Capitulo 11

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Las próximas semanas pasan volando, y hago mi mejor esfuerzo para mantenerme alejada de Sarah en el trabajo y por suerte, ella es lo suficientemente profesional como para hacer lo mismo por mí. Me encanta trabajar con los niños y es perfecto tener a Lily cerca todo el día. Carol se ha encontrado conmigo para el almuerzo un par de veces y no puedo dejar de sentirme agradecida por el vínculo que se está formando entre nosotras. Tenerla cerca me convierte en una mamá más segura. Es genial tener a alguien que de vez en cuando me puede dar algunos consejos para padres.
Harry y yo hemos caído en una rutina simple. Pasamos tanto tiempo juntos como podemos con nuestros diferentes horarios y, sin importar qué, cada noche duerme en mi cama. Aunque cada día nos estamos acercando más, todavía no hemos cruzado ninguna línea. Nos besamos mucho, nos abrazamos y nos acurrucamos, pero no hemos ido más allá de eso. Creo que puede sentir mi duda en llevar nuestra relación al siguiente nivel. Probablemente crea que es debido al hecho de que no quiero ser madre adolescente de nuevo. Lo que no sabe, es que me aterroriza la idea de tener sexo con él. No es que no lo desee, o que no quiera experimentar ese tipo de conexión con él. La verdad es que quiero, pero el miedo de ser herida y utilizada sigue en el fondo de mi mente.
Esta mañana me escabullí de casa mientras Harry seguía dormido y luego de haberlo planeado con Carol, dejé a Lily en su casa todo el día. A su sugerencia, estoy tomando las riendas y planificando un día de diversión solo para Harry y yo. Es la primera vez que me alejo de mi hija sin que se deba al trabajo e incluso entonces, se encuentra en el mismo edificio. No estoy muy segura de cómo me siento al respecto, pero sé que Carol la cuidará bien, y podremos pasar un poco de tiempo a solas con Harry.
El olor a café recién hecho impregna mis sentidos cuando atravieso la puerta principal; Harry, obviamente, está despierto. Me dirijo a la cocina y camino en línea recta a sus brazos. Descansa su barbilla en la cima de mi cabeza y pone sus manos alrededor de mi cintura
—Buenos días. —Suspiro, disfrutando de la sensación de estar envuelta por él.
—Buenos días, jefa. Me desperté solo. ¿A dónde saliste corriendo?
—Acabo de dejar a Lily en casa de tu madre.
Me echa hacia atrás y me da una mirada inquisitiva. —¿En serio? ¿Por qué?
—Porque ella quería pasar tiempo con Lily. En realidad insistió y decidí aprovecharlo. Tú y yo vamos a pasar todo el día juntos... a solas. Lo tengo todo planeado.
—¿No debería ser yo el que lo planeara?
—Nop —respondo con un movimiento de cabeza—. Hoy me estás dando todo el control. Yo me hago cargo y simplemente tienes que aceptarlo.
—Simplemente aceptarlo, ¿eh?
—Sí —contesto con una sonrisa ladeada.
Baja su cabeza y toca su frente con la mía, dándome una mirada caliente que me hace cosquillas en todas partes. Mete sus pulgares a través de la correa en mis pantalones, manteniéndome efectivamente conectada a él. —Iré a cualquier lugar contigo —dice, justo antes de bajar sus labios a los míos por lo que podría pasar a la historia como el beso más dulce.
Le ordeno que se ponga ropa cómoda y abrigada mientras me ocupo de mis asuntos corporales. Sé que amamantar es la mejor elección por el momento, pero tener que bombear la leche a tiempo no es mi parte favorita de la maternidad. Trato de terminar lo más rápido posible y con la mayor discreción, la idea de que Harry sepa que tengo que hacer esto es vergonzosa. No quiero que me mire como una fábrica de bombeo-de-leche. Me gusta que me vea como algo más que una mamá. Treinta minutos más tarde, entramos en su camioneta, y yo en el asiento del conductor.
—¿Seguro que te parece bien que conduzca tu camioneta? Podemos tomar mi... quiero decir tu otro auto.
—Estoy seguro. Este es más cómodo que tu auto.
—Bueno —digo, teniendo esa familiar sensación cálida y difusa que consigo cada vez que me dice algo dulce. Algo reflexivo que me desequilibra y provoca que desaparezca mi resistencia contra su encanto.
—Así que... —Me codea, aplaudiendo y frotando sus manos—. ¿A dónde vamos?
Revoloteo mis pestañas hacia él de una manera burlona justo antes de girar hacia la carretera principal. —Ya lo verás.
—¿Por qué la repentina necesidad de mantener el secreto, ¿eh, jefa?
—Tu manipulación no funcionará conmigo, Harry —digo, dándole un puñetazo juguetón en el brazo—. No es un secreto. Es una sorpresa. Hay una gran diferencia, ya sabes.
—Cuidado con el golpe allí, golpeas como un hombre. Puedes lastimar a alguien con esa cosa —bromea.
—Ohhhh sí, cierto. Mia grande y mala.
Se acerca y desliza su mano en mi cuello, dándole un suave apretón. —No hay nada grande y malo en ti, Mia. Todo es suave y dulce.
Pasamos la siguiente hora escuchando música y hablando de cualquier cosa. Sé, por las indicaciones que lanza su GPS, que nos acercamos.
—Así que, obviamente, vamos a algún lugar en Filadelfia. ¿Todavía no puedes decirme dónde?
—¿Adivina?
—¿Al Museo de arte?
—No.
—¿Al Parque Franklin?
—No.
—Uy, ¿a la Campana de la Libertad?
—Algo que disfrutarías realmente —bromeo.
—Cariño, es domingo. Lo único que disfrutaría en un domingo de otoño es el fútbol.
Le sonrío alegremente.
—Nooo. ¿Vamos a un partido de los Eagles?
—De acuerdo con esta cosa —digo, señalando el GPS—, sí.
—¿Qué? ¿Cómo? —pregunta, luciendo completamente adorable, con una mezcla de sorpresa y excitación.
—Conozco gente —digo. Cuando Steven descubrió que quería hacer algo agradable por Harry, fue capaz de conseguirme un par de asientos por parte de un amigo suyo que tiene boletos para la temporada. Sabía que iba a ser la sorpresa perfecta para él.
Momentos después, estacionamos y nos dirigimos hacia el estadio.
Nos acompañan a nuestros asientos y Harry me mira y sonríe.—¿Cómo conseguiste asientos justo en la línea de la yarda cuarenta?
—¿Es bueno?
—¿Es bueno? Mia, estos asientos no podrían ser mejores. —Nos acomodamos en nuestros asientos y por las próximas horas, Harry y yo somos una pareja. Una verdadera pareja. Me explica lo que está pasando en el campo. Nos agarramos de las manos y nos acurrucamos entre sí para mantener el calor. Es hermoso, simple y normal, y alimenta una parte de mi alma que ha estado vacía durante mucho tiempo, una oscuridad en mí que está hambrienta de luz solar. Me siento como si hubiera estado luchando contra la corriente durante tanto tiempo y con Logan por fin puedo dejarme llevar. Por fin tengo la libertad de ser yo, al fin puedo permitirme confiar un poco.
Harry se da cuenta de que estoy exhausta cuando termina el partido y opta por conducir a casa.
—¿Vamos a recoger a Lily? —pregunta mientras entramos a la carretera.
Dudo por un momento, de repente muy consciente de mi respuesta. —No. Tu madre y tu padre van a cuidarla toda la noche.
Aparta la mirada y se aclara la garganta. —Oh, está bien. Eso fue amable de su parte.
—Sí, pero siempre podemos llamarlos y recogerla si crees que es demasiado.
—No, no. Creo que es genial que te estén dando la noche libre, además de que todavía no tienen nietos, así que te puedo garantizar que lo están disfrutando.
—A nosotros. Nos están dando la noche libre. Sé que su llanto también te despierta.
—No es ninguna molestia. Amo a esa niña.
Inhalo profundamente; escucharlo decir que ama a Lily es como un sueño. Causa una punzada en mi pecho y mis ojos empiezan a arder con las lágrimas no derramadas. Pensar en que Lily tenga a Harry en su vida, un hombre bueno y honesto que pueda enseñarle y mostrarle la diferencia entre el bien y el mal, es casi demasiado para asimilar. Ya me había resignado a la idea de criarla por mi cuenta como madre soltera. Nunca habría creído que alguien tan increíble como él querría estar conmigo, una madre adolescente a la fuga.
—Ella, um... también te ama —digo en voz baja.
Tira mi mano en su regazo y entrelaza nuestros dedos; una conexión que, de alguna manera, se siente diferente. Más fuerte, si eso es posible, y de repente, no puedo esperar para llegar a casa. No puedo esperar para estar a solas con él, y ver lo que nos depara la noche.

Strong |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora