Desde el borde de la orilla podía escuchar a los hijos de Hefesto trabajar hasta tarde. Sus martillos chocaban contra el metal celestial, haciendo nuevas armas que ayudarían a los semidioses en la disputa.Donghyuck estaba cansado pero los nervios no desaparecían por culpa de los acontecimientos previos. Taeyong les había dado una semana, después se produciría el ataque.
No podía entender cómo todo había ocurrido tan rápido. Taeil no era quien parecía ser y todos aquellos secretos iban a llevar al campamento a la ruina.
Con fuerza siguió arrojando piedras al lago. Piedras que causaban ondas en la superficie desdibujando el reflejo de la luna. Luna que le recordaba a la hipnótica mirada de Taeil. Aquello le cabreaba, no poder pensar en otra cosa que no fuera el rubio. Donghyuck se había convertido en un sol y Taeil era la luna orbitando cerca suya. Aunque nunca lo suficientemente, siempre lo suficientemente lejos para no quemarse.
—Vas a cabrear a las Nereidas si sigues haciendo eso. Ya le has dado a una.—
Una mujer de cabellos y ojos como la plata apareció detrás suya. Tal fue la sorpresa que el pelinegro estuvo a punto de caer dentro del lago junto a las enfadadas ninfas. Donghyuck conocía a aquella mujer. Ella solía aparecer en sus sueños.
—¿Que haces aquí?— Donghyuck estaba confundido. Nunca había conocido a Selene.
—Son tiempos de guerra. Vengo a traer un poco de luz en tu nublada mente.— Selene se acercó cautelosamente al pelinegro. Sus ojos le sonrieron dándole confianza.
—Has estado observando— Ella asintió ante la pregunta del pelinegro.
—Mi hijo y tú sois mis protegidos os he elegido a vosotros aunque eso cambie completamente el destino. Donghyuck, olvídate de lo que has visto sobre el futuro. Sólo tú puedes forjar tu destino. Mi hijo y tú sois los únicos que escapais de los hijos de las tres hermanas.—
Donghyuck podría escapar si quisiera. Irse lejos con Taeil, pero abandonaría su hogar. Aunque le costase decirlo, aún tenía cariño al campamento.
—Le quiero. Es algo inevitable, no puedo estar sin Taeil.—
Selene sonrió al pelinegro y acarició su rostro. Sus ojos grises quisieron decirle algo pero ella se esfumó antes de poder hablar.
—Perdóname—
Jaehyun estaba detrás del hijo de Hades.
Le dolía ver lo mucho que se había alejado de él. Ahora Donghyuck era completamente distinto. Era más maduro y más letal que nunca.—Te perdone desde el momento en el que te fuiste.—
Se abrazaron después de tanto tiempo distanciados.
Se avecinaba una guerra y nadie podía saber que ocurriría. Nadie menos el oráculo.
Nos
Volveremos
A
Ver
En
Los
Campos
Elíseos
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𝐂𝐚𝐦𝐩𝐨𝐬 𝐄𝐥𝐢𝐬𝐞𝐨𝐬; 𝐓𝐚𝐞𝐡𝐲𝐮𝐜𝐤
Fanfiction𝘏𝘢𝘦𝘤𝘩𝘢𝘯 𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘩𝘪𝘫𝘰 𝘥𝘦 𝘏𝘢𝘥𝘦𝘴, 𝘭𝘰𝘴 𝘩𝘪𝘫𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘏𝘢𝘥𝘦𝘴 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘴𝘰𝘯 𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘷𝘪𝘴𝘵𝘰𝘴, 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘭𝘭𝘰 𝘴𝘦 𝘰𝘤𝘶𝘭𝘵𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘧𝘢𝘯𝘵𝘢𝘴𝘮𝘢𝘴. 𝘔𝘰𝘰𝘯 𝘛𝘢𝘦𝘪𝘭, 𝘶𝘯 𝘩𝘪𝘫𝘰 𝘥𝘦 𝘈𝘱𝘰𝘭𝘰...