𝐀𝐭𝐞𝐧𝐞𝐚; Ἀθήνα

260 55 2
                                    

Jaehyun era mejor que cualquier dios.

Él era castaño con ojos grises al igual que los de su madre.

Su cuerpo estaba bastante trabajado para solo tener 16 años.

Aunque era bastante mayor teniendo en cuenta que la mayoría de semidioses no llegaban a los 25 años.

Él sabía cómo ganar a cualquier hijo de Ares con un giro de espada. Había vivido en el campamento desde los 11 años.

Él no necesitaba la fuerza, solo se basaba en su conocimiento.

Normal de un hijo de Atenea. Hijo de la sabiduría y la estrategia de batalla...

Jaehyun odiaba hablar de sus cicatrices.

Haechan adoraba cada una de ellas. El pelinegro adoraba las marcas en las personas porque cada una representaban una historia.

Él tenía una en su pecho, como si hubieran querido atravesar su corazón.

Pero el pelinegro aún no recordaba nada de su pasado ni de la razón de aquella marca.

-¿Atenea habla contigo?-

El pelinegro temía admitirlo pero se sentía muy solo por las noches.

Su cabaña estaba vacía, no tenía hermanos no habían más hijos de Hades.

Por el día tenía a Jaehyun, él le enseñaba lo fundamental y le contaba historias de los antiguos semidioses.

Haechan no quería crecer, quería tener siempre 12 años, así las tragedias que le ocurrían a los semidioses que crecían no le ocurrirían a él.

-Hae, normalmente los dioses están ocupados y no hablan con sus hijos. No te preocupes por eso.-

Habían pasado 4 meses desde la llegada del pelinegro al campamento.

Sabía que su padre no quería saber nada de él.

-Hades no es un Dios para mí-

𝐂𝐚𝐦𝐩𝐨𝐬 𝐄𝐥𝐢𝐬𝐞𝐨𝐬; 𝐓𝐚𝐞𝐡𝐲𝐮𝐜𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora