Capitulo 8

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Llego a trabajar alegre y temprano al siguiente día. Fiel a su palabra, Harry me da uso completo de su auto extra. Anoche se cercioró de llenar el tanque con gasolina, y aseguró la sillita para auto de Lily en el asiento trasero. Pasé la mayor parte de la noche ocultándome en mi habitación, fingiendo leer un libro, debido a que se vuelve cada vez más difícil estar cerca de él sin dejar que mi imaginación saque lo mejor de mí. Él provoca algo en mí, revive algo que ha estado dormido. Podría haber jurado que lo atrapé lanzándome miradas desde el otro lado de la mesa en la cena de anoche, pero no puedo estar segura y no soy lo suficientemente confiada como para actuar sobre mis propios deseos.
Esta mañana estoy trabajando en la recepción ya que la recepcionista normal está enferma. Prefiero estar en clase con los niños, pero hago lo que me pidan porque necesito el trabajo.
—Buenos días, Mia —dice Sarah cuando entra por la puerta principal. Coloca sus enormes gafas de sol en el escritorio e inclina la cabeza, luciendo un tanto confundida—. ¿El Oficial Harry está aquí por algún motivo? Su coche está en el estacionamiento.
Me intriga el hecho de que pueda reconocer específicamente su coche en un estacionamiento lleno de vehículos.
—No, Harry no está aquí, yo conduje su auto.
Algo parecido a los celos destella en sus rasgos. Frunce los labios y me da una sonrisa tensa.
Sé que podría haber explicado mejor las circunstancias, hacerle saber el motivo por el que estoy conduciendo el auto de Logan en lugar de caminar al trabajo, pero una parte de mí quería presenciar cual sería la reacción natural de Sarah. La mirada gélida en su rostro y la postura rígida dice mucho, y tan agradecida como estoy con ella por darme un trabajo y mantener mi secreto, ahora puedo notar que necesito estar en alerta. La naturaleza de nuestra amistad puede haber cambiado
—¿Ya lo llamas por su nombre de pila? No me había dado cuenta que se habían vuelto tan íntimos. ¿Sabe la verdad sobre ti, Mia?
No respondo a su pregunta de inmediato, entiendo el significado oculto detrás de ello. Está amenazando con contarle, pero le doy una sonrisa brillante.
— Lily y yo nos estamos quedando con Harry, así que me permite usar su coche... y sí. Sabe la verdad —digo, justo cuando suena el teléfono.
En este momento, amo a este teléfono. Recojo el auricular, sin apartar nunca los ojos de Sarah y manteniendo intacta mi sonrisa. Su sorpresa es evidente cuando me deja en mi puesto y se dirige de vuelta a su oficina. Estoy atónita por el hecho de que siente algo por Harry e incluso más atónita de cuán furiosa me pone eso.

Después del trabajo, me detengo en la tienda de comestibles con Lily y recojo un par de ingredientes para poder cocinar la cena. Harry ha hecho demasiado por mí, así que lo mínimo que puedo hacer es prepararle una comida. El resto del día en el trabajo fue incómodo, por no decir algo peor. Sarah y yo nos evitamos, y parecía como si ninguna quisiera discutir mi relación con Harry. No pensé en nada más durante casi todo el día: mi relación con Harry,  si puedes incluso llamarla así, y su relación con Sarah. Sigo preguntándome si en verdad es la amiga de su hermana o si hay algo más entre ellos.
Cuando llego a casa, pongo a Lily en su mecedora y comienzo a hacer la cena inmediatamente. Opto por hacer chuletas de cerdo con arroz con especias y patatas rellenas asadas. Es una comida sencilla que aprendí sola, pero me anima ser capaz de hacerla para Harry. Pongo algo de música y me concentro en cocinar la cena, permitiendo que el estrés del día se desvanezca. Permito que la música me tranquilice, me relaje y se lleve mis pensamientos. Para el momento en que Harry llega a casa, estoy completamente distraída. Mi cabeza está meciéndose de un lado a otro al compás de la música; me encuentro perdida en el ritmo y no le escucho aproximarse. Me da un golpecito en el hombro y me sobresalta, devolviéndome bruscamente a la realidad. Salto, alejándome de su alcance y dejo salir un chillido. Giro para ver a Harry parado allí, con una mirada llena de remordimiento.
—Mierda, ¿estás bien? —cuestiona, y luego se encoge de hombros—. Lo lamento, no tenía intención de asustarte.
Me aprieto el pecho y cierro los ojos. Mi corazón está latiendo con fuerza en mis oídos y mis manos tienen un ligero temblor. Trato de respirar a través de la sensación de pánico que me ha invadido y espero que no se dé cuenta lo asustada que en realidad estaba hace un minuto.
Tomo una respiración profunda, abro los ojos y me fuerzo a sacar las palabras de mi boca. —No, está bien. Estoy bien. Simplemente me sorprendiste, eso es todo.
—No debería haberme acercado sigilosamente. Fue estúpido de mi parte. — Me mira intensamente. Puede ver que mi temor no fue solo una reacción normal, que es muy real, pero no dice nada. No quiero que diga nada, ni que me haga preguntas que nunca podré contestar, preguntas que son muy difíciles y muy dolorosas de contestar. Me alejo de él y apago la música.
—Está bien, Harry. —Sonrío, tratando de tranquilizarlo—. Me hallaba en mi propio mundo y no me di cuenta que ya habías llegado a casa. Creo que quizás el que robaran en mi apartamento me afectó más de lo que me di cuenta y me puso un poco histérica. Eso es todo.
Deja salir un suspiro y asiente.
—Eso tiene sentido.
Creo que acepta mi explicación, pero no puedo estar segura. —La cena estará lista en unos minutos —digo, intentando cambiar de tema tan rápido como sea posible.
Se vuelve en la dirección de la estufa y sonríe. —No tenías que hacer eso, pero lo aprecio. Gracias.
—Quería hacerlo.
Está usando su uniforme de policía, y hoy luce diferente en él. Es la primera vez que se lo he visto puesto cuando no me intimida ni me asusta. Puedo ver al hombre detrás de él, que Logan usa el uniforme y no al contrario, y que se le ve asombroso.
—¿Tengo tiempo para una ducha rápida?
—Seguro, la mantendré caliente para ti —respondo, utilizando el tiempo alejados para poner en orden mis pensamientos y calmarme.
Harry y yo nos sentamos a la mesa del comedor. Alimenté a Lily mientras él se duchaba y ahora duerme en su habitación. Comemos la mayoría de la comida en un silencio sociable con pequeñas series de conversaciones aquí y allá. Estamos a punto de terminar cuando finalmente pregunta sobre mi día.
—¿Cómo fue el trabajo?
—Estuvo bien —digo, tomando un trago final de mi bebida. Me pongo de pie, llevando mi plato y el suyo al fregadero—. Creo que a Sarah le sorprendió un poco que condujera tu auto. E icluso más, el hecho de que me esté quedando aquí. —Hay una pregunta oculta en esa oración y sé que lo entiende. Abro el grifo y comienzo a enjuagar los platos.
Se acerca por detrás de mí, estirándose sobre mí para poner los vasos en el fregadero, pero no se aparta. Me aferro con todas las fuerzas a la esponja en mi mano, la proximidad de nuestros cuerpos provoca que mi aliento se acelere, y una avalancha de calor inunda mi vientre causando que las mariposas tomen vuelo. La mano izquierda de Harry está apoyada en el borde del fregadero y su derecha roza mi cadera, iniciando un montón de sensaciones que nunca antes he sentido.
—Mia —dice en voz baja. Si fuera a moverse otros centímetros, sus labios estarían tocando mi oreja—. Sarah es la mejor amiga de mi hermana, es mi amiga, no hay nada entre nosotros.
Me encojo de hombros ante su respuesta, simulando desinterés, pero secretamente me siento eufórica por la contestación a mi pregunta oculta.
—En realidad no es asunto mío.
Cierra el grifo y toma la esponja de mi mano, arrojándola dentro del fregadero. Su mano en mi cadera me mueve, guiando mi cuerpo para girarse hasta que estamos parados frente a frente e inapropiadamente cerca.
—¿Entonces no te importaría si te dijera que tuve una relación con Sarah?
—¿Por qué me importaría, Harry? —pregunto, desviando la mirada.
—Mírame, Mia. —Hago lo que pide; nos miramos fijamente, pero ninguno de los dos hace un movimiento, nuestros cuerpos están paralizados, tratando de comprender la carga eléctrica entre nosotros.
—¿La tuviste?
—¿Tuve qué?
Dejo salir un resoplido. Sé que lo está haciendo a propósito; quiere que lo diga.
—¿Tuviste una relación con Sarah? ¿Te acostaste con ella?
El atisbo de una sonrisa perversa tira de sus labios. Toma un mechón de mi cabello entre su dedo pulgar e índice como si lo examinara por un momento, luego lo mete suavemente detrás de mi oreja, su toque hace que mi cuerpo pase a híper- excitado y mis áreas más sensibles cobran vida. Su mirada cae a mis labios, para después elevarla rápidamente hasta que se encuentran nuestros ojos. Sacude la cabeza.
—No. Nunca tuve una relación con Sarah. Nunca me he acostado con ella.
Me obligo a mantener neutrales mis facciones, pero creo que puede sentir mi alivio, y casi no tengo duda de que disfruta de mi reacción. Sus dedos acarician con suavidad mi mejilla y no puedo evitar inclinarme en su toque; estoy perdida en eso, ya no controlo mis acciones ni reacciones. Inclino la cabeza hacia arriba, y apoyándome en la encimera, me pongo de puntillas, y antes de que pueda pensarlo, encajo mis labios a los suyos. Sus manos se agarran a mis caderas, bajándome de nuevo hasta que estoy apoyada en el fregadero. Se agacha junto conmigo, usando su fuerza para tomar control del beso, usando su lengua para persuadir a mi boca de abrirse y lentamente guiándola dentro. Y justo así, mi flechazo por Harry ha desaparecido, reemplazado por lujuria y un par de otras emociones de las que no tengo deseo de pensar. Mis brazos se deslizan alrededor de su cuello mientras los suyos envuelven mi cintura, presionándome más cerca a él, uniéndonos como dos piezas de un rompecabezas. Es un arcoíris brillante en un día oscuro y nublado. Nunca supe que un beso podría ser como este, sentirse mucho más. Es como si mostrara una parte de mí a Harry que nunca expuse ante ningún otro y él hace lo mismo por mí. Me emociona y me asusta al mismo tiempo; nadie ha encendido el fuego dentro de mí como él.
El sonido del llanto de Lily viene del monitor para bebé que traje antes. Me alejo de Harry y al instante se rompe el hechizo, como si alguien hubiera arrojado un cubo de agua fría sobre mi cabeza. No puedo adivinar qué piensa solo por mirarlo, pero asumo que no es algo bueno. No puedo creer que lo besé. Puedo sentir el calor en mis mejillas y me siento completamente abochornada. Extiende una mano para tomar la mía, pero lo esquivo.
—Lo lamento tanto. No debí haber hecho eso —digo.
Inclina una ceja, luciendo tan confundido como yo me siento. Niega con la cabeza.
—No, Mia.
—Lo sé —gruño cubriéndome los ojos con las manos. No quiero que vea mi vergüenza—. Fue completamente inapropiado, tú has sido únicamente maravilloso con Lily y conmigo y...
Estira de nuevo una mano hacia mí, pero doy un paso atrás. —Está bien, yo...
—No, no está bien. —Suspiro, desviando la mirada—. Tengo que ir a revisarla. —Salgo de la cocina y rápidamente subo a saltos las escaleras, entrando en el cuarto de Lily y cerrando la puerta con seguro detrás de mí. La saco de su cuna y me siento en la mecedora. La sostengo en mi pecho y coloco un beso en su pequeña frente. Cierro los ojos, conteniendo las lágrimas, pateándome mentalmente por lo que hice y esperando no haber abusado de la hospitalidad de Harry.
Después de lograr que Lily se volviera a dormir, uso el baño que se conecta a mi habitación para regresar. Simplemente no creo poder manejar toparme ahora con Harry. Me cambio a un par de pantalones de pijama y una camiseta sin mangas, luego subo a la cama. No puedo librarme de la vergüenza que siento. Es decir, sí, Harry ha coqueteado conmigo una o dos veces, pero hay una gran diferencia entre el coqueteo inocente y chuparle la cara a alguien. Tan estúpido como fue de mi parte hacerlo, no puedo evitar deleitarme con lo bien que se sintió estar en sus brazos y sentir sus brazos alrededor de mí. Mis labios todavía están hormigueando.
Un leve golpe en la puerta me saca de mis pensamientos. Levanto la cabeza justo a tiempo para ver a Harry abrir la puerta lentamente y asomar la cabeza.
—Hola.
—Hola —respondo, por dentro rogando que se apiade de mí y se marche. Que me deje revolcarme en mi miseria y en mi desprecio en la soledad.
—¿Puedo entrar?
¿Qué se supone que diga? ¿No, Harry, no puedes entrar en un dormitorio de tu propia casa? ¿Un dormitorio que me estás permitiendo usar gratis?
Dejo salir un suspiro y me apoyo sobre mis codos para verlo mejor.
—Por supuesto que puedes entrar. Es tu casa.
Cruza la habitación en un par de pasos rápidos y antes de que pueda preguntar o protestar, está metiéndose en la cama y acostándose junto a mí encima de las mantas.
Mis ojos se agrandan con sorpresa.
—¿Qué estás haciendo?
Levanta los brazos y coloca las manos detrás de su cabeza, usándolas como almohada.
—Relajándome un minuto, ha sido un largo día.
—Tienes tu propio cuarto para relajarte, ¿no?
—Sí —responde, volviendo la cabeza a un lado para poder mirarme—, pero quería hablar contigo. Esto es matar dos pájaros de un tiro.
Conozco a Harry lo suficiente para saber que no va a ningún lado hasta que obtenga lo que quiere, así que hago lo único que puedo. Suelto un resoplido y ruedo los ojos. —De acuerdo, habla.
—¿Quieres decirme qué sucedió abajo? —No hay ira en su voz, ni reproche en su tono. Se encuentra imperturbable, en calma y sereno. Envidio su habilidad para permanecer sensato.
—Yo... yo no sé, solo pensé que tal vez... yo...
—¿Qué?
Entierro la cabeza en la almohada y amortiguo el sonido de la respuesta.
— Pensé que tal vez querías que te besara.
—Te equivocas.
Oh Dios mío, si alguna vez hubo un momento en el que me gustaría que el suelo se abriera y me tragara completa, es este. Este es por mucho el momento más humillante de mi vida. —Sí, entendí eso —grazno.
Desliza una mano entre la almohada y mi cara y tira de mi mentón, forzándome a levantar la mirada hacia él. —No quería que me besaras porque quería ser yo el que te besara, y lo hubiera hecho, pero te me adelantaste, y me gustó. Lo quería.
Inhalo bruscamente, esto no era lo que esperaba que dijera.
—Pensé...
—Sé lo que pensaste y estoy diciéndote que estás equivocada. —Me acaricia la mejilla como hizo antes en la cocina—. Te volviste loca y huiste antes de que pudiera decir una palabra, Mia. Me importas, me gustas, y quizás siempre me has gustado. Desde el primer día que te conocí, supe que había algo en ti.
—Harry, me alegra que te sientas de esa forma por mí, estoy bastante segura que debes saber eso por lo que sucedió antes, y tan feliz como estoy de que no estuve precipitándome sola, probablemente esta no sea la mejor idea. Vengo con demasiado equipaje y ahora tengo muchísimos problemas para involucrarme con alguien.
—Lily no es equipaje.
—Lo sé, no quise decirlo de esa manera, solo... no puedo.
Asiente lentamente.
—De acuerdo, te respeto, Mia. Si así es como te sientes con respecto a esto, entonces lo haremos a tu manera. Solo seremos amigos.
—¿Y en verdad estarás bien con eso? —Una parte de mí tiene la esperanza de que diga que no, pero sé que es lo mejor. No me querría si supiera todo lo que hay que saber sobre mí y se merece algo mejor. Alguien que pueda amarlo y darle una familia propia, no una confeccionada.
—Claro —dice, cerrando los ojos.
—¿Qué estás haciendo ahora?
—¿Qué parece que estoy haciendo? Voy a dormir. —Este no es tu cuarto.
—Duérmete, Mia. He tenido un largo día y estoy muy cansado para moverme. —Debería luchar contra él, decirle que se salga y que no tengo intención de compartirle mi cama o mi corazón, pero verá a través de la fachada. Sabe que cada una de las palabras que acabo de decir fueron dichas con muy poca convicción, y estoy comenzando a darme cuenta que nunca he querido que alguien me ame más de lo que quiero que lo haga Harry Styles. En lugar de luchar una batalla perdida, giro sobre mi costado y cierro los ojos, consolándome con el hecho de que incluso si es por un poquito más de tiempo, Harry está aquí conmigo.

Strong |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora