Capitulo 15

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Esta noche, Harry tiene el turno nocturno de nuevo. Considero que estos momentos de su trabajo son los que más me cuesta aceptar. Cuando a tempranas horas de la mañana no ha llegado a casa, mi mente da vueltas, preguntándome qué estará haciendo allí afuera. Intento dormir todo lo que puedo entre las comidas de Lily, pero se me hace difícil y me imagino que nunca se volverá más sencillo.
Suspiro de alivio cuando escucho la puerta de enfrente abrirse y luego cerrarse; ya llegó a casa y sé que está a salvo. Veo encenderse la luz del baño principal y supongo que debió haber entrado por el pasillo. Normalmente viene a saludarme antes de ducharse, pero esta noche no es así. Le doy vueltas a la idea de entrar allí para cerciorarme de que se encuentra bien, pero decido no hacerlo. Alejo la preocupación de mi mente y espero, espero a que venga hasta mí. Que me diga si sucede algo, aunque por dentro ya siento que algo anda definitivamente mal.
Unos minutos después, Harry entra a nuestra habitación usando solo una toalla. Se salta el vestidor donde están sus calzoncillos y se dirige directo a la cama, directo hacia mí. Alza las cobijas, lanza la toalla al piso y sube a la cama. Su cabeza aterriza en mi pecho y mis manos lo envuelven instintivamente.
Masajeo suavemente la cima de su cabeza. No sé por qué me asusta su comportamiento, pero no es un miedo de que vaya a lastimarme, se trata más de un temor a que esté lastimado.
—¿Harry? —susurro suavemente. No necesito decir nada más, ya que puede escuchar claramente la incógnita en mi voz.
Ladea la cabeza lo suficiente para mirarme. Cuando nuestras miradas se conectan, puedo ver tristeza en sus ojos.
—A Tim le dispararon hoy —dice. —¿Tim?
—Mi compañero Jadeo. —¿Al Oficial Clark?
No dice nada más, solo asiente.
Envuelvo los brazos a su alrededor y lo abrazo con fuerza. Mi corazón se rompe por él, porque es claro que todo esto le afectó muchísimo. —Oh, por Dios, Harry. ¿Se encuentra bien?
Se encoje de hombros. —No lo sé... La herida fue bastante grave y ahora está estable, pero solo podemos esperar. —Puedo escuchar la derrota en su voz, la tristeza y el miedo. Me abruma, y deseo poder protegerlo, escudarlo de su dolor, pero sé que no es posible.
—¿Qué sucedió?
—Un robo en una tienda. El dueño encendió la alarma detrás de la caja registradora, y fuimos la primera unidad en llegar a la escena. Llegamos justo cuando el ladrón intentaba escapar. Tim se le acercó primero y el tipo le disparó; ni siquiera lo pensó dos veces antes de hacerlo. Le dio justo en el pecho. Sin embargo, no logró escaparse. Disparé mi arma y le di en el brazo.
—Amor, lo siento muchísimo. No sé qué más decir.
—Lo que estás haciendo está genial. Es perfecto. Esto es exactamente lo que necesito.
Se queda allí tendido por un rato, descansando en mis brazos hasta que su respiración se establece y pienso que finalmente se ha quedado dormido, pero de pronto, su voz rompe el silencio.
—No estoy seguro de si podré lidiar con la perdida de alguien más.
Me pongo alerta, sin estar muy segura de lo que en verdad está diciendo. — ¿Qué quieres decir? ¿A quién has perdido?
Se aleja de mí y se recuesta sobre su almohada, luego se cubre el rostro con su brazo. —A nadie, es solo que...
Alejo el brazo de su rostro. —¿Confías en mí? —Me mira con ojos tristes y acaricia mi mejilla—. Créeme, puedes contarme.
Se toma otro segundo, pero al final, contesta—: A Amy.
—¿Quién es Amy?
Respira profundo y sonríe con nostalgia. —Amy era mi hermana mayor. Murió cuando yo tenía dieciocho.
Esta declaración me toma por sorpresa. Además de Mandy y Chris, no tenía idea de que tuviese otros hermanos
—Lo lamento, yo...
—Está bien. Sucedió hace mucho tiempo.
Asiento lentamente, sabiendo que ha experimentado algo traumatizante en extremo esta noche y que debo proceder con mucha calma. No quiero que se cierre ante mí, justo ahora. —¿Me contarías sobre ella?
—Tenía veintiuno cuando resultó embarazada de un perdedor que conoció una noche, en una fiesta. Durante un tiempo salieron pero terminaban y volvían a menudo, y la familia nunca lo aprobó, pero cuando se enteraron del embarazo, decidieron mudarse juntos. A nadie le agradó la idea, pero la apoyamos por el bien del bebé. Hasta este momento, no estoy del todo seguro sobre qué sucedía entre ellos, pero sí recuerdo que siempre volvía a casa a llorar en el hombro de mi madre. Se sentía muy estresada. Tan estresada que entró en labor de parto dos meses antes.
Acaricio su mejilla casi de la misma forma en que él acaricia la mía. —¿Qué sucedió?
—El bebé nació muerto.
—Oh, Dios mío.
—Amy estuvo devastada. Nunca se recuperó de esa pérdida... entró en depresión, dejó de hablarle a todos, dejó de salir y contestar nuestras llamadas. Sin embargo, ocasionalmente iba a su departamento y me dejaba pasar. Intenté hacer que hablara conmigo, que me dijera cómo se sentía, qué sucedía en su vida. Intenté hacer que fuera a hablar con alguien, un profesional, o cualquier persona, pero siempre me decía que estaba bien. Una vez me dijo que sufría de insomnio, pero que su novio le daba pastillas para dormir y que la ayudaban.
—Continúa —insto suavemente.
—No tomó mucho tiempo antes de que se volviera dependiente, Mia. Sucedió muy rápido, justo bajo las narices de todos, y no mucho tiempo después, se convirtió en adicta. Para el momento en que nos dimos cuenta, la cosa iba mucho más allá de medicinas prescritas.
—Guau. —Debo sonar como una idiota, pero honestamente, no sé qué más decir. Simplemente, me siento tan triste que debo luchar contra las lágrimas para que no caigan.
—Estuvo así por algunos años. Lucía peor y peor cada vez que la veía, pero lo seguí intentando: una vez a la semana la visitaba después de la escuela y pasaba tiempo con ella. Intentaba convencerla de volver a casa. Le hablaba sobre rehabilitarse, pero simplemente se molestaba y me echaba
—Lo lamento mucho, cariño.
Asiente en agradecimiento y continúa con la historia—: No tengo ni que decirte cuál fue su destino. Un viernes por la tarde, pocas semanas antes de mi graduación de secundaria, fui a su apartamento como siempre. Solo que ésta vez no me abrió la puerta.
—Harry. —Me contraigo del dolor, temiendo esta parte de la historia y no estando muy segura de querer escuchar el resto.
—Luego de quedarme allí en la puerta durante Dios sabe cuánto, llamándola y tocando, intenté girar la manilla. Por supuesto, estaba abierta. ¿Sabes, Mia? Pienso en eso todo el tiempo. ¿Por qué no intenté abrir la puerta antes? ¿Por qué esperé tanto para hacerlo? ¿Qué hubiese pasado si hubiera logrado entrar lo antes posible? ¿Pude haberla salvado?
—No... amor, no. No podías salvarla. Hiciste lo mejor que pudiste por ella, estuviste allí para ella y eso es todo lo que importa.
—Estaba desesperado por ayudarla, por salvarla. Por traerla de regreso a nosotros... pero ya se encontraba demasiado lejos. No sabía qué hacer, nadie sabía. Nada funcionaba.
—Nadie tuvo la culpa. Ella tenía una adicción, se encontraba enferma — digo, esperando que mis palabras estén logrando su objetivo.
—Fue luego de eso que decidí convertirme en policía. Para sacar de las calles a tipos como la basura de su novio y ayudar a personas como Amy. Supuse que si podía salvar a una persona, solo a una, entonces quizá su muerte no sería en vano.
¿Esa era la razón por la que se sentía tan atraído a mí, y se involucró tanto en mi bienestar y seguridad? Me duele siquiera pensarlo, y sé que ha pasado por suficiente esta noche, pero aun así necesito saber. Necesito escucharlo.
—¿Harry? ¿Es por eso que me ayudaste? ¿Estás intentando salvarme a mí, ya que no pudiste salvarla a ella?
—No —dice, sacudiendo la cabeza.
—No soy ella... no soy Amy —digo un poco más fuerte de lo que tenía pensado.
—Oye... lo sé. Eres mucho más valiente de lo que fue ella, eres todo lo que no pudo ser. Eres mucho más fuerte. Sé que no eres ella. Lo sé. Sé que eres diferente, pero quizá en mi subconsciente, ella sea la razón por la cual me haya sentido tan obligado a ayudarte. Lo lamento, Mia. Esto suena tan jodido —dice, sentándose sobre la cama.
—Está bien —digo, sentándome junto a él—. No estoy enojada, lo entiendo. Comprendo por qué verías similitudes entre ambas.
—No pude alejar mi mente de ti después de esa primera vez que nos vimos. Sin embargo, no era solo porque me preocuparas, yo... pensé que eras hermosa.
Me siento agradecida por el manto de oscuridad que en este momento me provee la habitación. No quiero que vea mis mejillas sonrojadas.
—Pero hubo esa parte de mí que pensó en lo que hubiese ocurrido si...
—¿Qué?
—¿Qué pasaría si algo sale mal? ¿Qué pasaría si le sucede algo malo? ¿Será eso lo que la enviaría al mismo camino que siguió mi hermana? Luego cuando me llegó el reporte de allanamiento y me di cuenta que era tu apartamento... tan pronto como abriste la puerta supe que no podía dejarte allí, Mia. No podía hacerlo.
—Me alegra. Estoy feliz de que no me hayas dejado allí. Te amo tanto, Harry.
Se inclina hacia mí y me besa. —Yo también te amo. —Me empuja hacia la cama y se queda suspendido sobre mí, mirándome y buscando mi aprobación. Envuelvo los brazos alrededor de su cuello y lo jalo más hacia mí. Es todo el permiso que necesita.
Rápidamente me quita la ropa interior, lanzándola al suelo y rebuscando un condón en la mesa de noche. Rompe el envoltorio con sus dientes y lo envuelve sobre su miembro a la velocidad de la luz.
Esta noche no hay juegos previos. Simplemente se desliza dentro de mí hasta entrar por completo. Harry es bueno en hacer que el sexo sea sobre mí, se preocupa de que la experiencia sea grata y placentera para mí, pero esta noche se trata solo de él. Lo necesita y yo quiero dárselo.
Deslizo mis manos por su espalda y me sostengo mientras entra y sale de mí lentamente. Besa mi cuello y muerdo ligeramente el lóbulo de su oreja. Muevo las caderas lentamente y sigo su ritmo, intensificando la deliciosa fricción que se produce con cada movimiento que hace. No me toma mucho comenzar a sentir esa sublevación tan familiar.
—¡Harry! —digo.
—Déjate ir para mí, amor —susurra
Envuelvo las piernas alrededor de su cintura y mis manos aprietan sus hombros mientras el clímax se apodera de mí. Harry me sigue poco después con su propia liberación, diciendo mi nombre al correrse. Me sostengo a él con fuerza, frotando su espalda mientras colapsa sobre mí, cuidadoso de no apoyar todo su peso sobre mi cuerpo.
Me besa de nuevo, como una muestra final de afecto antes de alejarse. Se recuesta de nuevo en su lado y me acurruca contra su cuerpo, antes de cerrar los ojos y sucumbir ante el sueño.

Strong |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora