Estoy un poco adolorida esta mañana cuando me despierto, pero me gusta. Durante mucho tiempo, he estado haciendo las cosas mecánicamente, tomándome la vida un día a la vez, descubriendo pedazos de felicidad aquí y allá. Hoy me siento viva, me siento completa y es curioso que se necesitara que hiciera el amor para llegar ahí, pero hacerlo bajo mis propios términos fue como recuperar mi poder.
Harry y yo tomamos un ducha caliente juntos; luego él prepara el desayuno mientras yo recobro mi compostura.
Estoy de pie junto a las ventanas de vidrio con una taza de café en mis manos, observando la ciudad y preguntándome cómo sería mi vida si esto fuera un universo alternativo, si esta fuera mi realidad. Harry viene detrás de mí y apoya su cabeza en mi hombro a la vez que sus brazos rodean mi cintura. —Este era mi sueño —le digo.
—¿Cuál? —pregunta, trayendo sus labios hacia mi cuello.
—Nueva York —digo, tomando un sorbo de mi café—. Me preguntaste hace un tiempo si tenía un sueño. Este era. Fui aceptada en la Universidad de Nueva York, me iba a mudar aquí y estudiar psicología. Hice lo que querían mis padres y apliqué para universidades en Florida, pero sabía que este era el único lugar al que quería ir.
—Lamento que tuvieras que renunciar a eso. —Yo también lo lamento.
—Quizás todavía puede ocurrir.
—¿Cómo?
—Podemos resolverlo de alguna manera. Quizás mañana no, pero en un año o dos
—Quizás —le digo con poca convicción en mi voz. Ahora sé que nunca va a suceder y no cambiaría eso. Sacrifiqué esto por la oportunidad de criar a Lily y no lo cambiaría por nada en el mundo. Quizá pueda ir a una universidad comunitaria una vez que ella crezca—. ¿Deberíamos regresar a casa pronto? —le pregunto, cerrando efectivamente el tema.
—Sí, deberíamos ir a buscar a Lily. La extraño. —¿En serio?
—Por supuesto.
—¿Cómo tuve tanta suerte? ¿Cómo siquiera pasó esto? Huí pensando que estaría sola con Lily por siempre y me parecía bien, siempre y cuando consiguiera estar con ella pero tú... esto... ni siquiera en mis sueños más locos podría alguna vez haberme imaginado encontrar a alguien como tú.
—Sé que crees que todo va a desaparecer, pero no es así. Te prometo que no voy a ir a ninguna parte. Te amo, a las dos.
Me aferro a sus palabras como un salvavidas, manteniéndome a flote cuando la sola idea de perderlo causa que las olas de tristeza y miedo se estrellen contra mí.
El viaje a casa es rápido, y los padres de Harry estuvieron haciendo diligencias la mayor parte de la mañana, y puesto que ya se encontraban afuera, nos están esperando en la casa cuando llegamos. Cuando por fin tengo a Lily de nuevo en mis brazos estoy eufórica. Es increíble tener a la familia de Harry cerca para cuidarla. De vez en cuando necesito un descanso y sé que no tendría eso sin ellos, pero la extraño cuando no está. Harry me deja tener mi momento con ella y luego me la quita. Su rostro se ilumina ante la vista de él, ¿podría ser una figura paterna para Lily? ¿Realmente podría interpretar ese papel en su vida y que él incluso lo quiera? ¿Qué pasa si terminamos? ¿Cómo le afectará eso? Intento no dejar que estas preguntas apaguen mi buen humor, pero el miedo es una emoción difícil de dejar a un lado y por mucho que ame a Harry, todavía hay una pequeña parte de mí que se pregunta si él sabe en lo que se está metiendo, si va a quedarse por un largo plazo.
Sus padres se quedan para el almuerzo y para el momento en que se van, me estoy sintiendo un poco mal. Me duele la cabeza, mis ojos se sienten pesados y mi cuerpo cansado. Me siento acurrucada en una bola en el sofá, mientras Lily se encuentra en el suelo pateando el juego de gimnasio que Harry le compró la semana pasada.
—¡Nena! ¡¿Quieres café?! —grita Harry desde adentro de la cocina.
—¡No, gracias! —le grito en respuesta, careciendo de energía para decir mucho más que eso. Escucho sus pasos, pero no me molesto en levantar la mirada.
—¿Desde cuándo no quieres café? —Se para en frente del sofá y se agacha delante de mí—. ¿Qué pasa? —pregunta; la preocupación es evidente en su tono.
Intento sonreírle y niego con la cabeza. —Nada, solo estoy un poco cansada, es todo.
Coloca la palma de su mano en mi frente y luego la rodea en mi nuca. — Tienes fiebre.
—¿Qué? No.
—Sí —dice, arrugando la nariz—. ¿Por qué no subes y te acuestas por un rato? Te llevaré una aspirina.
—Tal vez cuando Lily tome su siesta. Acabo de alimentarla, así que pronto debería sentirse somnolienta.
—Yo me encargo de Lily. Tú ve —ordena. —¿Estás seguro?
—Totalmente. Ve.
106
—Está bien. —Camino hacia las escaleras de nuestra habitación, me cambio a un suéter y, sin gracia, me tiro en la cama. Harry viene unos minutos después con una aspirina y una botella de agua. Estoy temblando del frío, así que me mete debajo del edredón para calentarme. No me toma mucho tiempo quedarme dormida.
La habitación está completamente oscura cuando me despierto. Miro el reloj en la mesita de noche y estoy sorprendida por lo tarde que es. Inmediatamente mis pensamientos van hacia Lily, ya que no ha sido alimentada en horas. Me saco el edredón de encima y me levanto. Mis músculos están adoloridos, duele caminar, y me doy cuenta que la fiebre ha regresado.
Abro la puerta y entro en el pasillo. Estoy a punto de bajar las escaleras cuando el sonido del agua corriendo se registra en mi cabeza. Me giro hacia la dirección del baño que se conecta con la habitación de Lily. Oigo la voz de Harry, pero es tan baja para mí que no puedo escuchar lo que está diciendo.
Camino de puntillas hacia la puerta, me inclino hacia delante, y cuando echo un vistazo en el baño, veo a Lily montada en su bañera para bebés y chapoteando con sus pies
Cuando el agua salpica, Harry se limpia la cara y se ríe. —Está bien pequeña traviesa, este es tu baño no el mío —le dice con una sonrisa. Cierra el grifo y agarra la toalla, expandiéndola en su regazo hasta que está completamente abierta. Saca a Lily de su pequeña bañera, la acuesta en su regazo, y suavemente la envuelve en la toalla.
La lleva a su habitación y la acuesta sobre la mesa para cambiar pañales. Luego le coloca el pañal sin vacilar, asegurándose de que está abrochado y en su lugar. Echa un chorrito de crema para bebés en sus manos y suavemente la frota sobre su piel. Por último, saca un pijama de su gaveta y la viste. Durante todo el tiempo, teniendo juguetonas conversaciones unilaterales con ella.
—Sé que estás parada allí, Mia. Puedes dejar de fisgonear.
Suelto una risita. —No estoy fisgoneando, es que eres tan bueno con ella. Es adorable.
—¿Te sientes un poco mejor? —Me mira, sus ojos se mueven por mi cuerpo como si estuviera buscando señales de vida.
—Todavía tengo fiebre, creo.
Carga a Lily una última vez antes de plantar un beso en su cabeza y colocarla en la cuna. —Regresa a la cama. Te llevaré más aspirina y un poco de té.
—Tengo que alimentarla.
—Ya lo hice.
Inclino la cabeza hacia un lado de modo interrogante. —¿Ya la alimentaste?
—Sí.
—¿Con qué? —Lo miro como si hubiera perdido la cabeza. Casi estoy asustada de escuchar su respuesta.
Camina por la habitación y se detiene cuando está a unos centímetros de mí. Su rosto muestra una pizca de humor cuando me sonríe. —Con uno de los muchos biberones de leche materna que tienes almacenado en el fondo de mi refrigerador.
Jadeo y me cubro los ojos, bastante segura de haberme puesto de varios tonos de rojo. —¿Sabías que eso se encontraba allí?
—Es un poco difícil de pasar por alto, nena.
—¿Crees que es asqueroso? —le pregunto, echando un vistazo a través de mis dedos
Quita mis manos de mi cara y niega con la cabeza. —No. Creo que así es la vida. Creo que eres una madre increíble y no tienes que esconderlo en el fondo del refrigerador. Ya sé que están ahí.
No digo nada, solo apoyo la cabeza en su pecho y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura.
Me abraza un momento, meciéndome de atrás hacia delante suavemente. — Vamos a llevarte a la cama. —Me mete en su costado y me lleva de regreso por el pasillo. Luego me ayuda a meterme a la cama y promete regresar con una aspirina.
Me quedo acostada allí, con mi mente corriendo a mil por hora. He visto atisbos de Harry vinculándose emocionalmente con Lily en el pasado, pero verlo con ella ahora simplemente me conmovió. Siento mis ojos llenarse de lágrimas no derramadas. No es que esté disconforme, sino triste de que Lily naciera en esta situación. Que no pudiera tener una madre y un padre que la amaran y la quisieran desde el principio. En cambio obtuvo a alguien como yo, que no sabía nada acerca de ser madre, excepto que no quería parecerse en nada a la mía. Me tuvo a mí, que debí llevármela para escapar tan pronto como salimos del hospital, yendo de ciudad en ciudad y escondiéndola en habitaciones de hotel hasta que finalmente llegamos aquí.
¿Qué tipo de inicio es ese para su vida? Alejo esos pensamientos de mi mente, recordándome que esta era la única opción, la única forma de que Lily y yo permaneciéramos juntas. Hice lo mejor que pude por nuestra pequeña familia y encontrar a Harry fue un bono increíble. Si se queda o no, estaremos totalmente en deuda con él.
—¿Estás bien? —pregunta Harry, sentándose en el borde de la cama.
—Sí. Solo pensaba en lo lejos que hemos llegado Lily y yo. Me preocupa, ¿sabes? Me preocupa que le esté haciendo daño, que no le esté dando lo que necesita.
—Eso es una locura. ¿Podría haber tenido una buena vida con padres adoptivos? Sí, Mia, sí podría y podría haber sido feliz, pero tú eres su madre. Quisiste la oportunidad de criarla, te merecías esa oportunidad y, cariño, estás haciendo un trabajo increíble. Ella es feliz, es amada y está bien cuidada. ¿Qué más podría pedir?
Dos padres que la amen...
Quiero decirlo, pero no lo hago. Porque no es su problema y de verdad no quiero que piense que Sarah tenía razón. Que estoy con él para que pueda tomar el lugar del papá de Lily, porque eso no es verdad
—Tienes razón —le digo con una pequeña sonrisa—. Solo dudo de mí misma a veces.
—Bueno no lo hagas. Nunca dudes de ti. —Besa mi frente y me da la aspirina. Me quita la botella de agua cuando he terminado de beber y me da un tazón de sopa—. Come. Necesitas tener algo en tu estómago.
Hago lo que me pide, sin darme cuenta de lo hambrienta que me encontraba, hasta que tomo un poco de la sopa caliente. Se siente extraño tener a alguien para que me cuide de esta manera.
Cuando era más joven y me encontraba enferma, tenía que valerme por mí misma. Apenas podía hacer que mi mamá me llevara al médico, por no hablar de que cuidara de mí. Veía la relación que mis amigos tenían con sus padres y deseaba tener lo mismo, pero mis padres se encontraban más preocupados por el dinero y su situación financiera. Honestamente, creo que me tuvieron para demostrar que tenían la familia perfecta.
Todo se trataba de apariencias para ellos, lo cual es el por qué haré lo que sea necesario para asegurarme que la crianza de Lily sea diferente. Quiero que su niñez sea mejor que la mía, y me aseguraré que eso suceda con o sin Harry.
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Strong |HS|
RomanceElla es mía. Ese fue el primer pensamiento que vino a mi mente cuando tomé a mi bebé en brazos a los diecisiete. No me importaba que mis padres ya hubieran prometido dársela a una familia adinerada. Que me estuvieran forzando a entregarla. Ella...