Capitulo 19

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Después de colgar con Harry, subo las escaleras corriendo y apenas logro llegar al baño antes de caer al suelo y expulsar violentamente el contenido de mi estómago en la taza del baño. Me siento allí un momento y mi cuerpo tiembla mientras trato de procesar lo que sucede. Echo agua fría en mi rostro, una y otra vez. Me lanzo a buscar en mis cajones algo que ponerme, lo que en realidad no importa. Solo necesito estar lista para ir a buscar a Lily. Me pongo un chándal y mis tenis. Cojo mi móvil y compruebo si tengo alguna llamada o mensaje perdido. Por supuesto que no. Además de Harry y su familia, nadie sabe este número. Busco en todas las habitaciones de nuevo, sabiendo que es inútil, pero lo hago de todos modos, diciendo una oración silenciosa para que Lily esté ahí cuando entro en cada una. Para cuando bajo las escaleras, apenas puedo ver a través de la fuente de lágrimas que cae de mis ojos.
Unos minutos más tarde, escucho una actividad agitada que proviene desde afuera.
Harry irrumpe por la puerta principal, con un enjambre de personas detrás de él. Corro a sus brazos y me rompo en incontrolables sollozos. Harry me levanta y me lleva hasta el sofá, sentándome a su lado. Seco mis lágrimas mientras observo la imagen frente a mí: Los oficiales de policía escaneando la casa, destrozándola, en busca de cualquier evidencia de Lily.
—Sé que te estás volviendo loca, pero necesito que te sobrepongas —dice Harry, haciéndome levantar la mirada y ver el dolor en sus ojos que reflejan el mío propio—. Tienes que decirme lo que sabes, Mia. Necesito saber todo si quieres que encuentre a Lily.
Asiento. —Está bien.
Se acerca y acaricia mi mejilla. —Mia, este es John. Escuchará mientras tomo tu declaración.
—¿Por qué? ¿Por qué alguien tiene que escuchar
—Porque eres mi novia, cariño, y el que yo tome tu declaración es un conflicto de intereses. Ni siquiera debería hacerlo, pero lo haré de todas formas. John se sentará y escuchará, algo así como un testigo.
Miro al oficial sentado ahí, odiando que escuche lo que tengo que decir a continuación, pero en este momento no me importa quién lo escuche. No me puede importar menos que sepan lo que pasó, siempre y cuando recupere a Lily.
—Está bien —digo en voz baja.
—¿Quién se llevó a Lily? —pregunta Harry, yendo directamente al grano.
—Su nombre es Nick Barnes.
—¿Cómo lo conoces?
Observo más allá de él y miro por la ventana, dejando que mis ojos se centren en algo que no sea su cara. —Es el mejor amigo de mi padre. Mi padrino.
Acuna suavemente mi barbilla con su mano y gira mi rostro, forzando a que mis ojos regresen a él. —¿Por qué se llevaría a Lily?
Cierro los ojos y me armo de valor para lo que vendrá, ya que sé que le sorprenderá mi admisión. Respiro profundo y abro los ojos, permitiéndome enfocarlos en el azul profundo de los suyos. —Porque es su padre.
—¿Qué? —Su rostro palidece y gira la cabeza, pasándose la mano por su pelo corto.
—No es lo que piensas —digo, tratando de defenderme antes de que se aleje demasiado—. No fue de esa manera.
Su frente descansa en su mano y levanta la cabeza para mirarme. Sus fosas nasales se abren, y lucho contra el impulso de levantarme y retroceder, huir de tener que explicarle esto, pero en este momento, es la única forma en que puedo ayudar a Lily. —¿Cómo fue, Mia?
—Mientras yo crecía, éramos muy unidos. Siempre se encontraba ahí, para todo: cumpleaños, vacaciones, recitales de danza. Siempre ahí, animándome. Pensé que podía confiar en él porque era más como un padre para mí de lo que era el mío propio. Pasaba mucho tiempo en casa, mi papá y él se divertían y bebían, se emborrachaban completamente hasta desmayarse. Nick podría arrastrarse a una de las habitaciones para invitados y desmayarse.
—Continúa —solicita.
—Comenzó un par de semanas antes de mi cumpleaños número diecisiete, papá y Nick se encontraban en una de sus juergas. Era viernes por la noche y probablemente yo había dormido durante horas para cuando terminaron de beber. Nick entró en mi habitación y me despertó. Recuerdo despertar porque me asustó demasiado, ¿sabes? Pero me reí porque supuse que se hallaba tan borracho que no sabía lo que hacía, pensé que solo había entrado en la habitación equivocada. Pero no se encontraba tan borracho como pensé. No. En realidad, no creo que estuviera para nada borracho. Él sabía exactamente lo que hacía. Dijo que me había convertido en una mujer hermosa y que lo provocaba desde hacía años, vistiendo trajes diminutos y bikinis delante de él; abrazándolo y coqueteándole mientras estaba prácticamente desnuda. Dijo que ya era hora de que obtuviera lo que yo le estuve alardeando todo ese tiempo, dijo que se lo debía por actuar como una zorrita delante de él.
—Mia... —dice Harry, extendiendo su mano hacia mí, pero me hago hacia atrás, alejándome de su alcance.
—No. Está bien, estoy bien, déjame terminar.
Asiente, pero se acerca y toma mi mano. La aprieta con fuerza, dándome ánimo en silencio.
—Se subió a mi cama y se puso encima de mí. Yo usaba un camisón y lo subió tanto como pudo. Peleé con él y traté de quitármelo de encima, traté de empujarlo, pero me agarró de las muñecas y me inmovilizó a la cama. Sacó un cuchillo de su cinto y me dijo que si gritaba despertaría a mis padres y si entraban en mi habitación y nos encontraban así, los mataría a ellos y luego a mí. Me dijo que dejara de pelear, que no me haría daño si me calmaba. Me asustó mucho, no sabía qué más hacer, así que lo dejé...
Dudo, usando mi mano libre para limpiar las lágrimas que han comenzado a caer por mis mejillas.
—Está bien —dice Harry, usando las yemas de sus pulgares para quitar las lágrimas frescas.
—Lo dejé hacerme eso. Me mantuvo presionada todo el tiempo, fijó mis muñecas a la cama y tomó lo que quería mientras yo lloraba. Después de que terminó, me besó en la mejilla y me dijo que descansara, que reuniera mis fuerzas ya que volvería a menudo. Me dijo que cada vez que se encontrara en la casa, quería que estuviera lista para él, con un camisón y sin ropa interior, esperándolo en mi cama. Y me odio a mí misma, me odio porque lo hice. Hice lo que me dijo y dejé que me tuviera una y otra vez; nunca luché porque era más fácil de esa manera, porque cuanto menos luchaba más rápido se terminaba.
—Mírame, Mia. No has hecho nada malo
—Fui una cobarde. Pero nunca lo quise, tienes que creerme. Odiaba eso y lo odiaba a él, pero tenía miedo, nunca tuve los mejores padres pero no los quería muertos. No quería que los matara, no quería que me matara y él lo haría. En el fondo yo sabía que lo haría, así que hice lo que quería.
—Hiciste lo que tenías que hacer para sobrevivir, Mia. No fue tu culpa. Te violó. Eras menor de edad y se aprovechó de ti. Utilizó su autoridad y fuerza para dominarte.
Tiene razón, me he dicho lo mismo una y otra vez, asegurándome que hice lo mejor que pude dadas las circunstancias. No es como si tuviera padres confiables a los cuales acudir con la verdad de mi realidad. No hicieron nada más que defraudarme la mayor parte de mi vida.
—Vino a mí una vez más cuando se enteró que estaba embarazada. Me dejó quinientos dólares y dijo que me hiciera un aborto, que nunca dijera ni una palabra de lo que pasó entre nosotros, que me haría pagar de la peor manera si alguna vez lo nombraba como el padre de mi bebé.
Harry endereza su espalda y gira su cabeza hacia mí. —Pero no te hiciste el aborto.
Me encojo de hombros en respuesta. —No pude. No podía hacerlo... no me importaba nada ya, solo sabía que no podía deshacerme de mi bebé. Estoy segura que enloqueció cuando se dio cuenta que continué con el embarazo, pero empecé a evitarlo por completo y bloquear mi puerta por la noche. Sé que trató de venir a mí un par de veces, pero ¿qué podía hacer? ¿Tirar la puerta? ¿Por qué no pensé en bloquear la puerta desde el principio? No tengo ni idea —le digo, comprendiendo lo estúpida que fui en lo que respectaba a manejar mi situación con Nick.
—Creo que fue él quien plantó la idea de la adopción en la cabeza de mi padre. Él sabía que la necesidad de mis padres por aparentar perfección frente a su mojigato pequeño mundo triunfaría sobre lo que quería yo.
—Fue cuando trataron de obligarte a dar en adopción a Lily —dice Harry.
—Sí, ya sabes el resto.
—¿Cómo sabes que fue Nick quien tomó a Lily, Mia? ¿Qué te hace estar tan segura?
—Porque está aquí. Lo vi hace dos días mientras corría. Me agarró y me llevó detrás de un edificio. Dijo que mis padres venían hacia acá con su abogado y que lo mejor era que les entregara a Lily. Dijo que nos vio a ti y a mi juntos y que si no hacía lo que quería, te mataría a ti en vez de a mis padres.
Sus manos forman puños y casi puedo ver la furia saliendo de él. —¿Es por eso que ayer trataste de irte? ¿Intentabas protegerme?
—No sabía qué otra cosa hacer. No podía dejar que te hiciera daño y no podía dejar que se llevaran a Lily, así que traté de huir. Debí decírtelo todo cuando me atrapaste. Debí decirte lo que pasaba porque me dijo que Lily era una conexión entre nosotros que no podía existir, y que si no me deshacía de ella, lo haría él.
—Mientes. —Levanto la vista para ver a mi padre de pie en el marco de la puerta, como una estatua, luciendo enojado y pasmado. Mi madre se encuentra parada detrás de él, con lágrimas en los ojos, pero él continúa hablando—: Nick nunca haría las cosas de las que lo acusas. Nunca se aprovecharía de ti de esa manera, y ni hablar de secuestrar a un niño.
—¡Michael! —le grita mi madre, tomando su brazo para indicarle que se detenga.
Se gira hacia su costado para mirarla. —No me digas que crees esto, Melinda. Ella miente.
—No lo hace. Mírala —exige. Me mira con una expresión sombría, culpable. Nunca la vi mirarme con alguna otra emoción que no fuera ira—. Dije que la mires. Mira a tu hija.
Él se vuelve hacia mí y me mira, realmente. Sus hombros caen y me mira con una especie de dolor torturado en sus ojos. —Mia. Yo... no sé qué decir.
—No hay nada que puedas decir —le contesto. Me dirijo de nuevo a Harry—. Lo siento, sé que esto es mucho para asimilar. Jodí todo, y debí decírtelo desde un inicio. Entiendo si ya no quieres estar conmigo y puedo vivir con eso, pero por favor, por favor ayúdame a recuperar a Lily.
—Mia, te amo, eso no cambia solo porque te sucedió algo malo. Eras menor de edad, confiaste en un adulto y abusó de esa confianza. Aún te quiero y todavía quiero a Lily. Vamos a recuperarla, tienes que creer eso.
—No sé, Harry. Tengo miedo.
—Lo sé —dice, sosteniéndome en un abrazo—. Vamos a recuperar a nuestra niña. —Gira su rostro hacia John, el oficial que estuvo escuchando, el oficial que olvidé que se encontraba aquí—. ¿Tienes suficiente?
—Tengo lo que necesito. Iré a trabajar en esto.
Harry intenta ponerse de pie, pero John niega con la cabeza.
—No puedes involucrarte, hombre. Necesito que permanezcas aquí, pero tan pronto como consiga algo te lo diré.
—Es mi familia. Tengo que hacer algo.
—Cuida de ella —responde John, haciendo un gesto hacia mí—. Te necesita. Te mantendré informado de cada paso en el camino, pero hay que tomarlo con calma. Estás demasiado involucrado emocionalmente y no puedo tenerte así en las calles. Simplemente harías que te maten.
Se aleja, dejándonos a ambos ahí sin saber qué hacer a continuación. El nivel de impotencia que siento en este momento es abrumador.
—Mia, ¿qué podemos hacer? La policía llegó al hotel para interrogarnos. Vinimos tan pronto como se fueron —dice mi madre, acercándose para colocarse frente a nosotros.
—Ustedes lo enviaron aquí. Lo enviaron directo hacia mí cuando le dijeron mi ubicación. ¿Cómo sabían dónde encontrarme? ¿Por qué no pudieron dejarme en paz?
—Tu antigua jefa, Sarah, nos llamó. Nos dijo que acababa de despedirte. Que te encontrabas en problemas y que tenía miedo de lo que podría sucederle a Lily si no veníamos por ambas.
—Hija de puta. —Me vuelvo justo a tiempo para ver a Harry recoger un vaso de vidrio y lanzarlo a través del cuarto. Su rostro echa humo por la ira cuando el vaso se rompe en un millón de pedacitos. Se aleja y lleva a uno de los oficiales de policía que quedan a un lado, supongo que para informarle sobre la participación de Sarah.
Dejo caer los hombros, derrotada y voy por la escoba de la cocina. Vuelvo y empiezo a barrer los cristales rotos. Un par de manos firmes me toman por los hombros y me envuelve en un abrazo vacilante.
—Nunca he sido un buen padre para ti —dice mi papá, quitando la escoba de mis manos—. Déjame hacer al menos esto por ti. —Me libera y comienza a barrer el desorden. Miro los fragmentos de vidrio en el suelo imaginando que cada pieza rota es un trozo de mí, una representación de cómo mi vida se vino abajo y, sin Lily, ni siquiera vale la pena tratar de unirlas de nuevo.
Me acerco al corralito de ella y saco una de sus mantas. La sostengo con firmeza y la llevo hasta mi nariz, inhalando su aroma, me la imagino en mis brazos, chupando su pequeño chupón, mientras la mezo de un lado a otro en mis brazos y se queda dormida. Quiero ser fuerte, y no desmoronarme porque tengo que ser capaz de pensar con claridad, pero no puedo evitar lo frágil que me siento. Estoy al borde de un colapso total y sostener esta manta vacía es lo que está punto de llevarme allí. Me pongo a llorar, incapaz de luchar contra las lágrimas que me abruman.
—Está bien. Déjalo ir —dice Harry, envolviéndome en sus brazos. Tomo su camiseta y la sostengo con fuerza, como si aferrarme a él fuera la única manera de permanecer en posición vertical. Necesito su fuerza y su luz en este momento, lo necesito para convencerme de que todo va a estar bien. Me alza en brazos y me lleva por las escaleras, con cada paso que da me aferro a él con más fuerza, necesitando que sea mi salvavidas en esta pesadilla.
Nos acuesta en la cama, nos posiciona de manera que estamos uno frente al otro. Mi cuerpo se estremece en su propio acuerdo, entiendo que necesito mantener mi fuerza, mantenerme entera, pero cada momento que estoy aquí y Lily no, me empuja más y más a un punto de ruptura.
—¿No deberíamos estar en la planta baja? —pregunto en voz baja.
Acaricia mi mejilla y tomo un vistazo de él. Trata de ser valiente, de ser fuerte por mí, pero puedo ver el miedo en sus ojos. —Es mejor si permanecemos fuera del camino.
—¿Y si llama John?
—Tengo mi teléfono conmigo.
—Me encontraba en la casa, estaba aquí —digo; mi voz quebrada mientras trato de no llorar—. ¿Cómo fue que sucedió?
—Por lo que pudimos deducir, entró por una ventana abierta en la planta baja después de que me fui, subió las escaleras a hurtadillas, y tomó a Lily mientras dormías.
—Todo esto es mi culpa.
—No, no lo es. —Intenta tranquilizarme, pero me encuentro más allá de ese punto. Las palabras amables no pueden cambiar los hechos y, el hecho, es que yo creé esta situación.
—Hay tantas cosas que debí hacer de otra manera, comenzando por decirte toda la verdad desde el principio, pero me daba vergüenza y miedo, y cuando empecé a sentir cosas por ti, cuando comencé a enamorarme de ti, supe que nunca podría decírtelo porque tenía miedo de que al enterarte de cómo fueron las cosas, ya no me quisieras. Cómo dejé de luchar y simplemente permití que tomara lo que quería de mí
—Hiciste lo mejor que pudiste, Mia. Luchaste en un montón de formas, tratabas de proteger a tus padres y mantenerte con vida, no sabías cuál sería el resultado.
Cierro los ojos y dejo escapar un suspiro tembloroso. —A veces me pregunto si ella no estaría mejor con padres adoptivos, sí podrían darle más, una vida mejor.
—Mírame —exige. Su voz es firme y el profundo timbre resuena a través de mí. Abro los ojos y trabo nuestras miradas—. No digas eso. Tú eres su madre, y has hecho un increíble trabajo con tu bebé. Ella es perfecta.
—También se ha ido. —Me estremezco ante mis propias palabras; mi pecho se aprieta con un tipo de dolor que es indefinible. Es el tipo de dolor que solo viene al tener tu corazón arrancado.
—Vamos a recuperarla.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —Simplemente tengo fe. Lo sé.
Deseo que el sueño venga a reclamarme, que me lleve lejos de este momento en el tiempo. Quiero despertar y que todo haya sido un terrible sueño, pero nunca llega y pretender que esta no es la realidad no ayudará a Lily.
—Tengo que hacer algo, Harry. No puedo simplemente quedarme aquí y no hacer nada, esto no ayuda.
—Sé cómo te sientes, pero no hay nada que puedas hacer. Todo lo que se puede hacer, se está haciendo —afirma con tranquilidad, casi demasiado tranquilo para mí.
No estoy segura de cuánto tiempo permanecemos allí, fingiendo que conciliar el sueño es una posibilidad, con la esperanza de que en cualquier momento sonará el teléfono y serán noticias de Lily. Me pregunto cómo la trata Nick, si la está alimentando, si está llorando, y me consumen los pensamientos en mi cabeza. Después de algún tiempo, me levanto y me siento en el borde de la cama.
—Ya no puedo estar acostada aquí —digo.
—Bajemos. Llamaré a John para ver si nos tiene alguna novedad.
Caminamos juntos tomados de la mano; creo que permanecer juntos nos está ayudando bastante en estos momentos. Él necesitando cuidar de mí y yo obteniendo su fuerza, porque todo lo que siento ahora es debilidad y miedo, y cuando no siento eso, solo estoy entumecida
Harry le habla a John, pero la única actualización que tiene hasta ahora es que Nick dejó la habitación del hotel temprano esta mañana, muy probablemente antes de venir a por Lily. No ha habido rastros de él desde entonces.
Sabemos que no ha tomado un avión y la policía ahora tiene personas en las centrales de autobuses y las estaciones de trenes cercanas. Mis padres se sientan en el sofá frente a mí, mirándome, viéndome agarrar la manta de Lily como si estuvieran aterrorizados de mí o de lo que podría hacer.
Tratan de ser solidarios, de decir todas las cosas correctas y sé que debo ser una persona adulta, ser mejor y perdonarlos. Tal vez algún día lo haré, pero ahora mismo no me importa lo que piensan o cómo se sienten ante mí. De hecho, son un par de extraños que están sentados delante de mí y sus sentimientos no tienen relevancia.
—¿Mia? —Mi cabeza se gira bruscamente hacia el sonido de mi nombre, y veo a los padres de Harry, Carol y Steven, entrar a la sala de estar.
Salto de mi asiento y corro a los brazos abiertos de Carol y empiezo a sollozar incontrolablemente de nuevo.
—Oh, cariño. Lo siento mucho —dice, sosteniéndome firmemente mientras Steven aprieta mi hombro.
Me sostiene por unos momentos, luego acuna mi rostro entre sus manos y me da una sonrisa triste. —Va a estar bien, ya lo verás. Estará de regreso con Harry y contigo antes de que te des cuenta.
Asiento, deseando tan desesperadamente creer en sus palabras, deseando que todos los deseos sean ciertos, que en cualquier momento alguien entre por esa puerta con Lily en brazos. Echo un vistazo a mis padres que miran mi interacción con los padres de Harry con una leve molestia y con lo que solo puedo describir como envidia

Strong |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora