CAP 3

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Secretos en las paredes

– Vengan por aquí. –alienta la señora Lili y nos guía por los angostos pasillos repletos de libros.

– Así que, sabe porqué estamos aquí. –digo y veo como sonríe, Luka bufa por lo bajo divertido y sigue caminando.

– Con el tiempo empiezas a ver ciertos patrones repetitivos en las personas, y Luka ya lleva un largo tiempo aquí, querido. Créeme. – y alarga risueña.– Ya hasta pensábamos en instalarle una cama entre los estantes del segundo piso.

– ¡Ey! No es así... Bueno, tal vez, si. –susurra para si mismo y ve hacia otro lado, escapando de mi mirada.– ¡Oh, llegamos!

Ignoro que cambió de tema y miro a donde señala; hay una puerta oculta entre la pintura negra del tapizado de la pared. De primer vistazo, intuyo que se trata de un sótano o de las escaleras que llevan al siguiente piso, pero esas ideas se disipan cuando Lili abre la puerta haciendo uso de una diminuta llave dorada.

– No olviden ordenar lo que utilicen, si quieren algo de comer pueden sacar de la despensa, pero cuidado ensucian los libros con comida. Los ratones se pueden enterar. – dice Lili y sonrie por última vez antes de volver por el pasillo de antes.

En el interior de la reducida habitación, hay una una fila recta con tres palancas de distintas formas y colores, además de un arco de ladrillos que las resalta en la parte superior. Luka entra y yo imito su acción.

Esto se me hace familiar. Chasqueo mi lengua y digo:

–¿Esta es la parte donde hacemos un monólogo sobre cuál es la palanca correcta?

Él sonríe de lado y alza una ceja.

– Nop.

Su brazo se alarga en un movimiento limpio y de pronto una puertilla se abre en nuestros pies. Caemos a merced de la gravedad y no puedo evitar dejar salir un grito agudo que creo que deja sordo a Luka, y a medio condado. Inspecciono a unos centímetros a mi lado y él se encuentra dando leves gritos de emoción y adrenalina mientras se deja caer.

Cuando siento que ya llevamos más de lo normal en el aire, miro mis zapatos y una malla blanca nos espera unos centímetros más abajo. No obstante, la atravesamos como si de viento se tratase y nuestra velocidad de caída disminuye conforme avanzamos por otras mallas más. Hasta que la última malla cual nube nos da su despedida y caemos en una especie de piscina de pelotas y almohadas con trampolín de base.

Esa no la vi venir.

– ¿Pero qué acaba de pa-

– Shh, solo disfruta la sensación del gromern 2.0 mientras aún puedas.

Mi entrecejo se contrae y miro mis brazos por inercia al sentir algo suave en ellos. Una delicada bolita que parece de algodón se desliza de mi antebrazo y disuelve en el aire, desapareciendo de mi vista, dejando una fresca sensación sobre mi piel.

Luka suspira ensoñador luego de que todas las motas de algodón desaparecen y declara:

– Luego de diez veces empiezas a creer que es verdad y no se trata de un sueño... Nunca me cansaré de hacerlo.

Luego estaba yo, mareado y apunto de vomitar, sintiendo como las partes más frías de mi piel entraban en guerra con la piel a temperatura normal.

EL CHICO DEL TIEMPO #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora