros, llenos de pesadez, en mi mente y en mi cuerpo. Mi corazón era un pegote de sangre que no sabía qué carajos quería. Sólo sangre, espesa, esparcida por todo mi cuerpo. Y mi cerebro, que sólo escuchaba voces. Suerte, suerte que estaba rodeada de gente que me quería -y me siguen queriendo. ¿Yo los quiero? Pues claro. - Les di las gracias, justo en un momento crucial de mi vida, cuando estaba mínimamente bien.
Pero no nos desplacemos del tema. Como iba diciendo, no sabía lo que quería, pues cuando venían las visitas, de mi padre y mi madre y, a veces, mi hermana, una vez fuera, no sabía si sentarme en un banco, andar o ir a la cafetería. Si estaba sentada en cualquier banco, al cabo de dos minutos ya quería levantarme. Si estaba de pie, quería sentarme y, si estaba en la cafetería, quería salir a la calle. Recuerdo, una vez, que llovía demasiado, pues estábamos en el inverno. Entonces, decidí salir a la calle. Sólo por un momento, volví a respirar el aire puro de mi alma, no el oscuro ni el ácido, sino el puro. Translúcido. Sólo, por un instante. Gracias, lluvia.
También recuerdo que, al tercer día, a mi padre le pedí algún que otro libro; uno en inglés y otro en castellano. Me los trajo, tal y como se lo pedí. Desde aquel día, no paré de leer. No podía parar hasta que, mi cerebro, empezó a arreglarse. Entonces un pitido sonaba en el interior de este, además de pensamientos muy rápidos pasando instantáneamente como una luz parpadeante. También palabras y frases, salidas de mi mente, que parecía que venían del exterior, pero ¿qué exterior?
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