Entonces el poco aire que me rodea cada vez en más denso, no puedo respirar bien. Me quedo quieta junto a él y no digo nada, incapaz de decir algo, incapaz de moverme. Toda esta en silencio, excepto mi mente, me pasan muchísimas preguntas por ella.
Ninguna de ellas he dejado de hacer lo que están haciendo.
¿Es un narcotraficante? Me grita la Anna sensata en mi interior.
Sí. Responde la Anna atemorizada en un rincón.
— ¿Por qué están en ropa interior? —Pregunto, porque me niego a ser una cobarde, me niego a salir corriendo.
—Por su propio bien. Si usaran ropa el polvo se podría penetrar en su ropa y sería peligroso para ellas salir así, y porque ya hemos tenido casos que han intentado robar. Nosotros no hacemos la droga, ella llega de Colombia y aquí la revisamos, eso es lo que ellas hacen, para luego distribuirla a diferentes estados de Estados Unidos. —Dice, y se cruza de brazos—. Tienes que estar consciente que nosotros no vendemos la droga a chicos colegiales, la vendemos a ministros, a gobernadores, a sicarios. No malbaratamos la vida de ningún adolescente.
—Pero Dios mío, esto es un delito. —Digo completamente en un hilo de voz.
Él me está mirando en una expresión inexplicable, por lo que respiro hondo y trato con mil demonios de no dar la imagen de estar aturdida, pasmada o aterrorizada.
Pero una parte de mi me dice que tengo que hacer lo correcto, que tengo que salir corriendo de aquí, tengo que salir corriendo de él. Porque lo que hace es ilegal, y mi madre estaría muy decepcionada de mí. Que sabiendo esto y teniendo pruebas de esto lo deje ir. Pero la otra parte de mí no quiere.
Le decisión la tengo yo, pero la oportunidad de hacerle pagar por esto me la esta desbaratando con esa mirada penetrante que tiene sobre mi ahora mismo.
Observo como una luz al final de pasillo sobresale. Y en frente hay una puerta de hierro, exactamente igual a la que encontré en su casa.
— ¿Qué hay ahí? —Pregunto, y señalo en dirección a la puerta.
Él ni siquiera se gira, pero sabe perfectamente de que le estoy hablando.
—N-no es nada. —Intenta sonar estable, pero no le sale—. Debemos irnos.
Me toma por el brazo, y me hace caminar en dirección a la salida, tan rápido que mis pies se tropiezan con ellos mismos torpemente. Si no fuese porque él me está sosteniendo lo suficientemente afanoso, ahorita estuviese en el piso.
Me abre la puerta del co piloto, por lo que deduzco que él va a conducir.
La carretera aún está un poco mojada y no hay estrellas, ni luceros que adornen el cielo. Solo hay un silencio absoluto en el auto y lo odio.
Quiero preguntarle como regresara a casa, pero no quiero ser yo quien rompa el silencio, los dos estamos absolutamente callados y no sé cómo demonios hemos llegado a esta situación. Un momento estamos comiendo una exquisita comida italiana y en otro estamos aquí, en silencio porque ninguno de los dos se atreve a decir algo sobre lo que acaba de suceder.
Yo tenía esperanzas de que Harry no fuese nada de esto, pero lo es y no sé qué hacer. No si hacer lo verdaderamente correcto.
Ha estacionado en frente de mi casa hace ya cinco minutos, pero ni me he bajado ni él lo hace.
—Entonces supongo que no quieres saber nada más de mí. —Dice, sin ninguna intención de mirarme, y sus nudillos están sumamente blanco por lo fuerte que aprieta el volante.
—No lo sé. —Digo, antes de tragar el nudo que se me hizo en la garganta—. Tengo mucho que pensar, tal vez puedas llamarme mañana.
— ¿Realmente quieres que te llame? —Su voz suena triste y definitivamente no quiero que suene así, pero tampoco estoy dispuesta a que juegue con mi mente de esa manera, el aquí no es la víctima. Estoy enojada con él y conmigo misma.
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Heaven [ Harry Styles]
Fanfiction❝-Sabes que vas a ir al infierno por esto ¿no? -Le reprendí. -¡Que bueno! Porque soy alérgico al cielo.❞