Capitulo 8:"Si o Si" II parte

641 25 1
                                    

Cuando al fin se marcharon, mis amigos me prometieron volver mañana para ir al parque de diversiones, llegarían Freddy y Bryan para celebrar el cumpleaños de Jos y así tendríamos un día de diversión.

—Si yo fuera tú, no hablaría nunca más en mi vida con Sandy —regañé a Jos mientras nos sentábamos en el comedor. La mesa ya estaba servida, había café, chocolate caliente, galletas, pasteles y tostadas.

Comimos en silencio hasta que Jos habló.

—En realidad, yo le pedí eso… —escupí todo el chocolate que estaba bebiendo sobre la mesa.

¿Que él había hecho qué?

—¿ah?

—Bueno, los necesitaré ¿no? —me dijo como si nada. Yo estaba ahogándome con el propio aire que respiraba.

—Así que el pequeño Jos es un pervertido —le dije más como un reproche que como una broma.

Me acarició otra vez la mano, pero la aparté antes de que surgiera su efecto. Me miró sorprendido, estaba quebrando la tregua y no me importaba, no podía hablar de esas cosas como si fuera lo más normal del mundo –en realidad, lo era, pero tampoco quería darle la razón-.

—No sé por qué te pones así, sólo son condones, nada del otro mundo —me respondió. Controlé las ganas que tenía de zarandearlo, no me incomodaba que me hablara de esas cosas, ya estábamos grandes. Lo que en realidad me enojaba era el hecho de que se los había pedido a Sandy.

—De todas formas, no has estado con una chica desde los quince, y eso que fue tu primera novia, ¿para qué los necesitas ahora, pequeño pervertido?

—Los guardo para una chica especial, pronto estaremos juntos y quiero estar preparado —y ahí fue cuando los celos aparecieron.

Odiaba admitir que aún sentía cosas por Jos. Era estúpido porque el único trato que teníamos era el de hermanos, eso parecíamos. Sin embargo, esa oleada de rabia que se acumulaba en mi pecho no era casualidad, el sólo imaginar que Jos pensaba en acostarse con otra persona me revolvía el estómago y me quitaba el apetito.

—Eres repugnante —le bramé y me levanté furiosa. Dejé la comida a medio comer, pero no me importaba, Jos había hecho que todo me supiera asqueroso.

—¿Qué dije ahora? —escuché que decía.

Me encerré en mi cuarto y no salí de allí hasta que Marina tocó mi puerta para decirme que la abuela había llegado. Demoré en bajar porque cepillé mi cabello, la abuela siempre me decía que parecía un nido de pájaros.

Abajo todos conversaban alrededor de la chimenea, habíamos dejado las luces de navidad puestas e iluminaban la estancia de modo que se viera mágica. Ignoré olímpicamente a Jos y me senté al lado de la abuela. Le di un abrazo enorme y me comí las galletas que me trajo.

A la hora de almuerzo llegó Maria, venía con una maleta ya que se quedaría todo el fin de semana, Marina no paraba de sonreír y de abrazarla.

El día transcurrió tranquilo desde que los compañeros de Jos se marcharon. Por la tarde aparecieron los abuelos de Jos y con eso las visitas estaban completas, sólo faltaba la cena que tenían preparada para la noche y al fin acabaría la tregua. Las ganas que tenía de gritarle a Jos eran incontrolables.

Fui lo más educada posible con todos, evitando dirigirle la palabra a Jos. La abuela se dio cuenta y me preguntó el por qué estaba así.

—Porque es un idiota —le contesté.

ERES LA CANELA DE MI ARROZ 《jos y tu 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora