Capitulo 19: Confundida II parte

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Los ojos de Jos destruyeron mi alma. Yo sólo quería hacerlo feliz, nada más. En cambio iba y me ahogaba.

—Casi me matas del susto —me dijo en un susurro mientras besaba mi frente.

—¿Qué te sucedió, cariño? —me preguntó Ellen. No supe responderle, cosa que los dejó más preocupados.

—Jos, deberías llevarla al médico, no es normal que suceda esto.

Sostuve el brazo de Jos y le supliqué que no. Hacía frío, lo más probable es que sólo tuviera una enfermedad común, nada de que preocuparse.

—Vamos, a la cama, descansa hasta que llegue la hermana de Fred —me dijo finalmente. Subimos, pero yo fui a mi habitación.

Cerré la puerta en sus narices y maldije todo lo que pude. Era una estúpida, ni siquiera podía comportarme como una chica dulce y tierna. Ni siquiera sabía por qué esto me enfadaba tanto, era absurdo.

¿Por qué me esforzaba tanto?

Recordé el día de ayer, cuando fui a separar a Jos de Sandy. Iba decidida, sabiendo lo que debía hacer. Hoy no tenía la menor idea de nada, todo era demasiado confuso, las preguntas nadaban en mi mente y me hundían en la incertidumbre de las dudas.

Me acosté en mi cama y me tapé hasta la cabeza, sin importarme que el vestido se estropeara. Minutos después, que me parecieron una eternidad, escuché que alguien entraba. Jos me destapó un poco y frunció los labios en una mueca, estaba vestido y eso me hizo sonreír.

—Te vestiste —le dije, pero mi voz sonó ronca—. Me hiciste caso.

—Sí —se limitó a decir. Estuvo de pie unos segundos y luego se metió a la cama conmigo. Se acomodó a mi lado y me abrazó por la cintura, su aliento chocó contra mi rostro y eso me hizo sentir mejor. Extrañaba tenerlo para mí.

—Lamento haberte ignorado —susurró—. ¿Sabes que te amo, cierto?

Oculté mi rostro en su cuello y comencé a decir todas las cosas que me atormentaban en ese momento:

—Ya lo sé, y eso es lo peor. Me gustaría decírtelo, pero no puedo. Simplemente no lo siento, o tal vez no me he dado cuenta y no quiera reconocerlo.Creo que lo mejor sería que estuvieras con otra chica, con una que de verdad te aprecié y que no miré a otros chicos porque sí, una que no te haga enojar y que soportes. Todavía me pregunto por qué te quieres casar conmigo, si negaste con tanta facilidad nuestro compromiso frente a Sandy. A veces pienso que me pediste matrimonio para fastidiarme o porque no tienes sentido común. ¡Vamos, Jos, soy el prototipo de chica que nadie quiere! ¿Por qué tú me tenías que querer? ¿Por qué el chico que odio? -

Estaba llorando, no lo había soportado más. Nunca antes le había dicho a alguien lo que pensaba o lo que sentía, pero necesitaba desahogarme. Mi voz fue casi inaudible, y supe que no fue por el llanto, me había enfermado. Era patética.

—No vuelvas a decir algo semejante nunca más en tu vida, ¿me oíste? —dijo Jos de repente. Aparte mi rostro de su cuello y lo miré a los ojos.

Esto no era lo que quería, sólo había logrado encantarme más con Jos. Era el chico más esplendido que haya conocido en mi vida. Pero yo no era para él.

—Es la verdad… —le dije suspirando—. Tú tienes todo lo que deseas, todo lo que te propones lo consigues… en cambio, yo ¿Qué soy? ¿_____ Descerebrada?

—La chica que amo desde los ocho años —me interrumpió.

Sonreí, nació con naturalidad esa sonrisa. Al igual que el beso que le di. Sentí ese fuego otra vez, ese que no sentía desde hace un mes, desde la última vez que junté mis labios con los de Jos. Pude sentir como si todo estuviera en cámara lenta mientras acariciaba la boca de Jos.

Cuando nos separamos, hice una lista mental de todos los besos que él me había dado y de los que le robé: me faltaban muchos para alcanzarlo.

—No sabes cuanto extrañé eso —me dijo.

—¿Y por qué no lo hiciste antes, idiota? —le pregunté tan bajo y ronco, que mi voz apenas fue perceptible.

—Porque si no todo esto no hubiera resultado —no entendí a que se refería, así que me lo explicó—: Mi plan para enamorarte. Los celos con Sandy, que te sintieras dejada de lado, que comenzaras a necesitarme. De verdad lo siento mucho si te hice sufrir, pero lo hice para saber si tú me querías o si sólo perdía mi tiempo.

Si la situación no fuera tan delicada, y no me sintiera tan mareada, lo habría botado de la cama. Pero las ganas de seguir escuchándolo y sentir un abrazo suyo otra vez le ganaban al enojo.

—¿Y cuál es tu veredicto?

—Que seguiré luchando porque al parecer algo sucede aquí —me dijo, tocando mi pecho con su mano. Mi corazón latía deprisa, de emoción y algo más que no supe definir.

—Me alegro… —y lo volví a besar.

No sabía que hora era, pero seguro la hermana de Freddy estaría por llegar. Sin embargo, cada minuto nuevo que marcaba el reloj parecía una tortura para mi cuerpo, me sentía enferma y cansada. Aunque el calor de Jos ayudaba bastante.

De pronto, y sin previo aviso, la voz de Jos inundó mis oídos. Al principio creí que cantaba, su voz era armoniosa y suave, pero luego me di cuenta de que en realidad estaba recitando.

—“¿A un día de verano compararte? Más hermosura y suavidad posees” —empezó a recitar, haciéndome cosquillas en el cuello con sus susurros.

—…toda belleza alguna vez declina, ajada por la suerte o el tiempo. Pero eterno será el verano tuyo. No perderás la gracia, ni la Muerte se jactará de ensombrecer tus pasos…

Entonces reconocí el poema.

“A un día de verano compararte”. El poema que la maestra leyó cuando tenía nueve años.

—Es el poema de cuando me ayudaste —le dije.

—Sí, bueno… en realidad, no lo hice. Ese día sólo te miré y pensé en amor, y al perecer lo dije en vez de pensarlo.

—Ya sabía yo que no eras el niño genio que todos creían.

—Tomaré eso como un cumplido, aunque no se le parezca en nada —nos pusimos de pie para ir a esperar a la hermana de Freddy. Mientras bajábamos las escaleras, Jos me reveló otra cosa más—: Y cuando nos encontramos en el bosque de la escuela, en realidad me había peleado con Sandy y sus hermanos por defenderte, no por una tarea. Nadie te dice Descerebrada.

Y esa fue la gota que rebalsó el vaso. El Jos de siempre había vuelto y eso me convertía en la chica más feliz del universo. Y esta vez no lo estropearía, cuidaría de nuestra relación para no volver a sufrir nunca más.

—Ya siento que te amo… —le dije finalmente tomándole la mano cuando bajamos el último escalón. No vi su rostro, pero por su mano temblorosa supe que le gustó escuchar eso.

Me detuve en seco cuando nos dirigimos al living. Nuestras sonrisas se apagaron por una expresión de asombro. Una chica alta, de cabello castaño con mechas calipsos, de abrigo verde y unos enormes y bellos ojos azules nos esperaba acompañada de Freddy.

—No me digas que tú eres… —farfullé, pero la chica me interrumpió.

—¡Soy Martu, mucho gusto! Organizaré su boda ¿No les parece genial?

—¡Genial, nos casaremos en el País de Nunca Jamás! —exclamó Jos entre risas. Le di un codazo para que no la molestara por su aspecto alocado y su impresionante ánimo.

Organizaríamos la boda… no había retorno, esto era oficial.

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El día de la boda se va acercando cada vez mas :3

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ERES LA CANELA DE MI ARROZ 《jos y tu 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora