Heaven [ Harry Styles]

27. Ha terminado cariño, vayamos a casa

Punto de vista de Harry.

— ¿Estás seguro de que va a funcionar?

— ¿Confías en mí?

—Por supuesto que confío en ti Hoper.

—Entonces va a funcionar.

Me llevo alrededor de diez minutos procesar toda la información que Hoper acababa de darme, sería demasiado arriesgado tentar a ese tipo de trampas. Pero nunca hemos fallado en nada, y el no haría algo que pusiera la vida de Anna en peligro sabiendo todo lo que ella significa para mí.

Le entregaríamos el barco, pero no con la mercancía. Haremos un traspaso hacia otro y el obviamente mandara a sus hombres para asegurarse que no sea un trampa, maquillaremos todo el trabajo y en el momento que nos entregue a Anna, prenderemos en fuego el almacén.

Nada tiene porque salir mal.

Punto de vista de Anna.

Abro los ojos y pestañeo un par de veces mientras los acostumbro a estar abiertos, es como si estuve dormida durante medio siglo. Mi cabeza quiere estallar, mis huesos duelen como si los hubiesen quebrado sin misericordia y quiero estrujarme los ojos, pero no puedo mover las manos, los pies. ¡No me puedo mover! ¿Qué demonios?

Comienzo a mirar para todos lados y no reconozco nada de lo que veo, el olor a gasolina se impregna en mis fosas nasales y tengo ganas de vomitar. Estoy sentada en una silla atada con sogas de piernas, pies y manos. El lugar es totalmente oscuro y la suciedad que le rodea pareciera que nadie estuvo aquí por varios meses, no hay una sola venta que me diga si es de día o de noche pero por el frio infernal supongo que ya es casi de madrugada.

¿Dónde estoy? ¿Qué es todo esto? El pánico se apodera mí instantáneamente y empiezo a moverme pero es inútil, lo único que voy a conseguir es caerme de la silla y será mucho peor. Tengo que actuar con sensatez, no puedo perder los estribos, no puedo tener miedo aunque las ganas de llorar quemen mis entrañas.

Finn Haynes. Es lo único que se me viene a la mente en el momento que comienzo a recordar cuando fue la última vez que estuve despierta.

—Por fin se despierta la bella durmiente. —Una voz hace eco en la habitación y comienzo a ver para todos lados.

Una silueta sale de las sombras y puedo reconocer al malnacido que tiene una sonrisa enferma dibujada en su rostro.

El miedo recorrió cada estación de mi piel, pero no podía tenerle miedo, no debía mostrarle miedo. Si hay una cosa  que he aprendido alrededor de la mafia es que no puedo mostrarle miedo al enemigo, sé que Harry estaría orgulloso de mí.

Dios mío Harry. ¿Dónde estás?

—Eres demasiado miserable, déjame informarte. —Escupí con amargura en cada palabra.

—Tan miserable que te tengo aquí, ¡vaya! Soy un maldito amo. —Aplaude satisfecho para sí mismo.

—Mírate, no eres ni la cuarta parte de lo que son Hoper y Harry, solo eres su sombra, siempre estarás muy por debajo de ellos, porque eres una rata asquerosa. —Hablo saciada con un tono natural.

La expresión en su rostro me indica que he tocado un punto débil.

—Maldita perra. —Suelta un golpe a puño abierto en mi mejilla que me hace voltear la cara y escupir sangre.

Duele como el infierno, pero me obligo a reprimir el dolor.

—Cobarde. —Sé que estoy tentándolo demasiado, pero mi ira habla por sí sola—. Poco hombre.